SETENTA Y SEIS

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Amir

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Amir

Por muy peligroso que parecía la situación estaba dispuesto a alcanzar la verdadera felicidad de Lauren, y aunque muchas veces me diga que con estar conmigo es suficiente, sé que hay algo más que siempre le faltará y es una familia por la cual luchó durante años y no recibió nada de ellos y Dilay es como una esperanza para ella.

—¿Te gusta el apartamento?— Lauren preguntó a su hermana.

Ella feliz contestó. —Me encanta, pero es mucho para mí, con una habitación hubiera sido suficiente.

—¿Y qué me dirás cuando tus sobrinas vengan a dormir contigo? Digo yo que necesitaremos tu ayuda cuando Amir y yo necesitamos tiempo para nosotros.

Sonreí al oírla y solo negué con la cabeza mientras aún mantenía esa curva en mis labios.

—Vale, en ese caso es perfecta, muchas gracias — se abrazaron y después Lauren le pidió que tomáramos asiento.

—Dilay, nuestra hermana Laura me dejó una gran fortuna, la cual heredó de su esposo y ahora es mía.

Dilay asintió, mi mirada estaba puesta en ella para estudiar su fracción, ya que siempre la reacción física de las personas son las que muestran las verdaderas intenciones sin que nos demos cuenta de ello.

—¿A dónde quieres llegar con eso, Lauren?

—Quiero que recibas en su totalidad todo lo que me dejó Laura, entre ellos una parte de la sociedad con Amir.

Su mirada se ensanchó, parecía muy sorprendida y pérdida.

—Lauren, lo siento mucho, pero no voy a aceptar nada de lo que me estás ofreciendo, si acepte este departamento es para estar cerca de ti, pero yo no vine aquí para ser la caridad de nadie y mucho menos la mantenida, sé trabajar y saldré adelante yo sola.

Ahora sí que el sorprendido fui yo, no sabía qué pensar, ya que su imagen mostraba la seriedad de sus palabras llenas de indignación al oír la oferta de mi esposa.

—No es caridad, ni mucho menos serás una mantenida. Todo lo contrario debes trabajar duramente, solo que el dinero te pertenece a ti y no a mí. Estoy seguro de que si Laura hubiera sabido de tu existencia te lo dejaría todo a ti.

Dilay suspiro y después sostuvo la mano de su hermana.

—Te entiendo y también sé hasta dónde quieres llegar, pero ¿eso es lo que realmente deseas?

Lauren sonrió— No sabes cuanto, de todas maneras no estaba dispuesta a tomar ni un centavo de ese dinero, por eso que ahora llegaste a mi vida, pienso que te mereces lo mejor y estoy segura de que mamá lo hubiera preferido así.

Dilay aún siguió negando con la cabeza y tuve que intervenir.

—Ese dinero es de las dos y si no lo quieres tocar es tu decisión, pero la sociedad es solo tuya Dilay, querías trabajar y salir adelante pues tómalo como un gran trabajo que te ofrece el destino para demostrar lo que puedes llegar a ser.

Espero que mis palabras les hayan ayudado a ambas a decidir lo que es mejor para cada una.

—Amir tiene razón, Dilay.

Se tomó unos segundos para decidir y continuo con un sí con una media sonrisa y eso me dejó un gran alivio.

—Acepto ser vuestra socia, y trabajaré duro para demostrar y no solo al mundo sino a mi misma de que puedo ser alguien que romperá barreras.

La sonrisa de alegría de Lauren hizo magia en mí al verla con esa emoción que hace mucho que no veía en su rostro.

—Bien, entonces nos vamos a la empresa para hacer acto de presencia ante los demás trabajadores y que sepan que la nueva socia está pisando suelo árabe para darles mucho trabajo — añadió Lauren y luego ella me sujetó la mano para salir de la nueva casa de Dilay.

Estoy seguro de que el tiempo todo lo cura, que la distancia a veces es necesaria, pero nada dura para siempre, nada es permanente e incluso las cosas bonitas acaban por terminar, pero mientras siga viendo ese brillo en la mira de mi esposa seguiré luchando con ella para disfrutar de su sonría.

—Gracias —Lauren artículo moviendo la mandíbula sin hacer ningún sonido, mientras conduje hasta la empresa.

Hay que encontrar mil maneras para acertar en la correcta, en la adecuada y en la mejor manera de ser feliz.

La mirada de mis empleados nos siguen mientras caminábamos, ya que Lauren sostiene a Dilay de la mano y ella parecía estar muy nerviosa.

Una vez un sabio me dijo; nada es esperado hasta que, lo esperado toca nuestra puerta. Nunca llegué a entender el significado de esas palabras hasta que conocí a Lauren, siempre algo no esperado llega a tocar nuestra puerta aun sabiendo que lo esperábamos sin querer admitirlo.

—Mi secretaria te mostrará tu nueva oficina y cualquier duda que tengas me avisas.

—Hermana yo no sé mucho de estos temas.

—Está bien, no os preocupéis, hace años hice un curso intensivo de administración creo que me las apañaré y con lo que sea pediré ayuda.

—Señor Al Malik, el señor Adil desea hablar con usted.

Alce las cejas y Lauren me miró. —Hazlo entrar.

—Amir, no es el lugar de discutir con él y menos después de disculparse con la familia.

Dijo Lauren y yo solo asentí.

Las chicas aún estaban conmigo en mi oficina mientras Dilay revisaba unos documentos.

—Amir — Adil dijo mi nombre nada más entrar por la puerta.

—Pensé que todo estaba hablado entre nosotros.

—No todo, ya que hay puntos que aclarar entre los dos y esto también tiene que ver con tu esposa.

—Adil, recuerda que no voy a tolerar ni una tontería, creo que eres lo suficientemente adulto para saber cuándo debes parar.

Me duele al ver cómo esa amistad que teníamos se esfumó por un juego que inicio con el fin de divertirse, siento que extraño sus conversaciones y las reuniones que teníamos los tres, pero jamás aprendí a odiar a nadie por muy mal que se hayan portado conmigo.

De un momento a otro Dilay se acercó a mí e interrumpió el inicio de la conversación con Adil, su mente estaba tan concentrada en lo que leía que ni se dio cuenta de la presencia de Adil.

Su mirada verde observó a Adil, mientras él hacía lo mismo, parecía como si cupido estaba haciendo su trabajo mientras Lauren y yo éramos testigos.

Un momento extraño que la misma Lauren se acercó a mí para presionar mi mano y me indico en silencio que si estaba viendo lo mismo que veía ella.

Sé que millones de sensaciones desconocidas los estaba azotando a ambos, ya que hace meses atrás viví lo mismo que estaba viviendo Adil.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora