Amir
Por muy mal que me sentó esta distancia que puso entre nosotros, sabía que Lauren lo hacía por algo más, noté como si me estuviera ocultando algo y mi mente imaginó que había cambiado sus sentimientos por mí después de estar con Iván, que pensamiento tan descabellado.
—Y tan fácil que era decírmelo, siempre lo complicas todo cuando te repetí una y otra vez que no me ocultaras nada que somos un matrimonio fuerte y podríamos con todo, pero nuevamente optaste por la vía más fácil.
—No me puedes cambiar, así soy, me importas tanto que prefiero sacrificar lo que tenemos, a ver tu sufrimiento.
—Aún no entiendes que vale la pena sacrificar todo por el amor que nos tenemos. ¿Acaso deseas mi indiferencia?
—No, claro que no, Amir.
Suspiré y pensé que en lo que tenía que hacer, al menos las circunstancias han cambiado después de oír el porqué de su locura.
—Sé que no puedes estar infectada, es imposible y en el caso que sucediera sería una manera rara de contraer la enfermedad.
—Me perdonas ¿verdad? ¿Volvemos a ser los que éramos antes?
La miré fijamente y después de minutos intensos, mis labios se curvaron y le mostré una sonrisa para acabar besando los suyos.—No lo vuelvas hacer, jamás, Lauren.
Ella asintió y después la abracé como nunca, era demasiado tiempo sin sentirla así, desde que la alejaron de mí y después ella misma se alejó pasaron semanas. —¿Qué voy a hacer contigo, Lauren?
—Amarme, solo ámame como tú solo sabes.
—Eres la única que puede sacar lo bueno y lo malo que hay en mí.
—Eso es bueno ¿no?
Sonreí y alce la mirada hacia la puerta del almacén y vi a mi padre mirándonos con otra sonrisa y entendí que el hombre que me dio la vida había vuelto a ser el mismo de siempre y gracias a él tengo de regreso a mi mujer.
—Gracias— articule en silencio y sentí esa emoción de ver a ambas personas a mi lado. Gracias a él respire y gracias a ella le di sentido a respirar.
Después de esa reconciliación tan inesperada, nos dirigimos al hospital. Teníamos que darle un punto final a este tormento para poder continuar de manera definitiva con nuestra felicidad.
—Si sale positiva la prueba, Amir no quiero que te sientas obligado a cumplir algo que te va a lastimar.
—¿Otra vez, Lauren? Deja de que decida yo lo que me puede lastimar y lo que no.
Ella asintió y con mi brazo la acerqué a mí para consentirla mientras esperamos.
—Tengo fe de que todo estará bien.
Intento darle la fuerza que necesita para no creer en lo que estoy seguro de que es imposible.
Como todo tiene un inicio, también todo tiene un final, este puede ser uno triste o todo lo contrario, feliz, pero lo que sí tengo claro que cada cosa que nos fueron pasados a lo largo de los meses es porque estaba predestinado a suceder y si somos inteligentes podemos aprender de ellos para saber cómo seguir y no tropezar en la misma piedra.
La vida no es fácil, nadie ha dicho que lo es y siempre tendrá sus pros y sus contras, ya que si no fuera así nada tendría sentido y las reconciliaciones no serían tan exquisitas. En conclusión los problemas que nos encontramos en el camino son ley de vida.
Dicen que nadie quiere ser débil a la hora de confiar, pero digo yo, la debilidad es el significado de ser valiente, porque valentía todos quieren hacerse creer que lo son, pero débil solo el que tienen coraje en reconocerlo y entonces esa palabra cambia de sentido. Ser valiente siempre sin dejar de ser débil cuando sea necesario serlo, porque decir no quiero es ser valiente y no débil.
—Dios mío, Amir— Lauren se echó a llorar desesperadamente al recibir los resultados.
—Ya, mi vida, tranquilízate, viste que todo salió bien, y con lo fácil que era empezar diciendo el porqué querías esa estúpida distancia.
—Lo siento, lo siento.
—Solo cálmate.
Ya no había más miedo de pensar que algo más nos podía lastimar, ya no quedaba nadie de ese pasado tan oscuro y ahora solo vendrán días soleados porque las tormentas ya cesaron.
Ya no queda nada más que ella, nuestras hijas y yo.
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Pagada para seducir al Árabe
RomanceHabía un solo propósito en esta historia, ser pagada para seducir al multimillonario Árabe y hacerle entender que no se podía ser tan perfecto.