Sigo a Cristina hasta llegar a un 4×4 negro impecable. Pues sí que da un sueldo de profesora, ¿eh? Y eso que no lleva casi nada en la profesión.
Abre con el mando las puertas del coche y me abre la puerta del copiloto para que entre. Al sentarme cierra la puerta y pasa por delante del coche y va hacia su puerta. Entra, enciende el motor y comienza a conducir.
—¿Hay mucho trayecto? —le pregunto curiosa, sinceramente no tengo ni idea de donde está éste restaurante. Ni me había enterado de que habian abierto uno nuevo.
—Un poco. —dice sin despegar la mirada de la carretera.
—¿Con un poco te refieres a mucho?
—Sí. —dice sin más.
—Cuando dijiste que habian abierto un nuevo restaurante pensé que te referías a que lo habían abierto aquí. —digo alzando una ceja mientras la miro fijamente.
Llegamos a un semáforo y para el coche. Se gira y posa su mirada en mí.
—Esa era mi intención, que pensaras que estaba aquí. —sonríe levemente.
Alzo una ceja confundida. Ríe.
—Verás, si decía que el restaurante estaba a cuarenta minutos no habrías aceptado ir.
—¡¿Cuarenta minutos?! —exclamo.
Ríe y pone en marcha el coche de nuevo.
—Yo no le veo la gracia... —digo mirando hacia la ventana— espero que valga la pena... —digo volviendo a posar la mirada en ella.
—Eso no lo dudes.
Después de esto nos quedamos en silencio por un largo rato pero no era para nada incómodo. De vez en cuando la miraba y ella cuando podía hacia lo mismo. Pusimos la rádio para que el viaje fuera más entretenido.
Llegamos y nos bajamos del coche. Cierra el coche con el mando y nos dirigimos hacia el restaurante.
Entramos y lo único que puedo hacer es quedarme con la boca ligeramente abierta.
—Wow... —es lo único que logro decir — es realmente increíble... —ríe mientras contempla también el restaurante.
—La verdad es que sí. —dice— vi algunas fotos por Internet pero he de decir que en persona es mucho más increíble.
El restaurante es realmente fantástico. Tiene un toque que le hace glamuroso. Las paredes tienen un toque rústico el cual hace que te sientas realmente cómoda y en otra dimensión. Hay varios cuadros en las paredes de paisajes que te envuelven haciéndote salir de todo pensamiento y enviándote a un universo paralelo en el que sólo estás tú y este increíble lugar, sin nadie más. Desde una de las ventanas se puede ver una fuente en la que el agua cae como una cascada. Las mesas y las sillas son sencillas pero con ese glamour que desprende el restaurante.
—Melanie.
Una voz me saca de mis pensamientos.
—¿Sí? —consigo decir.
—Vamos, ya tienen nuestra mesa.
Nos dirigimos hacia nuestra mesa y nos sentamos esperando al camarero.
—Y dime, ¿compensa el viaje que hemos hecho? —dice mirándome fijamente.
—La verdad es que sí... —digo contemplando de nuevo el restaurante.
—Te dije que no dudaras. —sonríe y le devuelvo la sonrisa.
Cojo la carta y miro que podría pedir. Ella hace lo mismo.
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La profesora de mis sueños.
RomanceCreía no saber lo que me pasaba o simplemente rechazaba esa absurda idea que habitaba en mi mente, pero todo lo absurdo se volvió común desde que te conocí. Derribaste mis muros y me enloqueciste hasta el punto de ser el pilar que sujeta esa poca co...