18. Perdoname.

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— Vuelvan y regresen con bien. — Exclamó la vieja abuela que tanto adoraba a Yoon Gi.
— ¡Gracias madre! — Sonrío.
— Pequeño come muchos bollos, y crece saludable. — Chilló melancólica la mujer.
— ¡Mujer solo se están llendo a Corea, no es como si fuera la última vez que los veremos! —Regañó su esposo. — No des travesuras y sé un buen
estudiante, hijo. — Guiñó el ojo para después abrazarle.
— ¡Bien nos estamos llendo! —Sonrío apenado el mayor viendo como los cuatro mayores estaban tristes, por su partida.
— Piensa en lo que te dije, Shung Hee. — Volvío a recordar su padre quién tenía la postura de líder bajo un bastón.
— Nos vemos hijo mío.
— Lo haré padre cuida de tu salud. ¿Sí? — Hizo una reverencia nervioso.
— Evita ya el cigarrillo. — El viejo no dijo nada más que tomar oídos sordos al reciente comentario del hombre.
— No lo hará. — Exclamó con pesar su esposa. — Tambíen lo intente un par de veces.
— Piensa en nosotros, padre. —Recordó como último, antes de tomar las pertenencias y comenzar a marcharse.
















— ¿Volveremos a Japón, mamá?
— ¿Uh? — Arqueó una ceja.
— Pero Yoon Gi apenas abordamos el avión a Corea y ya quieres regresar. — Entre risas hizo saber la mayor viendo a su pequeño, hacer un puchero.
— ¿Te gustó la estadía allí?
— ¡Me encantó, el abuelo cocina riquísimo! — Chilló feliz el menor. — ¿Ah qué es cierto padre? — Sonrío.
— Así es cariño. — Sonrío viendo a su esposa mirarle con clara visualidad que denotaba ventaja.
— No caeré mujer así que no hagas esas caras. — Exclamó el hombre viendo la disconformidad de la mujer.
— ¿Qué pasa?
— Nada amor, solo le hacía saber a tu papi lo mucho que te gusto estar en Japón.
— ¡También los abuelos son agradables, me dejaron comer algodón a pesar de terminar sucio! La abuelita me limpió la boca después.  — Sonrío.
— ¿Que te dejaron comer, que?
— ¡Oh no! — El hombre advirtió al menor no haberle dicho a su madre aquello, ya que ella era muy histérica tanto al consumo de chatarra que le pudiera perjudicar su salud infantil.
— ¡Shung Hee, eso es malo para el niño! — Fruncío el ceño. — De puro milagro no les afectará en su cavidad bucal debido a su estricta higiene. — Rodo los ojos.
— Mujer no seas...
— Callado te vez mejor. — Shung Hee no dijo nada más que aquello, limitándose a ver el poco exterior que su hijo le permitía ver. No quería desatar una discusión que siempre terminan en las peores situaciones.





Un par de horas, de silencio aprovecharon para descansar y un par de veces asisitir al baño.













— ¡María hemos vuelto! — Gritó la mujer, quien dejaba una larga sonrisa tras haber pisado su preciado hogar.
— ¡Señora, perdón no revise el reloj! — Hizo una reverencia para después ayudarle con el equipaje.  — ¿Cómo le fue, el niño está bien? — Tomó el par de abrigos que le tendía la mujer.
— Todo en orden, María.
— ¡Que alivio! — Chilló.
— ¿Y el señor Min? — Fruncío el ceño viendo el abrigo del hombre más no su presencia.
— Fue a hacer unos pendientes.
— Me alegra, ¿Quieren tomar la cena o está bien así?
— Está bien así  María, cualquier cosa te lo haré saber ahora solo iré a mi habitación. — Sonrío dejando atrás a la mujer.

Hasta que recordó a su hijo...

— ¿Yoon Gi? — Susurró.
— ¿María has visto al niño?
— La señorita solo asintió, mirando hacia el patio donde Yoon Gi se había separado de sus padres. — Oh, ese niño no pierde baterías en todo el día. — Fruncío el ceño para después suspirar y finalmente alejarse.









Yoon Gi corrió hasta donde vio la última vez a él pequeño rubio.
Agotado por la situación, descanso bajó la tierra cubierta de hojas secas. — ¡Bolita, estoy aquí! — Frunció el ceño al no ver respuestas. — ¡Bolita! — Gritó aún más fuerte, tocando su corazoncito asustado. — Bolita...

▪️EN LA PENUMBRA DEL OLVIDÓ || PJM ✧ MYG ▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora