SETENTA Y OCHO

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Lauren

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Lauren

Debemos llegar y alcanzar ese sueño que tanto pensamos en cumplir cuando los años aún no nos habían golpeado. Todo es cuestión de atreverse y dejarse llevar aunque eso suponga equivocarse.

—Estaré por dos días lejos de casa—informó Amir y eso me entristeció.

—Es la peor noticia que me pudiste dar. Te extrañaré tanto.

Amir se rió y después me comió la boca. — Solo serán dos días, no es para tanto, además el que te va a extrañar soy yo.

—Mm... ¿Y qué debo hacer para no pensarte tanto?

—Pídele a Dilay que te acompañe y así no estás sola, además Sarah me dijo que no te dejaría sola.

Me recordó en la conversación que mantuvimos con Adil.

Flashback.

—Lauren, siento haberte tratado mal la última vez, creo que me cegué por la rabia al ver que te apoderaste de mi amigo.

Alce las cejas. —Yo también me porté mal contigo, creo que no debí de seguir el juego de ninguno de los dos— Señalé a Amir y a él mientras Dilay prestaba atención a nuestra conversación y Adil desvía su mirada de vez en cuando para mirarla.

—No estaba dispuesto a llegar donde estamos ahora, Adil e incluso no estaba dispuesto a aceptar ese compromiso con mi hermana, pero gracias a la mujer que pensaste que te robó a tu amigo el cual perdiste tú solo acepté esa locura de casarte con Sarah.

Aclare la garganta y le señale disimuladamente a Dilay.

—Al menos hiciste algo que te ayudó a evitar una gran desgracia en tu vida, y es el disculparte con mis padres.

Adil curvó levemente sus labios.

—Me libré de una buena ¿no?

Amir asintió.

—Bien, solo vine a hacerte entender que siempre serás una parte fundamental de la amistad que nos une con los demás chicos.

—Mm... ¿Solo viniste por eso?— Amir lo cuestionó.

—Y también para hablar con Laura Del Valle.

Sonreí y después miré a Amir.

—Eres un gran trabajador, de hecho ser el jefe del comercio y marketing de la empresa ayudó a su gran crecimiento, pero solo debes pedirlo, Laura Del Valle te está escuchando.

Adil miró a Dilay pensando que era ella pero no.

—Ella es...

—Ella es Dilay, mi otra hermana, Laura Del Valle es mi gemela.

Dilay sonrió a Adil.

—Lo siento Adil, pero creo que es mejor mantener la distancia como hasta ahora— dijo Amir.

—Entonces no sirvió de nada ni esfuerzo para esta empresa, incluso disculpándome por todo lo que hice ni te importo. Amir creo que eres el menos indicado para no dar una segunda oportunidad, recuerda que a ti te la dieron.

Cruce los brazos.

—Estás contratado— Dilay interviene en la conversación de ellos. —Soy Dilay Ruiz, tu nueva jefa.

Fin de Flashback

Creo que ese momento no solo le sorprendió a Amir, sino a mí también, no soy de guardar rencor y mucho menos de alguien que pasó por mi vida como una sombra que desapareció al doblar la esquina. Todos merecemos una oportunidad y ser perdonados por muy mal que lo hayamos hecho.

—Apenas pregunté a tu hermana cómo se siente después de haberse separado de Adil.

—Ella está bien, la conversación que tuvimos le abrió los ojos y no solo a ella sino a Adil también.

—Amir, creo que tú también deberías pasar página con tus amigos, todo el mundo se equivoca.

—Lo sé, pero necesito ver más de su cambio y no solo una disculpas.

—Lo tienes fácil, es la mano derecha de tu cuñada.

Sonreí y él hizo lo mismo al ver mi cara llena de diversión.

—Ya veremos.

Las ganas siempre estuvieron ahí para empezar de cero, tener esa oportunidad y ver la falta que nos hacemos a nosotros mismo y observar que después de todo la soledad es la única que nos acompaña y el edredón no calienta tanto si no había nadie con quien entrelazar los pies fríos y ahí es cuando nos damos cuenta de que estamos solos.

—Te quiero, y llámame cuando llegues.

—Lo haré, princesa. Cuídate mucho y a mis niñas también.

Hay palabras que importan y que llegan al alma y las de Amir traspasar barreras, fronteras e incluso el alma misma.

Lo vi desaparecer por la puerta de nuestra casa y mi corazón gritaba a gritos que me fuera con él, que no sabía si iba a llevar bien su ausencia.

—Todos tenemos a esa persona que nos lastima y después nos volvemos a coser los pedazos que quedaron de nuestro pobre corazón.

Sarah llegó a mí y mientras tomábamos un té en el jardín nos pusimos hablar sobre Adil.

—Quizás no estaba tan enamorada de él como entendí al principio, mírame estoy entera y con una gran sonrisa de la cara. No necesito amor cuando puedo tener el cariño de mis seres queridos. En serio Lauren me porté muy mal contigo y no sé cómo disculparme para sentirme bien.

—Está todo olvidado y no te sientas mal, fui una dama de compañía y no me siento mal por ello.

Ella bajó la mirada.

—Estoy segura de que hubieras hecho lo mismo que yo si tu familia dependiera de ti.

Volvió a subir su mirada.

—El amor familiar es así, se arriesga mucho sin pensar en uno mismo. No te sientas culpable por nada.

Un día completo sin Amir y es como si me faltara el aire, estoy como perdida sin él y solo quiero que regrese a mí lo antes posible.

—No debiste salir sola, Sarah o mi madre te hubiera acompañado a caminar.

— No es necesario, Amir.

Mientras paseaba por la calle Amir y yo hablamos por teléfono.

—Aun así no quiero que salgas sola, recuerda que sucedió la última vez que saliste sin compañía de nadie.

—Pero ahora es diferente.

Amir suspiró.

—Oye, te amo, habibi.

—Y yo a ti por eso temo por ti y por nuestras hijas.

—Estoy bi...— y mi celular fue arrebatado de mi mano y lo sentí reventado en el suelo mientras unos hombres enmascarados me llevan en contra de mi voluntad. —Amir, Amir— grité asustada y lo único que podía hacer es proteger mi vientre con mis brazos y la oscuridad de la furgoneta me acompaña mientras está se pone en marcha y solo me quedó gritar en llanto recordando las palabras que me dijo Amir hace unos segundos.

Estaba siendo secuestrada, ¿por quién? ¿Por qué?

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora