07. Me gustas.

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El rápido palpitar del corazón de Yoon Gi, le hizo apenas tomar una bocanada de aires para después sonreír levemente y así terminar gozando de la compañía de Ji Min quién no lo soltaba por más mínima que fuera la distancia.

Siempre, siempre, siempre, Yoon Gi cuestionó de mil maneras la ausencia de amor en él, aunque esté fuera realmente amado, más no pasaba de lazos familiares oh en sus amistades.

A veces en el pasado, solía mirar a las parejas prometiendo una posible fidelidad, o quizás algo más devoto a la realidad, realidad a la que Yoon Gi evitaba. Aunque las cuestiones poco después cambiaron con el comportamiento de su madre y otro poco el sentimiento de Suran por él.

No la culpaba, al final de cuentas nadie se salva de esta trajedia del desamor.

Despreocupado a lo que fuera a ocurrir, ahora él quería explotar con el tumulto de emociones que se habían apropiado de su pobre esencia. Ji Min, él pequeño chiquillo que le hizo jurar hasta en alma, continuar, continuar sin siquiera ser conciente de la maldita diferencia de eras, de mundos, de vidas, en ellos solo importó la más mínima muestra de dependencia, uno al otro.

Y si pudo pasar años para que aquello sucediera, quizás Yoon Gi creció y tal vez lo olvidó, pero su niño interior, su espíritu, y también su alma, no.

La vida le selló su más jurada manifestación, volviendo un sueño a una monótona realidad.

La felicidad, la bomba de brillos que a cada rato le reventaban frente a él mismo, el seguramente brillo de los ojos. Yoon Gi se maldijo por ser estúpido, tan estúpido para ser demasiado simple y no caer en cuenta que él estaba sintiéndose diferente desde hace ya un buen tiempo.

¿Desde cuándo precisamente?

Desde aquella vez que miró a Ji Min dormír, o quizás cuando veían las estrellas en las noches más lindas.

No, tal vez ocurrió cuando su cuerpo tembló, su voz tartamudeo, y su sonrisa se hizo la más deforme posible.

¿Que era? Un maldito gato gordito, arisco que había sido domado por un pequeño ser descuidado.

Los besos que apenas tocaban el pecho tibio del menor, le hacían sentir el caramelo invisible que él de alguna manera alucinó sentir en sus labios.

— Ji Min. — Exclamó Yoon Gi, Ji Min no respondió en cambio le hizo saber que toda su atención estaba en él, cuando empezó a acariciar su cabellera.
— ¿Aún mantienes tus dudas, sobre el amor? — Preguntó, quizá siendo poco entendible para Ji Min quién sonrió a medias, pensando o tal vez avergonzado por aquello. — ¿Uh?
— He podido buscar un poquito más sobre ello, en videos, en novelas y también en conversaciones de otros. — Ji Min de un momento a otro, calló abruptamente, al entender.
— ¿Ya, ehm- ¿Ya sabe la respuestas?
— Yoon Gi asintió, no haciéndose mucho del rogar. — ¡Lo escuchó!
— Realmente cuando escuché hablarte de ello, me tomo por sorpresa... Porqué nisiquiera yo sabía la respuesta... Entiendo que soy demasiado viejo, pero enserio jamás... Jamás sentí amar a nadie, a un nivel... Tan... ¡Ya sabes! Yo...
— ¡Yoon Gi-ah! — Gruñó él menor, al ver al otro darle demasiadas vueltas.
— ¿Puede ser directo, de una vez? ¡Me marea demasiado! — Advirtió.
— Ji Min, me gustas. — Pausó. — Me gustas más que esos personajes de la novela que tanto ves por las tardes en la televisión. Me gustas más que todas esas respuestas bobas de internet. Me gustas, porqué mi corazón hace ¡punki, punki! cuando me abrazas, me miras, me mimas, me das tu bonita atención. ¡Dios Ji Min estoy malditamente enamorado de ti! — Gritó. — Ahorita mis piernas tiemblan tanto que empiezo a dudar, a durar si soy digno de ti. — Susurró.
— ¿Te gustó más que las estrellas? — Ji Min preguntó en el momento que sujeto su mentón del mayor. — ¿Uh?
— Busque la más grande para ti por bastantes años. — Sonrió. — Y ahora pintaria mi rostro de un payaso al a ver sido ciego, porque mi estrella que salió precisamente de lo imposible, siempre has sido tu. — Pausó. — ¿Eso puede bastar para ti, uh?
— Yoon Gi-ssi, ¿Podría ser yo un buen hombre para convertirme en su novio? — Susurró Ji Min inflando sus mejillas.
Yoon Gi quién se sentía bastante agobiado por todo lo que había dicho, ahora estaba con los ojos llorosos.
— ¡Yoon Gi-ssi! — Exclamó preocupado Ji Min. — ¿Por qué lloras?, ¿Dije algo feo? ¡Perdón!— Susurró Ji Min.
— Estás en un error Ji Min, tú eres el hombre más bonito e incluso envidiable de mi vida. ¿Por qué tendría yo el honor de incluso considerarme la pregunta, cuando está ofende demasiado? — Gruñó limpiando la ahora lágrimas que se desbordaban de sus sonrojadas mejillas. — ¡Sí, si quiero ser tu novio, ahora, mañana e incluso en todas mis vidas que me restan! — Yoon Gi se lanzó a los brazos de Ji Min quienes le apretaron una vez y llegó a ellos.

La nevada, la oscura noche, e incluso Moka que dormía plácidamente en su camita, habían sido cómplices de ellos dos, quiénes se miraban con el corazón en los ojos, tan bonito para ser envidiable de cualquier inmortal.


Yoon Gi durmió abrazado a Ji Min quién nisiquiera se inmutó de moverse, los dos después de tanto tiempo descansaron como las almas que siempre debieron ser, una misma.

A la mañana siguiente, Yoon Gi fue el primero en despertarse y al darse el honor de mirar a Ji Min dormir. Se sonrojó violentamente al recordar todo lo que había sucedido por la noche.

Nisiquiera él se creía todo aquello, eran oficialmente novios y él enserio quería gritar a todo el mundo aquella magnífica noticia. He incluso recordó a su madre quién le juró encontrar a su mitad en alguna parte de la aventura que él mismo había tomado.

¿Cómo reaccionaria? Seguramente lo mataría con el palo de la escoba por la alegría que le haría sentir. Su padre por medio de carcajadas hablaría con Ji Min, de lo extraño que serían.

Por medio de pequeños brincos salió de la habitación para así dirigirse a la cocina. En dónde reprodujo la lista de todas sus canciones favoritas que cantó a volúmen alto, bailó a pesar de querer tirar los ingredientes un par de veces.

Poco después alimento a Moka, quién solo movió un par de veces su cabecita.

Tal vez era el cambio de actitud, pero nisiquiera la fría mañana le hizo quejarse al recoger los paquetes que había ordenado por internet, en el pasado, en la entrada de su casa.

— ¿Que haces? — Susurró Ji Min una vez y se asomó a la cocina.

Yoon Gi deducio que apenas se había despertado, ya que sus ojos seguían hinchados. Por lo que se acercó a este, le dió un beso que terminó por despertar al menor, quién al ver al mayor tener las intenciones de alejarse, volvió a tomarlo por sorpresa. Para así besarlo como él, deseaba realmente.

— ¡Buenos días mi amor! — Exclamó Yoon Gi quién sonrió, agachando la mirada a pesar de tener al rubio escondido en el calor de su hombro.
— ¿Por qué me dejaste solo? — Gruñó. — Odio despertar sin tí.
— Tenía que hacerte el desayuno.
— Ji Min sin soltarle, fueron cerca de la mesa que ya estaba llena de el desayuno. — ¿Que piensas?
— Todo es bonito, pero no tan bonito como tú. — Exclamó Ji Min.
— ¡Hombre me halagas!
— ¡Abrazame tengo frío! — Volvió a gruñir Ji Min antes de esconderse como un niño entre el suéter de Yoon Gi.
— Comamos y vamos a la cama.
— Ji Min asintió estirando los labios, para dejar un pequeñito beso, antes de ir a la silla que estaba aún lado de la de Yoon Gi quién sonrió tímido.
— ¡Disfruta, que todo lo hice con amor!


Tumbados en la cama, Ji Min durmió por una hora más. En cambió una vez y estuvo despierto se dedicó a besar a Yoon Gi por dónde pudiese, ya que se estaba volviendo un hobby besarle la piel de su pecho, justamente cerca de donde se escuchaba sus rápidos latidos de si corazón, casi como un bonito martillo que alegraba su vida.

— Yoon Gi, ¿Ahora podemos hacer cosas de novios? — Él mayor asintió, atento a acariciar los ojos del rubio quién dormitaba.
— ¿Quieres hacer cosas de novios?
— Sí.
— Haremos eso y mucho más.

▪️EN LA PENUMBRA DEL OLVIDÓ || PJM ✧ MYG ▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora