11. Hyung, ya no es momento de dejarlo solo...

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El correr desmesurado de Ji Min llamó la atención de aquellas personas que fueron testigos de la carrera sin fin que había pegado el hombre con una caja entre manos que a penas y era visible entre la gran chamarra que tenía puesta,  siendo un alivio a su inesperado impulsó a la hora de salir de la casa, dejando atrás a Yoon Gi.

Ji Min se detuvo apenas un par de calles de la casa para recuperarse así mismo, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas, lágrimas mismas que no lograron caer a la brecha de nieve que acariciaba sus pies, puesto a qué con la larga manga de la chamarra los hizo absorber hasta perderse en la humedad de dicho material.

Incapaz de regresar, tomó un poco de aire para después volver a correr más lejos, sin embargo en una misma dirección para no perderse, al final de cuentas tarde o temprano tenía que volver a la única casa a la que él podía ser recibido. O eso suponía él.

No quería pensar, tampoco culparse, únicamente el shock era el único responsable de aturdirlo con tantas preguntas que jamás fueron una pesadilla hasta ahora en dónde Yoon Gi quién jamás le vio llorando, se lamentaba lo que pudiese guardar entre lo más profundo de su alma.

Su corazón dolía, dolía demasiado.

No sabía nada de él, no sabía porqué...

Pero recurría a respuestas que ni él mismo se planeó al estar embelesado con el más pálido. Siendo este su prioridad antes que todo él. Apretó la caja y con las piernas a punto de flaquear, continuó un rumbo en la cual nisiquiera reparaba un destino.

Olvidando que tal vez podría lamentarse por siempre.

Al llegar al comienzo de un gran puente que lo llevaba más allá de lo que él era conocedor. Corrió ignorante de la fría mirada que se le daba una vez y atravesó por completo el puente.

La vieja mujer quién nisiquiera se inmutó en sonreír victoriosa, suspiró.

Más que aliviada por empezar a notar los efectos de su hechizo, un pesar se instaló profundamente en ella, ya qué sabía perfectamente que lejos de sus propósitos algo había sucedido con el más pálido quien por primera vez no lo vió correr como esperó realmente.

— ¡Chicos, chicos... ! — Gruñó, levantándose de la silla en la que había estado durante dos horas, observando la nieve caer. Al echarse a caminar, con una sola misión en la que cambio el rumbo al dónde originalmente iba.
 — Moriré de tanta preocupación sin sentido. — Susurró.




— ¿Estás seguro que es por acá? — Preguntó Jung Kook un poco temeroso al ver ensimismado a Seok Jin. — No, no, ¿No crees que seremos mal interpretados? — Volvió a interrumpir.
— Para nada, Yoon Gi y yo solíamos jugar por acá, y el bosque da a un pequeño hueco entre el jardín del patio trasero de su casa. — Explicó él mayor.
— Jin-ssi creo que estamos yendo demasiado lejos, tal vez Yoon Gi Hyung no está en casa y por esa razón no abrió la puerta. — Pausó. — ¡Por favor regresemos a la calle! — Suplico.
— No, sino mal recuerdo Tae Hyung me comentó que Yoon Gi enfermó así que eventualmente tendría reposo obligatorio, además lo más extraño es que la puerta de la casa estaba entreabierta y Moka anda en el patio. — Expreso con un puchero entre los labios al no ver aquel pequeño túnel de arbustos. — Prometo que pediré disculpas después, solamente quiero asegurarme que él esté bien.
— ¡Dios, contigo no se puede! — Susurró Jung Kook con la punta de los nervios a colapsar.

Seok Jin sonrió al encontrar la pequeña entrada que él había mencionado anteriormente, por lo que Jung Kook se sintió más paranoico. Moka quién les recibió fue acariciado por Seok Jin al momento de recomponerse así mismo.

▪️EN LA PENUMBRA DEL OLVIDÓ || PJM ✧ MYG ▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora