Normalmente no soy así, no soy como le hice ver a Amir al alejarlo de mí, hay algo en mí que me preocupa a tal punto que decidí ser la mala de la historia para convertirme en la más fuerte y débil a la vez. Nadie dijo que amar fuera fácil, nada lo es, nada parece lo que es a la hora de querer a ese ser tan intensamente y solo mi corazón y yo saben la verdadera razón por la que quise poner distancia.
—¿Qué está pasando aquí?
—Padre me mandó a recoger unas cosas, pero no sabía que te íbamos a encontrar.
Amir alzó las cejas y sopló mientras siguió sin mirarme.
—Si no os importa entrar conmigo para ver de qué se trata, ya que padre está muy raro.
Amir se lo pensó, pero luego entró y lo seguí para luego sentir los pasos de Sarah a mis espaldas.
Desconfío el propósito a que venía todo esto, no sabía si era obra de Amir y se estaba haciendo el tonto o realmente él no tenía nada que ver con esta encerrona, ya que verme en medio de ese almacén a solas con él después de que Sarah nos encerrara repentinamente y se fuera sin dejar ni una vía de escape, y las únicas ventanas que había estaba tan altas que era imposible alcanzarlas y saltar desde fuera.
—Mierda, abre, Sarah no estoy para bromas ni mucho menos para esto— Amir golpeó la puerta con fuerzas mientras sus gritos sonaban como eco en aquel lugar.
Sarah no le respondió y el ruido del auto se hizo escuchar para luego sentirlo lejos.
—Por más que grites tu hermana ya se fue— dije al verlo insistente.
Este se detuvo y me miró muy enojado para luego alejarse de mí y empezó a caminar de un lado a otro.
El almacén era bastante grande así que la distancia era de varios metros.
Mi corazón gritaba con fuerzas en mi interior para pedirle perdón y decirle que lo había hecho porque lo amaba tanto que no quería que cargara con tal vez algo que jamás podré cambiar.
No me mira, no se acerca a mí y es que parecíamos completamente unos desconocidos.
—Al menos pregúntame sobre tus hijas— mi voz salió entrecortada.
Llamé su atención y sus ojos negros me miraron.
—Es que ya no sé si está distancia que pusiste entre los dos está incluido el no hablarte, así que tranquila mi madre me mantiene al tanto del estado en la que se encuentran mis princesas, además si tú estás bien ellas también lo están.
Baje la mirada y me trague el grito que necesitaba sacar donde le quería decir que no estaba bien, que lo extrañaba, que todo esto lo hice por él, pero no lo hago.
—Habibi...— me interrumpe.
—No, no me llames así, no en este momento y menos en el estado en el que nos encontramos.
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Pagada para seducir al Árabe
DragosteHabía un solo propósito en esta historia, ser pagada para seducir al multimillonario Árabe y hacerle entender que no se podía ser tan perfecto.