QUINCE

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Lauren

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Lauren

En el fondo, no era culpable de hacer mi trabajo, todo lo contrario, cumplí con mi mandato y resultó que ni mi intriga en descubrir quien era de verdad dio resultado porque Amir sabía lo que quería a pesar de sus deseos, su autocontrol fue más fuerte que la debilidad de su cuerpo.

—¿Y cuál es el problema?— cuestiona Carlos a través de la otra línea, él es el único que me comprende.

—El problema es que estoy siendo usada como pieza principal del juego de esos árabes.

—¿Acaso no sabías de eso cuando aceptaste el trato?

Me di cuenta de que tenía razón, el juego lo acepté cuando firmé el contrato.

—Oye, duquesa tal vez esta sea la oportunidad que estabas esperando.

—Nunca esperé ninguna oportunidad y lo sabes, no estoy dispuesta a enamorarme ni permitir que mi corazón salga lastimado.

—No puedes estar atada a una persona muerta, y siento decírtelo de esta manera, pero date cuenta de que tu belleza no durará siempre y tarde o temprano dejarás de ser la mujer que tantos desean para ser todo pellejo y arrugas y aun así te verás sola en una residencia y sin nadie que te vaya a visitar.

—Te tengo a ti.

—Y siempre me tendrás, pero necesitas más, Lauren— se hizo el silencio entre nosotros—. Ese jodido árabe ha desafiado tu mente, y tus emociones de tal manera que no hizo nada más que hablar con respeto y mucha verdad, ¿qué más necesitas? Te ha pedido que te cases con él, Dios mío, Lauren despierta ya.

—Si, pero solo es un trato más y mi vida está llena de ellos.

Carlos suspiró—. Piénsatelo antes de tomar cualquier decisión.

—Lo haré, gracias, amigo.

La llamada finalizó y lo único que puede hacer es acostarme en el sofá mientras mi mente viaja a tal vez a una vida de casada con Amir, ¿qué sería de mí? Cada minuto, cada posición que mi cuerpo adopta mientras me mordía las uñas y el cúmulo de sentimientos encontrados, mezclados con una gran confusión me dejaban inquieta, no puedo estar quieta más de cinco segundos en el mismo sitio, el recorrido que estoy haciendo en mi casa me dio a descubrir esquinas que no pensé poder sentarme jamás.

—Hola, papá— decidí llamar a mi padre.

—No es común tu llamada, Lauren. ¿Estás bien?

Mis ojos se inundaron de lágrimas y estas arrasan mi garganta al no poder contenerlas.

—Quisiera estarlo, pero mi vida es un desastre.

—Sé que la parte de este desastre somos nosotros, lo siento tanto, Lauren.

—No, papá. No eres culpable, tanto tú como yo estamos en la misma situación.

—Lo somos, solo Laura supo alejarse.

—Laura tomó una decisión y nosotros no estábamos en su vida, incluso yo después de todo.

Me calmé y dejé que esas lágrimas se alejaran de mí—. A pesar de todo, papá siempre me tendrás, pase lo que pase, aunque a veces deseo ser feliz, pero después esas ganas desaparecen al darme cuenta de que no es posible.

—Es posible, Lauren, lo es. Tu madre es adulta y si ella quiso seguir ese camino debe asumir las consecuencias y nuestra ayuda no le hace bien porque cada vez está peor.

—Lo sé, sé que no es bueno cargar con el resultado de sus actos, pero ...— me interrumpe.

—Lauren, el cansancio es normal e hiciste mucho por ella, pero debes seguir adelante y buscar lo que te llene, hija mía.

Volví a sentir el llanto desgarrarme la garganta—. Por más fuerte que quiera aparentar, papá, soy muy quebradiza, y estoy harta de hacerme la dura. Solo soy un ser humano que necesita un respiro.

—Lauren, escúchame, después de tanto sufrimiento te mereces ser feliz con lo que realmente desees. Haz un cambio, tal vez te des cuenta de que fue la mejor decisión que hayas tomado después de todo.

Sentí sus palabras llenas de verdad, ¿para qué tanto sacrificio?

—Seguiré cubriendo las deudas de mamá—mi padre guardó silencio—. Te quiero, papá.

Al colgar las ganas de seguir llorando se hicieron tan fuerte que por culpa de un arrebato al pensar todo lo que había sufrido mi piel, salí corriendo en medio de la noche bajo una tormenta.

Dicen que las mejores decisiones son las que se toman con la cabeza fría, ¿no? Pues yo no sabía si la mía estaba en caliente o helada.

Mientras el agua surcaba el cielo y el suelo, mi cuerpo se sentía húmedo y helado, pero tenía que llegar a cómo dé lugar al hotel para darle mi respuesta a Amir, no podía esperar hasta mañana. Tenía que concluir con su propuesta esta misma noche.

Al tocar la puerta, está se abre y Amir me miró sorprendido y no solo por mi presencia, sino por mi aspecto. La ropa mojada marcaba cada una de mis curvas.

—¿Lauren?

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora