CUARENTA Y OCHO

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Amir

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Amir

Muchas veces nos hemos parado a pensar porque suceden las cosas y que intentan transmitir al ser humano, ¿una lección?, ¿un aprendizaje?, ¿o simplemente es para cambiar nuestra forma de pensar? Fuese como fuese ahora mismo la vida me estaba poniendo en una situación que no sabía cómo llevar.

—No estaba en mis planes quedarme embarazada y menos después de tomar medidas, pero ahora siento que el mundo empieza de nuevo para mí—Dijo ella entre lágrimas mientras aún seguía en shock.

—¿Voy a ser padre?—es lo único que pude decir.

—Yo seré madre, no tienes por qué hacerte cargo si no quieres.

Y entonces mis sentidos volvieron en sí al oírlo lo último que dijo.

—Tan mala persona que me ves y piensas que no me haría cargo de un hijo mío, y más sabiendo lo que me pasó en el pasado.

Lauren se levanta para estar frente a mí.

—No quiero que te sientas obligado conmigo por estar embarazada, no quiero eso.

—¿Acaso no estás aquí por ser solo mi esposa, la mujer de vida?

—Este bebé es tuyo, solo tuyo— nuevamente se emociona y sollozo en mi pecho, no dude en rodear con mis brazos su delicado cuerpo, no dude de que no fuera mío, sé que lo es y ante todo sé que no me engañaría con nadie. —Necesito tanto de ti, Amir, no sabes como te extraño.

Me sentía inmensamente feliz, pero también tenía miedo, Lauren y yo no estábamos pasando por el mejor momento de nuestra relación.

—Vístete, iremos a ver a un médico.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no estás bien, mírate.

Estaba blanca como la nieve, su cuerpo gritaba a gritos ayuda y atención y de alguna manera si estaba embarazada había que controlar si todo estaba bien.

—Te espero en el auto— añadí y me alejé de ella.

Por muy diferente que fuera la situación, el miedo de que esté embarazada y el bebé no esté bien es algo que me preocupa a tal extremo que no quiero pasar por otra pérdida.

—Soy ginecóloga y sé que es normal los síntomas que tengo.

—Aun así quiero asegurarme.

—¿Y nosotros? ¿Qué pasará con nosotros?

Esa pregunta era difícil de contestar en ese momento, no tenía la respuesta.

—No es el momento, Lauren. Ahora no.

Ella asintió y no añadimos más, puse rumbo a la clínica y en la espera de los resultados de la sangre.

—Sé que estoy embarazada, pero en el caso que no fuera así ¿qué cambiaría?

—¿Acaso estás aquí conmigo por llevar un bebé dentro?, ¿o estas a mi lado porque un embarazo me obliga a que esté aquí?

Ella negó.

—Entonces no cambiará nada.

—Te amo tanto, Amir que necesito sacarlo para que comprendas que siempre te ame y no jugué con tus sentimientos.

—Lauren, no es el momento.

—Lo es, lo es porque nunca estás en casa y cuando lo estas te encierras en la habitación. Este es el momento, tengo que aprovechar que estás a mi lado y escuchándome.

—Vale, te escucho.

—¿Nunca me perdonarás verdad?

No conteste.

—Mi hermana era la auténtica duquesa— dijo y sentí la tensión en el ambiente y mis ojos fueron directamente a los suyo.

—¿Qué?

—Ocupe su lugar después de que ella dejara ese mundo para casarse, y para los clientes seguía siendo la duquesa, Laura excepto Sergio Brown que sabía mi nombre.

Fruncí el ceño. —¿Me estás diciendo que asumiste el papel de tu gemela? ¿Por qué?

—Por qué nos abandonó, y recién había terminado la carrera, pero las deudas de mi madre nos estaban llevando a la muerte, ya que los sicarios empezaron a aparecer por casa para hacerles el pago a los mafiosos que les compraba lo que consumía y no me quedo de otro que continuar el trabajo de Laura para seguir cubriendo esas deudas inacabables.

—¿Y por qué no me lo has contado, Lauren?

—Para que, si cuando te dije que el hombre que nos encontramos en la cena no lo conciencia tú no me creíste.

—Entonces...

—Entonces tanta confianza no me tuviste, Amir.

Nos miramos por unos segundos y antes de poder contestarle el médico nos llama.

Al pasar y tomar asiento mi sistema dejó de circular sangre al cuerpo y los nervios se apoderan de mí.

Y repentinamente la mano de Lauren sostiene la mía, y sin querer soltarla el médico nos informa.

—Felicidades a los futuros padres.

Confirmado Lauren estaba embarazada de mí, cargaba un hijo mío y las ganas de besarla, abrazarla se apoderan de mí.

—Amir — dijo mi nombre. —¿Estás bien?

Asentí ya que mi emoción me dejó mudo.

—Los resultados de sangre están bien, pero me gustaría hacerle una ecografía.

Pero las sorpresas no acababan aquí, una más y muy poderosa me dejó petrificado en el sitio.

—No será solo un bebé, si no dos y son gemelos.

Lauren lloró y lloró, mientras la euforia que sentía hizo que mi corazón se llenará de una exquisita magia y no dude en abrazarla, no dude en llorar en su cuello.

—Serán dos, tendremos dos bebés.

Repitió una y otra vez mientras solo movía la cabeza.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora