14. ¡Ji Min sal de allí!

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No era una sola alusión suya.

Yoon Gi entró en una clase de trance al abrir y cerrar los ojos seguidamente al sentirse demasiado abrumado y que decir del cansancio de su cuerpo que empeoraba drásticamente todo.

Después de un perpetuo silencio, giró su atención hacia su propia oscuridad, estando rodeado de absolutamente nada. Sin el dragón que poseía el cuerpo de Nam Joon, sin moka, sin la tumba que él aseguraba abrazar, sin la brisa del bosque, nada... Yoon Gi estaba frustrado y quizás hasta paranoico por no saber suponer a lo que se arriesgaría sin pensar un poco en su vida.

Armado en valor, vió la débil sombra de un cuerpo que le veía con los ojos vendados. Yoon Gi tembló un poco en cambio no bajo la mirada al otro, quién estaba estático; frente a frente.

— Niño azúcar...

Su corazón comenzó a estallar en una batalla de latidos, mientras él apenas y podía ser capaz de ordenar a sus piernas correr hacia la dirección en la que estaba el hombre en cuclillas esperando, nisiquiera sintió venir el abismo hasta que cayó en ella.

Dónde sin inconvenientes el par de alas detuvieron la gravedad, acariciando con brusquedad la detención de su muerte. Pronto en vanos intentos de mejorar su aleteo, salió del prudente abismo. En cambio Yoon Gi parpadeó sintiendo la dificultad del poderse creer la existencia del par de alas a sus espaldas quienes no eran molestas del todo en cambio no dejaban de ser impactantes, para la pequeña experiencia que aún procesaba.

Pronto tocó la suavidad del suelo al caminar descalzo, siendo él su única luz para guiarse. Victorioso y con una sensación de alivio se acercó al muchacho quién estaba en la misma posición, dispuesto a esperar por sus brazos. Fue paso a paso, escuchando la piel chocar conforme iba avanzando hasta quedar a poca distancia del otro que no parecía tener alguna reacción, tomó su mano izquierda y al colocarse de cuclillas, decenas de manos huezudas tomaron los costados del rubio en todo su cuerpo.

Yoon Gi por inercia retiro sus manos, más en cambio suspiró arrepentido al ver que en los ojos vendados del hombre caían lágrimas de colores verdosos con tonos rojizos, su faceta siendo distorsionado a uno de dolor.

Suspirando y con su valentía a todo lo esplendor, Yoon Gi acercó nuevamente su mano al rostro ajeno, sorprendido de ver gruñir a los ajenos que habían desprendido humo negruzco de ellos como si la luz fuera su propio infierno y para él una milagrosa bendición.

Saliendo de su sorpresa, se acercó más al hombre quién poco a poco le fue retirando la venda vieja que cubría su mirada y así ser él lo primero que vieran sus misteriosos ojitos. —Estoy aquí... —Yoon Gi susurró con suavidad dándole consuelo al otro mientras lo envolvía en sus brazos, a pesar de la frialdad del cuerpo del rubio que se acercaba más y más a su calidez.

Él rubio en cambió parpadeó dos veces para después de varios segundos darse el honor de detallar el rostro ajeno con sus pequeñas manos a su alrededor.

Eres tú... — Susurró.
— Soy yo, bolita de pelos.
¿El juego terminó? — Yoon Gi negó avergonzado viendo al otro mirarlo con tristeza. — ¡Por favor sácame... — Gimió atreviéndose a tomar la pijama con brusquedad, en un intento de querer esconderse. —S-sácame voy a ser un niño bueno, por favor... —Gruñó arrastrando sus brazos al cuello del otro tras fallar, buscando mezclarse en Yoon Gi quién se tomó la libertad de sostenerlo por sus bonitas caderas y parte de sus piernas, levantándose al mismo tiempo que sus alas cubrían todo el cuerpo del rubio. —Me duele... — Susurró él pequeño rubio no pudiendo evitar, apretar la espalda de Yoon Gi quién al escucharle quejarse, revisó cuidadosamente a dónde tocaba.

▪️EN LA PENUMBRA DEL OLVIDÓ || PJM ✧ MYG ▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora