SETENTA Y NUEVE

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Escalofriadamente todo en mi dejo de funcionar cuando note la voz de Lauren llamarme a distancia, ese maldito celular transmitía el sonido de ella y la impotencia me abrazo al verme tan lejos mientras estaba siendo lastimada, habían tocado a mi mu...

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Escalofriadamente todo en mi dejo de funcionar cuando note la voz de Lauren llamarme a distancia, ese maldito celular transmitía el sonido de ella y la impotencia me abrazo al verme tan lejos mientras estaba siendo lastimada, habían tocado a mi mujer y me dejaron sin ella, la rabia inundó mi sangre y lo único que hice fue volar en cuestión de segundos para regresar a mi casa y comprobar que estaba ahí esperándome y que todo había sido un malentendido, pero solo encontré su ausencia y la imagen de mi familia reunida a la espera de mi llegada, donde me confirman que Lauren Evans de Al Malik había sido secuestrada por dos enmascarados y solo encontraron su móvil reventado contra el suelo.

Empecé a no escuchar nada, todo ardía en mi interior y corrí por todas las calles de esta ciudad, porque no puedo pasar ni un solo segundo sin ella, no quiero, no lo acepto y quien haya sido el inteligente de meterse conmigo es porque no le avisaron que de que soy capaz.

—Amir, quieres calmarte, encontraremos a Lauren — dice mi hermano, pero lo único que consigue es cabrearme más de lo que ya estaba.

—¿Qué hubieras hecho si fuese tu mujer la que está en el lugar de la mía? —Ali guardó silencio.—Entonces no me pidas que me tranquilice.

La noche había llegado y no había rastro de ella, la policía estaba haciendo su trabajo mientras tanto contraté más personas para qué la buscarán también, estaba a contra reloj.

—No, madre estamos hablando de mi mujer y de mis hijas, no hay nada que me calme excepto encontrarlas. Estoy cansado de pasar por palizas de este tipo, estoy harto de que los problemas no acaben en mi matrimonio, cuando no es una cosa es otra y ya no puedo más, solo la necesito de regreso y me iré lejos de todos, de este país y todos los que nos rodea.

Ya no puedo más, ya no siento la misma fuerza de antes y estoy a punto de enloquecer.

—Te pedí personalmente que no la dejarás ni un solo segundo sola, Sarah —Empecé a discutir con mi hermana, le echaba la culpa de todo y no se lo merecía.

No sabía qué más hacer tras barrer toda la ciudad, no sabía cómo continuar y me mataba la impotencia al no poder hacer más.

Todo parecía tan irreal que cada vez que parpadeo imagino verla frente a mí y sentir su esencia.

—Allah (Dios en árabe) dame fuerza, paciencia y sobre todo regrésame la sana y salva, creaste en ella a mis dos hijas no las quiero perder— empecé a rezar en silencio mientras mis ojos miraban al cielo en plena noche.

¿Qué tenía que suceder más para ser felices?, ¿debía de morir alguien?, en ese caso me sacrifico por ella, acepto mi muerte.

—Amir— la voz de Adil se hace presente a mis espaldas.

Este tomó asiento a mi lado y guardó silencio por un rato.

—¿Qué haces aquí?— hablé.

—La verdadera amistad tiene sus bajadas y sus subidas, pero nunca deja de ser verdadera y sólida.

Lo miré y mi corazón empezó a temblar en medio del pecho. — ¿Qué debo hacer? ¿Cuál sería la segunda parte de todo esto?

Adil sonrío levemente y bajó la mirada para luego presionar mi hombro suavemente. — Tener esperanzas.

—¿Esperanzas? Ya no sé ni sé que significa eso.

—Intenta darle sentido a esa palabra.

Me quedé pensativo en las palabras de Adil.

—¿Volvemos a ser amigos?— cuestionó al ver que lo miré después de entender que lo que tenía que hacer es crear ese optimismo de que Lauren volverá pronto.

—Diez rosas— añadí evitando su pregunta y él me miró con el ceño fruncido. — Estaré comparando Diez rosas todos los días para mantener esa esperanza en mí, hacer que la fuerza que me abandonó al oírla gritar mi nombre regrese a mi cuerpo y cuando vuelva a mí, encontrará nuestra habitación llena de rosas, le encantarán.

—Me gusta el plan.

—Adil, aquí me tienes como amigo y hermano.

Dije al verlo marchar y él se detuvo al oírme. — Lo sé.

—Adil, necesito que investigues personalmente a Iván, el abogado de Laura Del Valle, te pasaré todos los datos respecto a él y debes localizarlo en Londres.

—Cuenta con ello— sonrió. — Ah Amir, me alegro tenerte de regreso.

No nos hace bien a nadie guardar rencor y siento que antes de perdonar tenemos que llegar a perdonarnos a nosotros mismos, la salida del sol es la salida de una nueva oportunidad, es la llegada de un nuevo día. Adil lo hizo mal y merece ser perdonado para hacerse mejor persona.

A veces llegamos a ser muy duros con nosotros mismos.

El amor es extrañar, es querer estar con ella, no separarse ni segundo de su presencia, es querer con el corazón y dejarse llevar por el alma, es vivir intensamente y a la vez ser todo, pero con ella y que parezca como un poema andante, que te mueves, que respiras, que transitas y transpira pero siempre con ella. Y ahora mismo siento que no seré nada más que un ser que no tiene a su amor.

—Voy a rebuscar en cada esquina de esta ciudad e incluso de este país, pero necesito encontrarla— informe en la mañana al ver a mi madre con mis hermanas en el comedor.

—Amir, hijo, no es bueno la manera en la que te consumes.

—Sentí una vez su muerte, no pienso pasar por lo mismo.

—Debes luchar con la esperanza y no con la desesperación, Amir.

Eso fue lo último que dijo mi madre y me fui.

Con la mente fría, y el cuerpo fuerte estaba dispuesto a dejarme la piel en su búsqueda, tenía claro que ella tenía que seguir adelante y si eso me llevará a la muerte, moriría por ella, total el único y verdadero amor muere por su otra mitad, por la persona que amada.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora