SESENTA Y TRES

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Lauren

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Lauren

Quisiera pensar que todo mal ha llegado su fin, que ahora toca ser feliz, pero siento que algo se avecina, no sé qué tal malo será, pero esa corazonada me tiene en silencio y solo quiero que pase todo para sentirme liberada.

—No estés nerviosa, estoy seguro de que Amir pensó bien las cosas sino que no hubiera dejado que Adil se acercara a la casa— intenté calmar a Sarah.

Hoy era su pedida de mano y estaba que se mordía las uñas, y la comprendo aunque no pase por la misma situación, pero una muy similar me tenía igual que ella.

—Hermana ¿pudo pasar?— escuchamos a Amir detrás de la puerta.

—Sí, pasa, Amir.

La figura tan bella de mi esposo entra dentro y las ganas de comerlo a besos se apodera de mí, y sí, definitivamente las hormonas me tienen revolucionadas, solo es él y él, ese es mi único antojo.

—Habibati, ¿estás bien?— preguntó con una sonrisa de lado, él entendió en qué estaba pensado.

Asentí.

Volvió a sonreír y después se dirigió a su hermana. —¿Estás segura de esto?

Sarah asintió nerviosa.

—No hay marcha atrás, no hay un no después de ser su esposa, porque esto no es un juego.

—Hermano, ¿hablaste con él?

Amir negó. —Adil me hizo una mala jugada la cual no creo que llegaré a perdonar, tanto él como los otros dos y si estoy aceptando este matrimonio es por ti, porque te quiero aunque madre también estuvo insistente y ni hablar de mi mujer— esta vez me mira a mí y le sonrió con un gran triunfo en mi rostro. —Pero aun así siempre me tendrás, en lo bueno y en lo malo.

Sarah se vio emocionada y abrazó a su hermano con fuerzas mientras le agradece.

Era un momento emotivo.

—Sé que están enfadados y no conozco el motivo, Amir, pero estoy segura de que ahora que será uno más de la familia arreglaréis vuestras diferencias.

Amir no contestó a lo que le dijo Sarah, y sé que su orgullo es poderoso, pero también sé que su noble corazón es capaz de perdonar lo imperdonable, a pesar de todo él quería darles una lección con nuestro matrimonio y al final la lección me la lleve yo.

Al quedarnos solos, Amir se me acercó para rodear mi vientre con sus manos.

—Creo que no me cansaré de decirte lo hermosa que te ves con esa túnica.

Últimamente me sonrojo por cualquier cosa, ya sea por sus halagos o por enfado.

—Estuve hablando con tu padre hace un rato — volvió a decir después de verme roja como un tomate. —Me comentó que tu madre no estaba llevando bien las terapias y que se ha vuelto agresiva.

Mi padre me estuvo informando sobre el progreso de mi madre y sabía de los ataques, pero era eso o seguir en ese mundo que solo nos trajo problemas.

—Quiero llevarte a verla, y pienso que tú también necesitas estar frente a ella.

Baje la mirada y no sabía si sería buena idea, a pensar de todo ella solo me buscaba por sus vicios.

—Amir...— me interrumpe.

—No te estoy obligando, Lauren. Solo si quieres, y si me dices que no, no significa que no la quieras, sino que no llegó el momento.

—Sí, quiero ir a verla.

Él me sonrió.

—Es una etapa que debemos cerrar y tal vez si me ve, ella empieza a colaborar.

—Estoy seguro de que si, a pesar de todo eres su hija.

Asentí y después él me abrazó. —Ahora dime, ¿nadie te molesto desde que llegaste a esta casa?

—No, como siempre tu madre es un sol y tus hermanas ni te cuento. Nora me saludó e intercambiamos un par de palabras y después se fue con su bebé y bueno tu padre aún no lo vi.

Amir besó mi frente y añadió un "vale".

Sabía que no solo lo preguntaba por su padre, sino que él tenía entendió que Dina iba a venir a la pedida de mano.

Sarah volvió a la habitación donde estábamos y Amir procedió a salir de esta, pero no sin antes agradecerle por el esfuerzo que estaba haciendo para contentar a su hermana.

—Amir, gracias — me guiñó un ojo y después salió.

Por muy abandonada que nos sentimos Laura y yo en su momento, no la odio y mucho menos le deseo el mal, todo lo contrario siempre me he desvivido por ella y lo volvería hacer si fuera necesario.

—Amir, sé que me porté mal contigo y lo siento, ya que ahora seremos familia no quiero estar mal con uno de mis mejores amigos— dijo Adil mientras estábamos reunidos tanto la familia de él como la de Sarah.

—Estoy seguro de que Amir sabrá olvidar— habla el padre de Amir.

—Padre no interferirás en mis asuntos— la voz de Amir salió aguda y llena de seriedad, el padre guardó silencio y después continuó hablando con Adil.

Miré a mi esposo que se veía tenso por la situación y le mostré una leve sonrisa de apoyo.

—Amigo, ahora que me casaré con Sarah, espero y deseo que volvamos a trabajar juntos— le volvió a decir Adil a Amir.

—Pongo en duda eso, pero si quieres trabajar donde trabajaste anteriormente antes de que te declarara por traidor, deberías hablar con la futura y nueva dueña de la empresa Al Malik, Laura Del Valle.

Mi corazón dio un vuelco al oír el nombre de mi hermana, Amir parecía sereno al nombrarla, pero para mí todo mi interior se alarmó y solo me quedó tragar saliva y hacer como si no entendiera nada mientras mi suegro sonreía felizmente y su mirada estaba puesta en mí, como diciendo "por tu culpa ya no quedará nada del reconocido empresario Amir Al Malik", ingenuo lo que no le advirtieron que su hijo es igual o peor que él y no se deja vencer por nadie que le desee el mal, aunque se trate de tu propio padre.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora