Capítulo 12

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Estamos volviendo para clase para coger el almuerzo e irnos para fuera, nos hemos perdido dos horas de clase. Lo sé, menuda charla más larga. Siempre es igual, sea lo que sea lo que vayan a decir lo alargan muchísimo.

Nos han hablado de las fechas de las vacaciones, las excursiones, colonias, quedadas, horario del comedor y me parece que nada más. Todo lo ha hablado Dayana mientras pasaba con un mando las diapositivas de la pantalla gigante. En ella mostraba el horario del comedor y las fechas de las vacaciones en grande para que todos lo pudieramos ver. También nos enseñaba fotos del sitio donde iremos cada curso. Cada uno irá a un sitio diferente. Han intentado que todos en fechas distintas pero algún curso coincide así que habrá cuando el centro esté casi vacío de alumnos y de profesores. Simplemente perfecto. Las fotos enseñan sitios realmente increíbles y me han entrado muchísimas ganas de ir ya. Luego también han enseñado imágenes de los sitios donde haremos las quedadas y todo eso. Total, imágenes y más imágenes y hablar y más hablar. Mejor esto que hacer clase, siempre.

Ya hemos cogido el almuerzo y nos dirigimos hacia nuestro sitio de siempre. Estábamos llegando cuando vemos que hay alguien en nuestro sitio. ¿Cómo se atreven?

—Serán zorras —digo cabreada— ¿cómo se atreven? Éstas no saben quién somos.

—Tranquilizate Mel —dice Lauren— ahora les decimos que se piren.

—¿Y si no se quieren ir? —interviene Camila.

—Pues se irán a la fuerza —digo caminando hacia allí.

Llegamos a nuestro sitio y Dinah empieza a hablar.

—Perdonad, éste es nuestro sitio. ¿Os importaría iros?

—La verdad es que sí —dice una tía pelirroja con un piercing en el labio y en la ceja. Realmente fea.

—Ya os estáis yendo si no queréis terminar mal —dice una tía rubia con mechas rojas y bastante corpulenta.

—No nos pensamos mover, éste sitio es nuestro —digo haciendo énfasis en la palabra nuestro mientras cruzo los brazos moviéndome ligeramente hacia adelante.

—Mira morenita, más te vale irte por ti misma, no quieras verme enfadada. —salta otra de ellas, digamos que la más "normalita" ya que sólo tiene el pelo teñido de rojo y un piercing en la lengua.

—Qué miedo. —digo girando los ojos aún con los brazos cruzados.

Se levanta y se dirige lentamente hacia mí. Sigue acercándose hasta quedarse a centímetros de mi cara.

—Qué, ¿te vas a ir ya? —dice.

—Emm, pues no. La que se va a ir eres tú, no yo.

—Vamos Mel, déjalo estar... —me dice Camila susurrándome al oído mientras me estira del brazo.

No le hago caso y sigo con lo mío.

—Vale, tú te lo has buscado —hace un gesto con la mano a sus compañeras y éstas se levantan y vienen hacia mí.

Esto se pone interesante.

—Bien, —dice cuando sus dos gigantes se ponen cada una a un costado de ella— ¿sigues queriendo seguir con esto? —dice alzando una ceja desafiante.

—Claro, no me dáis ningún miedo. —digo segura de mi misma.

La gigante de su derecha, la de los piercings en el labio y en la ceja dirige su puño hacia mi cara pero para en seco al escuchar a alguien decirle que pare.

—Te arrepentirás si la tocas —dicen detrás de mí.

Me giro y me encuentro con una chica algo más alta que yo pero igual de delgada, morena con las puntas teñidas de rojo con un piercing en la nariz y en la lengua.

—Uy, qué miedo —salta la que está en medio de las dos— qué harás, ¿acunarnos? —dice y sus dos gigantes sin cerebro empiezan a reír. No sé dónde le ven la gracia.

La chica desconocida se acerca a ellas y comienza a meterles hostias a más no poder haciendo que salgan corriendo dejándonos el sitio libre.

La desconocida se acerca hacia mí.

—Son unas idiotas y además unas cagadas. —dice y ríe sarcástica cruzando los brazos— ¿Estás bien?

—Sí, sí. Gracias... —digo haciendo un gesto con la cara indicándole que me diga su nombre.

—Ashley.

—Ashley —repito.

—Bueno morenita, ha sido un placer haberte conocido, espero volver a verte, pero que sea mejor en una cita —dice guiñandome un ojo— adiós chicas —dice para todas y se va.

—¿Quién era? —digo todavía sin creerlo.

—Ni idea, pero es tu sexy salvadora —dice Dinah y reímos.

(...)

Estamos en la segunda hora después del patio esperando a que llegue Margaret, la de literatura. Se supone que nos dará las redacciones corregidas.

Sin darme cuenta aparece de la nada y deja las cosas encima de la mesa.

—Buenas tardes chicos, a continuación os daré las redacciones. En ellas he puesto la nota que han sacado. He de decir que han ido realmente mal. Sólo una persona ha conseguido buena nota, la otra, ha sacado un 5. Es decir, sólo han aprobado dos.

Todos tenemos la boca ligeramente abierta solamente pensando que seremos los que han suspendido.

Va llamando uno a uno diciendo un comentario y entregando la redacción. Por ahora ninguno ha puesto buena cara, eso quiere decir que por ahora todos han suspendido.

—Cooper —dice la profesora— venga a recoger su redacción. —dice completamente seria, eso no es buena señal...

Me dirijo hacia su mesa y al llegar alza su brazo y antes de que coja la redacción dice...

—Felicidades, he de decir que escribe realmente bien. Enhorabuena. —dice seria pero con una ligera sonrisa en los labios que casi no es notable.

Sigue con su mirada fija en mí mientras yo cojo la redacción y miro mi nota aún posada en frente de ella. 9.50, increíble.

Sonrió felizmente y la miro fijamente a los ojos aún sonriendo y ella sonríe de la misma manera enseñando ligeramente los dientes. Realmente sexy.

Me dirijo hacia mi sitio notando su mirada en mí. Todavía tiene una ligera sonrisa en sus labios.

Sinceramente no me lo esperaba y menos lo que me ha dicho. Es decir, es la profesora de literatura más dura que ha habido en esta institución y he conseguido casi un diez de ella y una felicitación de su parte. Soy realmente feliz.

(...)

Las clases han terminado y me he despedido de mis amigas y me dirijo a la esquina de la parte de atrás del Instituto. No les he dicho nada de la cita que tengo con Cristina, más adelante se los diré. Bueno, ¿realmente se le puede llamar cita? ¿Es eso lo que es?

Respecto a la otra persona que aprobó, fue un chico al cuál no le dijo nada del otro mundo sólo un "está bien" y el chico se ha retirado feliz aunque ella no demostraba estarlo. Nos ha mandado otra redacción pero ésta vez para pasado mañana ya que no tenemos clase hasta entonces. Serán de unas 2000 palabras explicando una obra de Shakespeare la cuál no recuerdo el nombre ahora. Lo tengo apuntado en la libreta.

Llego al sitio y veo a Cristina esperándome. Se gira hacia mi y cuando me ve sonríe ligeramente.

—¿Vamos? —dice cuándo llego a su lado.

La profesora de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora