Lauren
Por muy rápido que latía mi corazón y los nervios me traicionaban, Amir sujeto mi mano con tanta fuerza que pensé que no tenía mano, mi presencia en la empresa era bastante normal, ya que siendo la esposa de casi el ex jefe no llamaba la atención, pero sentía como si estuviera robando.
—Señor, Al Malik— lo saludan los abogados y todo estaba listo para la firma de la compra de esa empresa que no deseaba.
—Amir ¿estás seguro?— pregunté por última vez antes de plasmar mi firma en aquel papel.
Él asintió y solo me quedó respirar para proceder a terminar para lo que había venido.
—Enhorabuena, señora Al Malik, acaba de adquirir las empresas de su esposo.
Una sonrisa forzada dibujó mi rostro y después Amir me abrazó frente a esos hombres, sé que lo hizo por calmar mi nerviosismo.
—Señor Al Malik— entra la secretaria. — Su padre acaba de llegar y lo espera en su oficina.
—En seguida ir, ah y ofrécele un café o té. Lo que él prefiera.
Amir estaba seguro de su decisión y sabía que no iba a perder nada, todo lo contrario ganaría mucho más.
Jamás lo amé por lo que tenía, ni por su fama. Mi corazón lo eligió a él por la gran persona que es, su actitud, sus valores y sobre todo la forma en la que me trató siempre, pero nunca por su dinero.
Soy consiente que me gane el odio de mi suegro y no lo culpo por querer a otra mujer para su hijo, soy realista ninguna persona fingiría su muerte y menos se lo ocultaría a alguien como Amir que no ha hecho más que amarme, pero a pesar de todo lo amo con mi vida y me equivoqué, pero no estaba dispuesta a soltarlo aunque mi vida dependiera de ese hilo que nos unes.
—Amir, no deseo entrar— detengo mis pasos frente a la puerta de su oficina.
—Pero habibati, eres la nueva dueña de la empresa, no crees que sería bueno que tu suegro sepa que ahora su nuera es multimillonaria, además no padece de enfermedades de corazón, no le pasará nada con la noticia.
Amir me hizo reír por su comentario y después cogió mi mano. —Eres poderosa, Lauren.
Volví a sonreír y después asentí, pero mi mano no dejó de sujetar la suya, Amir es un pilar fundamental para seguir de pie y me llena de confianza.
—Buenos días, padre.
—Buenos días, no pensé que tu esposa te acompañaría a la venta de lo que tanto sacrificaste para tenerlo.
—Lauren es la suerte que necesito para conservar no solo mi amor por ella, sino mi estatus y mi sacrificio quedó intacto y todo valió la pena después de una lucha interminable contigo, padre.
El hombre mira a su hijo sin entender nada.
—Puedo decir y con mucho orgullo que todo lo que trabaje dio su fruto.
—Quieres dejar de hablar de esa manera, no entiendo a dónde quieres llegar. Además vine hasta aquí para conocer a la dueña de la empresa.
—¿La dueña de la empresa? — Amir mostró una sonrisa mientras bajo la mirada y conservando ese respeto que tenía hacía su padre.
—Amir.
—Padre, ya di la orden para que te transfieran la cantidad con la que se vendió el imperio que creaste en su día, créeme que te lo mereces después de haber dado tanto.
—No me parece justo, debiste haber dividido esa cantidad por dos, también es tuya.
— No lo necesito, padre.
Él asintió y después me miró con ese semblante tan serio.
—Habibati, le presentas a la nueva dueña de la empresa Al Malik.
Me dijo Amir mientras oía mi respiración.
Guarde silencio por unos segundos y pues me arme de valor y pise con firmeza el suelo mientras alzaba mi rostro.
—Es un placer haber comprado su empresa, Laura Del Valle es mi hermana y yo soy la heredera de todo lo que ella posee, entre todo lo que me dejó, Laura era la nueva socia de Amir y ahora puedo decir que la empresa es mía en su totalidad.
Decir que su forma de mirarme era como la de alguien que perdió el rumbo de la dirección que había iniciado, sería poco, sus manos empezaron a temblar y su forma de tragar saliva se hizo excesiva, total se estaba tragando sus propias palabras. ¿Quién le iba a decir que la mujer por la que obligó a su hijo a vender la empresa iba a ser la dueña? El tiempo es así, coloca a cada uno en su lugar según su arrogancia y su nivel de superioridad. Nadie es mejor que nadie, ayer fue él y hoy fui yo.
—¿Me engañaste?
Eso fue lo único que le preguntó a su hijo.
—No, padre. Me dijiste que le hiciera una oferta a mi nueva socia y así lo hice— me señaló.
—Tranquilo, señor no soy de creerme mejor que nadie por muy rica que sea, Amir seguirá gobernando lo que le perteneció siempre, pero con una diferencia, usted está fuera de este juego.
—Jaque mate— añadió Amir y después su padre se marchó sin mirar atrás.
Pero porque me sentía tan mal, es que este hombre no era así cuando me conoció, de hecho me recibió con los brazos abiertos, pero ¿ahora?, ¿qué quedó de él?
—Mi padre lo quiso así, y yo solo lo complací.
Amir tenía razón, él solo siguió una orden.
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Pagada para seducir al Árabe
Roman d'amourHabía un solo propósito en esta historia, ser pagada para seducir al multimillonario Árabe y hacerle entender que no se podía ser tan perfecto.