Capítulo 29

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Terminamos de comer y recojemos la caja de la pizza y las latas de Coca-Cola y las tiramos a la basura.

Volvemos al sofá y siguen sin dar nada en la televisión.

—¿Vemos una película? —pregunta Cristina ya rendida al ver que no dan ni daran nada.

—Okay —contesto—. ¿Cuál?

—Hmm —murmulla mientras se levanta y se dirige hacia la mini estantería que hay debajo de la televisión— ¿te gustan las de ciencia-ficción?

—Nah.

—Bien, pues... —dice mientras sigue buscando— ¿terror?

—Ayy no, soy muy miedica.

—Pues Annabel entonces —dice cogiéndola con una sonrisa.

—Gracias por hacerme tanto caso —digo con una sonrisa sarcástica.

—De nada —dice guiñándome el ojo.

Prepara la película y se sienta a mi lado.

—Voy a preparar unas palomitas, no le des al play todavía —dice yendo a la cocina.

—Ni en broma —digo y oigo como ríe desde la cocina.

Empiezo a escuchar el ruido de las palomitas y segundos después un exquisito aroma inunda mis fosas nasales. Dos minutos después Cristina aparece con un bol lleno de palomitas.

—Listas —dice sentándose y poniendo las palomitas en sus piernas—, ya puedes darle al play.

—No es necesario, de verdad que no.

—Ay no seas miedica, trae aquí —dice quitándome el mando y dándole al play.

—Gracias por tener en cuenta mis sentimientos —digo sarcástica y niega con la cabeza.

La película empieza y yo ya tengo miedo. Nunca la he visto y ni tenía pensado hacerlo.

Intento tranquilizarme porque ya estoy nerviosa y todavía no ha pasado nada en la película. Cojo unas cuantas palomitas del bol y me pego un susto de muerte tirando las palomitas que había cogido cuando aparece sangre en la pantalla de golpe junto con un sonido aterrador. Ya no puedo más. Giro hacia Cristina y veo que ella está disfrutando de lo lindo, la tía se está ahogando de la risa. La fulmino con la mirada mientras cojo nuevas palomitas del bol.

—Pero qué bien que se lo pasan algunas ¿no?

—Eres muy miedica, y solo es el principio. Espera a la mitad —dice dándome palmaditas en el hombro y yo alzo la ceja.

Ríe— ay ven aquí, yo te protejo —dice abrazándome y yo poso mi cabeza en su pecho.

Después de hora y media de sufrimiento la película termina entre besos y caricias por parte de Cristina para consolarme. Aprovechada...

Miro la hora. Son las 21h.

—Bf qué tarde se ha hecho —digo.

—¿Te quedas? —dice mirándome desde el sofá.

—Está bien, pero no tengo nada para ponerme.

—Pero yo sí, yo te dejo algo.

—¿Y para mañana? No voy a ir con lo mismo —digo señalando mi ropa.

—Nos damos mucha prisa y te llevo a tu casa mañana por la mañana y coges nueva.

—Bien —digo con una sonrisa.

Nos levantamos y nos dirigimos hacia la cocina.

—Yo no tengo hambre después de haberme comido tantas palomitas —digo tocando mi estómago.

—Ni yo, nos comemos una manzana y ya está —dice cogiendo dos del bol y lanzándome una la cuál cojo al vuelo.

Nos las comemos y al terminar subimos las escaleras y llegamos a su habitación la cuál recuerdo haberla visto de pasada aquella vez que vine. Los recuerdos vienen a mí y no puedo evitar volver a estremecerme.

Saca un short de pijama y una camiseta conjuntada y me la da. Voy al lavabo y me cambio. Vuelvo de nuevo a su habitación y la encuentro ya cambiada con un pijama puesto, parecido al que me ha dado. No puedo evitar recorrer sus perfectas piernas con la mirada, acto que nota y sonríe.

—Si quieres me hago una foto y así conservas el momento —dice con una sonrisa burlona.

Le sonrío agriamente— puedo hacer yo lo mismo si quieres —le contesto al ver que ella está haciendo lo mismo que yo segundos atrás.

—No hace falta, ¿para qué una foto si puedo verte así las veces que quiera? —contesta burlona y yo no puedo evitar sonrojarme.

Abre la cama y se me mete entre las sábanas.

—Ven —dice dándole golpecitos al otro lado de la cama— hay que dormir ya, sino mañana no habrá quien se levante.

Me acerco a la cama y me siento en el lado contrario al de ella y ella se tumba y yo copio su acto quedando tumbadas cara a cara y nos quedamos observándonos por unos minutos hasta que rompe el silencio.

—Eres hermosa —dice en un susurro acariciándome la mejilla y acto seguido posa un ligero beso sobre mis labios y yo me quedo con los ojos cerrados unos segundos asimilando todo y luego los abro encontrándomela en la misma posición observandome con una sonrisa; de aquellas que tanto me enamoran.

Cierra los ojos y entiendo que ya es hora de dormir y yo hago lo mismo. Estoy tan cansada que no tardo en coger el sueño haciendo que mis parpados cerrados pesen cada vez más.

—Te quiero —dice en un susurro casi inaudible y yo abro los ojos como platos dándome cuenta que ella sigue con los ojos cerrados haciéndome dudar por un momento que realmente lo haya dicho. Mi corazón late a mil por hora y me cuesta asimilar esas dos palabras. Sé que en el ascensor me dijo que me quería e incluso que estaba enamorada pero no me lo creí al cien por cien, pensando que había sido a causa del momento. Pero ahora estas dos palabras han causado en mí un remolino de emociones las cuales serán difíciles de controlar.

—Yo también te quiero —le digo de la misma forma y una sonrisa se muestra en su rostro. Sin contenerme le doy un dulce beso en los labios y ella me abraza. El sueño me vence nuevamente y me duermo feliz pensando en esas dos palabras tan especiales para mí.

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Un inciso, realmente lo de las palomitas pasó, claramente no estaba en casa de mi profesora pero estaba en el cine con unos amigos y esa parte me cagó viva y mis palomitas se fueron a la mierda, por suerte solo algunas y pude seguir comiendo, al habernos asustado todos no pude evitar comentar lo de mis palomitas causando que las risas de la sala aumentaran incluso las mías.
Dicho esto, voten y comenten como locos💕. Los espero ansiosa😍💟.

La profesora de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora