CUARENTA Y TRES

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Lauren

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Lauren

Me sentía muy mal, no sé qué le pasaba a mi cuerpo, pero algo en mí no andaba bien. Estas últimas semanas me la pasé deprimida en casa y pensado en Amir, lo necesito tanto que hubo momentos que me vestía y ponía rumbo al aeropuerto, pero después recapacito y regreso a casa.

La oscuridad de la noche es mi única compañía, mis sueños se volvieron vacíos mientras el arrepentimiento me deja caer en un pozo lleno de agua y a punto de ahogarme.

—Lauren ¿está todo bien? — cuestiona Carlos entrando a mi habitación.

—No, nada esta bien.

Este se acercó más a mí y se recostó a mi lado, abrazó mi cuerpo y mis lágrimas comenzaron a mojar su jersey.

—Un mes, Lauren desde que murió Laura, porque esperas a ese abogado que tal vez ni te busque.

—No lo sé, no lo sé, pero sé que me volveré loca. — Alce mi mirada y observe a Carlos preocupado por mí. —Solo quiero oír su voz.

—Llámalo entonces, y quizás al oírlo te animas a decirle la verdad.

—No puedo, no debo.

Sabía que al escuchar su voz y en la condición tan débil en la que me encuentro sé que me perdería y sabe Dios cómo acabaría la situación.

—Papá — le llamé y este me miró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Lauren.

—No, papá, no soy Lauren, soy Laura.

Se acercó a mí para acariciar mi rostro. —Conozco a mis hijas y sé que eres mi Lauren y no Laura. Por mucho que os parezcáis un padre sabe diferenciar a sus hijas.

No podía seguir mintiéndole después de ver su rostro lleno de lágrimas y de alegría a la vez, era injusto para un padre y él fue tan bueno con nosotras que no se merecía mi mentira ni la de Laura.

—Lo siento tanto, papá, lo siento, en serio papá todo fue planeado por Laura y ella se llevó mi identidad y ahora me dejó confusa, sin saber que hacer ni que debo decir.

—Laura siempre supo como manipularte, Lauren y se aprovechó de ti por el amor que le tenías, pero lo que hiciste no está bien, y vi el sufrimiento de tu esposo y créeme que no sabía si llorar por la muerte de una de mis hijas o llorar por ver cómo agonizaba frente a tu tumba— baje la mirada. —No, Lauren no bajes la mirada, levántala y busca a tu marido, pídele perdón y tal vez él se dé cuenta de que realmente estés arrepentida.

—Papá...

—¿Qué plan preparó Laura para ti?

—Papá por favor.

—Respóndeme, Lauren —alzó ligeramente la voz.

—Ocupar su lugar.

—¿Otra vez? No te bastó vender tu cuerpo en nombre de ella y ahora te convertirás en Laura, no, no lo harás.

Nunca antes había visto a mi padre de esta manera y estaba tan molesto, había pasado más de un mes y no hice nada, me callé y esperé ese maldito abogado que al día de hoy no me busco.

—Ten, aquí hay dinero suficiente para pagar todas las deudas de mamá y también para hospitalizarla en una clínica, necesita ayuda y la vamos a ayudar.

—¿Y qué vas a hacer tú?

—Papá estoy perdida y no sé aún qué tengo que hacer, pero decida lo que decida será lo mejor para Amir y para mí.

—Y yo te aviso que no seré cómplice de tu hermana ni de ti, que si tú no hablas con la verdad la cual os enseñe olvídate que tienes un padre. Haz que me sienta orgulloso y que sepa que valió la pena mi lucha y sacrificio para criarte.

Asentí y después me marché.

Y es que tenía razón en todo lo que me dijo, sus palabras estaban tan llenas de verdad que no sabía cómo contestar, me avergüenzo de mi misma y me siento una traicionera porque eso lo que soy, traicione al hombre de mi vida por las locuras de mi hermana, y pensándolo bien Laura siempre me manipuló por el amor y el vínculo que nos unía, pero ahora ¿qué quedaba? Nada, solo quedaba una mentira la cual necesitaba solucionar.

Tenía que pensar las cosas con claridad, ver los pros y los contras, pero a estas alturas volver atrás para pedir perdón sería una locura.

—¡Boom! —Carlos me asustó.—¿Aún sigues con el mal estar?

—Sí, pero eso no es lo que me tiene así. Fui a ver a mi padre ¿y qué crees?, me reconoció y lo peor que me dio un ultimátum no quiere saber de mí si sigo con esta mentira.

—Apoyo a tu padre, joder Lauren date cuenta de que no eres Laura y que nunca los serás porque tú vales oro, eres mucho mejor que ella y por muy planeada haya hecho de tu vida, recuerda que eres la única que puede decidir.

—No me confundas más, Carlos. En serio que no puedo más, no quiero más. Entre que extraño a Amir y ahora que todo se está complicando no sé qué hacer.

—Pues huye de aquí y busca a tu esposo, cuéntale la verdad.

Negué.

—Joder pues llámalo, lo deseas tanto y te conozco, amiga. Vamos llámalo y dile lo mucho que lo amas.

Saque por internet el número de su empresa y al tercer tono contesto una señora.

—Hola, necesito hablar con Amir Al Malik.

—Me podría decir quién es usted para comunicarle al señor Al Mallik.

No podía decirle que era su esposa.

—Dígale que soy un familiar de su esposa.

Y entonces me dejó en espera y mi corazón quería salir de su sitio mientras lloraba en silencio por lo que estaba a punto de pasar.

—Cálmate— musito Carlos al verme tan afectada.

—Dígame —  y esa voz sonó por la otra línea, esa voz tan fuerte y masculina de Amir se dejó escuchar y la emoción se apoderó de mí que no sabía si colgar o continuar.

—Habibi, habibi soy yo, Lauren.

Y se hizo el silencio entre las dos líneas, solo se escuchaba mi llanto.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora