Amir
Hay momentos en la vida que son los más simples y perfectos, esos instantes que parecen insignificantes y que no son planeados y resultan ser los mejores, las cosas no planeadas siempre salen bien que las planeadas, eso lo tenía clarísimo.
—Yo, Amir Al Malik, te prometo a ti, Lauren, no dañarte, no lastimarte y sobre todo protegerte, recordarte todos los días que las personas buenas merecen estar con personas buenas, que la vida es un trato, un contrato que algún día llegara a expirar y no quedará nada de lo que fuimos, solo un recuerdo y por eso haré que cada recuerdo que quede entre tú y yo sea recordado incluso en los cuentos de hadas, SÍ, QUIERO.
Hoy fue uno de esos días que jamás olvidaremos por muy juego que sea. Un instante que salió sin ser esperado, sin planearlo durante años, solo es un instante que llegó a nuestras vidas sin querer.
—Yo, Lauren Evans, te prometo a ti, Amir, amarte, respetarte, apoyarte y sobre todo hacer que esos recuerdos sigan viviendo a pesar de las circunstancias que pasemos, SÍ, QUIERO.
Y después de ese sí quiero de Lauren, mi vida y la de ella cambió en su totalidad, deje de ser el Amir soltero que muchas esperaban y ella dejó lo que fue para convertirse en otra mujer, en mi mujer, esposa de Amir Al Malik.
Adil y los demás estuvieron callados y sin mostrar indicios de felicidad por mí, su preocupación de enterarme de la verdad los tiene sin dormir. En cambio me di cuenta de que Carlos es más que un amigo para Lauren, esa forma de abrazarla, de mirarla y sobre todo de consentirla es mejor que la de un hermano de sangre. ¿Será que me estoy equivocando al decir que la amistad no existe?
Decir que Lauren irradiaba de felicidad estaría mintiendo, pero su sonrisa no desapareció ni un solo instante desde que pisamos los juzgados para celebrar nuestra boda civil.
—¿Lista para dejar tu olor en cada una de mis camisas y en cada rincón de mi casa?— Esa pregunta causó que ella sonriera aún más y abriera los ojos en señal de sorpresa, no se lo esperaba de mí, pero de eso consistía el juego, hacer que parezca real.
—¿Y tú estás listo a ser adicto a ese olor?
Mi garganta hizo sonar una carcajada llena de diversión, ¿que si estaba listo?, creo que no lo sabré hasta probar esa sensación de sentir su esencia en su ausencia.
—Deseo estarlo, lo estaré.
Lauren asintió y después uní mi frente con la suya mientras los presentes que no eran muchos nos miraban, entre ellos el padre de Lauren que se veía feliz por su hija.
—Tenemos que besarnos— susurre en voz baja para que los demás no escucharan.
Lauren no dijo nada.
A veces el silencio es la respuesta clave para nuestras preguntas y dudas, y por eso me lancé a sus labios donde los míos chocan lentamente con los suyos, dándole forma, sentido y sobre todo emoción a un beso el cual esta vez lo di yo. Sus suaves labios exigían más de los míos y estos respondieron apretando más su boca y la empecé a explorar con sabiduría, mientras mi mano sostenía su mentón.
—Vale, estoy a punto de desmayarme —comentó lamiendo sus labios después de separarme de ella.
Sonreí plácidamente porque eso significó que le gusto—. Te tengo de la mano.
Asintió y después observamos a los invitados. Su padre se acercó a nosotros para felicitarnos y después me hizo prometer que cuidaría de su hija.
—Felicidades, Amir esperamos que seas feliz con la que es ahora tu esposa — Nos felicitaron Adil, Kamal y Hassan, pero su mirada fue directa al rostro de Lauren.
—Gracias, sé que sus deseos son de corazón, aunque la próxima me pueden mirar a mí en vez de intensificar vuestra mirada en mi mujer.
Bajaron sus miradas y después Adil habló—. Discúlpanos, ahora Lauren es tu esposa, y es una mujer prohíba, ¿verdad, chicos?
—Toda mujer está prohibida para ser usada para el beneficio del hombre, Adil. Clávate en la cabeza que jugar con ellas no es nuestra misión, sino quererlas y protegerlas. Recuerda que tienes hermanas y tal vez algún poco hombre se atreva a lastimarla y usarla para luego tirarla como si nunca la conoció y créeme que no te gustará.
Lauren solo los observó mientras ellos se avergonzaban frente a ella.
—¿No es así, princesa?
—Sí, así es, la vida da vueltas y hoy podría haber sido yo, y mañana alguna hermana de ustedes.
—En fin, creo que no hay nada más que añadir por el momento, solo quería agradeceros por estar aquí en un día como hoy.
No hubo más que unas sonrisas forzadas por parte de ellos, sé que les preocupa que yo sepa la verdad sobre Lauren, sé que temen que me enteré de la encerrona que me hicieron con la mujer que es ahora mi esposa y por eso haré que la tormenta no cese para ellos, que todos los días sea preocupación y que cada mañana que me vean oren para que no me enteré de la verdad aunque esta estaba más presente que nunca.
—Viajamos hoy mismo, mis padres nos esperan y el resto de mi familia también— informe mientras nos dirigimos a su casa a por las maletas.
—Pero no me dijiste nada, Amir.
—Mis días llegaron a su fin en Londres, debo volver y no necesito esperar para hacerlo.
—Pero...
—Lauren, el trabajo me reclama, llevo semanas fuera y las reuniones en la empresa se desbordan. Además sabías que eso ocurría.
—Ya, pero no pensé que iba a ser tan pronto, me asusta saber si podré adaptarme o no. Tal vez el miedo de dejar Londres es algo que nunca imagine que sucediera tan pronto.
Suspire ya que me sentía cansado, pero no quise decir o hacerle entender que mi paciencia estaba a punto de llegar a su fin.
—No puedo irme y dejarte aquí, por más precipitado que están yendo las cosas, no podría imaginarte dejándote en este país y aunque sea un maldito trato no quiero separarme de ti, ¿vale? Además no compartiremos casa con nadie, ya que tengo mi propia casa y podremos hacer todo el ruido que queramos.
Lo último le causó risa al igual que a mí y ella entendió muy bien mi indirecta, aunque era mas una broma que otra cosa.
—Ya, claro como no ahora soy tu halal.
—Lo entendiste, eres lo permitido por Dios.
—Mm... este acuerdo te saldrá caro, habibi.
Me tensé por lo último que dijo.
—¡Vaya! —aclare la garganta y guarde silencio, ella comprendió que había metido la pata y lo mejor en este momento era no decir nada más.
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Pagada para seducir al Árabe
RomanceHabía un solo propósito en esta historia, ser pagada para seducir al multimillonario Árabe y hacerle entender que no se podía ser tan perfecto.