El zumbido que paseaba del aire proveniente del exterior, harían estremecer a la vieja mujer sino fuera por los hábitos que ya había acostumbrado a tener al pasar de los años. La mayor no se íntimo nisiquiera a moverse del mismo lugar donde había estado más de 12 horas.
Reflexionando una y otra vez, hasta volverse un robot huraño que con el pasar de los minutos, volvía a su misma postura de silencio, allí en su cabaña, en la cual le agradaba vivir.
Su cabello ahora perfectamente recogido brillaba gracias a una pinza color verde, con flores azules y café que ella había colocado como rendimiento al tumulto de estrés que estaba intentando procesar.
Las campanas chocaron entre ellas, causando un leve sonido que no fue lo suficiente para mitigar su molestia anterior. Gruñendo apretó sus manos, al sentirse a si misma como una total deshonra a su linaje espiritual.
Seis meses habían pasado, desde la última vez en la que olió el fracaso.
Dónde a pesar del arduo estudio en el que ella misma se desempeñó, nisiquiera fue capaz de ser lo suficiente
como para maldecir dicha tormenta que ya había arrebatado sus propios límites. No podía ser posible que Han Gu ese pequeño niñato tonto, teniendo principios apenas intocables en la sabiduría y la magia. Halla podido amortiguar el poder insaciable que ella venía desarrollando con los años.Lo peor venía con el tiempo, y ella estaba empecinada a romperlo.
La pregunta nacía allí, ¿Cómo?
Por ella misma haría uso de sus peores versiones para únicamente hacer romper lo que fuera que él menor hizo en esa pequeña desgracia. Oh también podía matar al otro azabache si no fuera a convertirla en la causa de su propio pecado, que ni ella misma quería comprobar su verdad.
Los Ang-uz no eran ninguna broma, para los mortales como ella y el resto.
Las risas del pasado, acariciaron su espalda lo suficiente como para hacerla moverse apenas un pequeño centímetro. Cada que venían a su mente ese par, era inevitable no recordarlos a ellos, como una misma hoja caída en los árboles de verano.
Dae Hyung su difunto esposo y Soo Hae la mujer que más amo en su larga vida.
Suspirando intentó olvidar dichos pensamientos, en cambio la primera campanada de el antiguo reloj que reposaba a sus espaldas, anuncio la entrada de la madrugada. Y no fue sorpresa el que por milésima vez, ella amaneciera un día más, pensando sin llegar a nada. Sin obtener lo que quería realmente, sin querer llegar al fondo de sus propios pensamientos. La mujer aceptaba su cobardía que por primera vez en toda su vida, le estaba drenando un gran obstáculo. Sus manos quiénes cargaban el peso de su vejez, fueron a dar a un sumerio que usaría para limpiar sus desgastes enérgicos.
Al encenderlo, fue el pequeño flash en su mente que vino a burlarse de su debilidad emocional. Soo Hae amaba jugar con el humo de los sumerio, en cambio detestaba el olor que impregnada en ella, después.
He Sook sonrió, al sentirse vagabunda de su misma conciencia. Esa misma esencia, a la que ella se había negado a sentir ahora, la hacía sentirse viva.
¿Cuántos años habían sido, ya?
Sus ojos color naranja, entrecerrados por la misma risa que siempre deslumbraban en su rostro. A medida que siempre paso el tiempo junto a ella.
Ella era joven, al igual que Soo Hae; dos chicas quienes únicamente se amaban como si no existiera un límite que después vendría a cobrar todo.
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▪️EN LA PENUMBRA DEL OLVIDÓ || PJM ✧ MYG ▪️
Hayran Kurgu↭ F A N F I C J I M S U ↭ PARANORMAL/ROMANCE/FANTASÍA ➵ Y O O N G I A N D ➵ J I M I N Después de ser adoptado, Yoon Gi posee ver el alma de un niño en la nueva casa a la que se ha mudado. Con el tiempo llega a apreciarse uno al otro a pesar d...