OCHENTA Y TRES

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Lauren

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Lauren

¿Qué tan bien merecido tenía Iván a morir? Estamos hablando de un ser humano que por mucho mal que haya hecho no tenía porque Amir arrebatarle la vida, no venía al caso dejarse cegar por sus palabras sin preguntarme a mi primero.

Días después.

—Señor Al Malik, queda usted en libertad, ya que la muerte de la víctima fue ejecutado en defensa propia y por eso queda libre de toda culpa.

El juez dictó sentencia a Amir después de pasar días entre rejas.

¿Y respecto a mí? Iván no llegó a penetrarme aquel día, después de gritarle una y otra vez que era Lauren y no mi hermana este reaccionó y se alejó de mí, pero sus manos tocándome aún las siento sobre mi piel lastimada y sin contar el cansancio que llevo dentro, estaba agotada y no por cargar a nuevas vidas, sino que me sentía agotada emocionalmente, tenía claro que necesitábamos un suspiro tanto para Amir como para mí, pasaron tantas cosas que de alguna manera u otro no sabría ver lo positivo de cada suceso.

La figura de Amir se para en la puerta de nuestra habitación mientras mi cuerpo descansaba sobre la cama, estos días sin él me dieron mucho que pensar.

—Lo siento— añadió desde lejos cansado.

—¿Por qué?

—Por todo lo que pasó, por no haber llegado antes, por no evitar todo lo que viste y sobre todo lo siento por nosotros dos.

—Te grité muchas veces que no lo hicieras, que lo dejarás estar y aun así apretaste el gatillo sin pensar en mí, ni en tus hijas. Solo te dejaste llevar por lo que decía.

—No me culpes por ser una persona que se lleva por las emociones, porque si no fuera así nunca hubiéramos llegado a lo que somos ahora.

—A pesar de todo, nuestro amor no está hecho para estar juntos, no es bueno y realmente el amor no debe cansar tanto y yo te cansé mucho, te metí en problemas y tú lo único que hacías es solucionarlo todo, pero esta vez tu solución acabó con una vida.

—Volvería a matar por ti— Amir se acerca.

—No— solté en llanto.

—Soy consciente que nadie tiene derecho a matar a nadie, pero él estuvo a punto de arrebatarte la vida, la de nuestras hijas y la mía, y yo solo elegí la suya.

Sus manos sostuvieron mi rostro y mi cuerpo se apartó de sus manos.

—No me toques.

Amir arrugó la frente. —No puedes decir eso. Te amo, Lauren, te extrañé.

Mis lágrimas salieron sin control de mis ojos y solo pude negar con la cabeza.

—Este es el final de todo, ahora podemos vivir una vida plena, sin ex que aparezcan de la muerte, sin hermanas malvadas ni padres que dañen. Solo tú, nuestras hijas y yo.

Seguí negando.

—No soy un asesino, no soy una persona sin corazón,  solo salve a la persona que amo y no me arrepiento así que no me mires de ese modo.

—No pienso que eres un asesino, pero necesitamos un respiro. Alejarnos y ver qué tan bien nos hace la distancia.

Amir soltó una sonrisa llena de sarcasmo.

—Yo ya viví ese calvario de tenerte lejos, y créeme que es lo peor, no me pidas que pongamos tierra de por medio porque no lo voy a permitir. Alivia mi dolor y seamos felices.

Continúe negando.

—Lauren— Amir alzó la voz.

—Soy incapaz de mirarte a la cara después de volver a sentir las manos de Iván encima de mí.

—Y yo soy incapaz de dormir si no estás a mi lado. Eres mi mujer y volveré a borrar todo rastro que haya en ti de ese poco hombre.

Estaba dispuesta a respirar lejos de Amir, no es bueno para ambos haber pasado por tanto y que ahora sigamos como si nada, creo y es necesario ese respiro de distancia.

—No seas egoísta, Lauren. Recuerda que no solo tu amor me pertenece sino lo que llevas dentro de ti, me pertenece aún más, mis hijas.

Continué en llanto y seguí contestando con el alma hecha pedazos. — No soy egoísta, por ellas que necesitamos olvidar todo, por ella necesitamos estar más ubicados en que si queremos seguir con esto o no, por ellas es que este amor debe empezar de cero. Un nuevo comienzo entre Amir y Lauren y no por haber seducido al árabe. Entiende que todo esto también me duele a morir, pero más me duele los tormentos que te hice pasar desde que acepté ese contrato, desde que comencé a seducirte y hasta hoy solo nos han pasado cosas terribles.

—¿Es tu última palabra?— su tono sonó amenazador mientras dejó ver su seriedad.

No dije nada, solo me quede pensativa si estaba haciendo lo correcto.

—Es mejor así.

—Te repito, ¿es tu última palabra?

—Me enseñaste a ser valiente y débil a la vez, gracias a ti estoy tomando esta decisión por los dos.

—Nuevamente no entendiste ser valiente y débil a la vez, y de nuevo estás tomando el camino de la cobardía. Te aplaudo, Lauren, pero no digas que estás tomando una decisión por los dos. Ya decidiste y solo pensaste en ti.

—No— grité ahogada en llanto sintiendo mi garganta doler.

—¿No? Ser valiente es decir que mi fuerza va más allá que la física, una resistencia que no se vea por el ojo humano, pero sí con el alma, con las palabras y sobre todo sentirlo y a la vez esa debilidad es reconocer estar cansado, pero sin soltarse de la persona con la que te cansaste, pero como dije no sabes diferenciar entre una cosa y la otra y tú me estás soltando y es muy injusto de tu parte.

—Amir, por favor.

—No voy a insistir, ni voy a suplicar, a estas alturas merezco más de lo que me quieres quitar pero déjame claro una cosa. ¿Es tu última palabra?

—Sí.

Ese "sí" salió en agonía, pero pienso que es necesario una calada de aliento para poder decidir.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora