CATORCE

17.3K 1.2K 86
                                    

No dijo más, solo me dejó pasar y ella cerró la puerta detrás de mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No dijo más, solo me dejó pasar y ella cerró la puerta detrás de mí.

—¿Sorprendida de conocer la forma que te llaman tus clientes?—me giro hacia ella y espero a que recupere la compostura.

—Amir, yo sé que...

—¿Desde cuándo dejé de ser el señor Amir?— interrumpí.

Ella aclaró la garganta y acortó la distancia—. ¿Qué le molesta más, el saber que soy una prostituta o sentirse engañado?

Su pregunta sonó con fuerza y seguridad, no se avergonzaba en llamar las cosas por su nombre.

—Me importa una mierda a lo que te dediques, solo quiero saber ¿por qué, a mí?

—Como me dijo una vez, mi inteligencia va más allá de mi belleza, ahora le digo lo mismo, su atractivo es exquisito— muerde su labio —. Pero yo no hago mi trabajo sin ser antes contratada, ¿y quién quiso pagarme para seducir al árabe?

—¿Y quién me dice a mí que no lo has hecho para chantajearme o tenías algún plan en contra de mí?

—Mi vida no depende de atrapar a ningún millonario, soy capaz de salir adelante por mis propios medios y no necesito el dinero de nadie. No hay hombre existente o que viva para tenerme, así que no es nada de lo que piensa, señor Amir.

—Dime quien te contrató.

—A pesar de todo, no soy de revelar los nombres de mis clientes, pero le daré una pista, busqué quien piensen que es usted perfecto.

Entonces la imagen de esta mañana con mis amigos me viene a la mente y deduje que fueron ellos por eso Kamal dijo tal cosa de Lauren. No merecía tal acto de los que consideraba mis amigos, no tenían derecho de hacer o decidir sobre mi vida y eso no estaba dispuesto a dejarlo pasar.

—Mis amigos— susurré.

—Hay amistades que no vale la pena tenerlas.

—El trabajo quedó a medias así que no acepté el dinero que me ofrecieron. Lo siento, señor Amir, pero solo estaba haciendo mi trabajo.

—Habría sido fácil si me lo hubiera contado.

—¿Qué cambiaría?

—Habías recibido tu pago sin hacer todo lo que hiciste estos últimos días.

—No soy de aceptar la caridad de nadie, recibo el dinero si completo mi trabajo.

Asentí mientras bajaba la mirada y sonreía. A veces la dignidad depende de muchos factores y a pesar a lo que se dedica Lauren, su dignidad permanecía intacta, orgullosa y segura de sí misma.

—Nunca me importó lo que pensaran los demás— informó.

—¿Ni tampoco te importa lo que piense yo?— guardó silencio—. Sé que te importa aunque quieras demostrarme lo contrario. ¿Por qué?

Alza su mirada y se encuentra con la mía.

—Eres el primer hombre que me trató como lo hacía una persona muy especial para mí.

Volvió a bajar la mirada y acorté distancias.

—¿Y dónde está esa persona?

Se demoró en contestar, ya que sus ojos se llenaron de lágrimas las cuales no dejó caer por sus mejillas.

—Murió hace años.

—Lo siento.

—No lo haga, eso fue hace mucho tiempo.

Suspiré y pensé con claridad que quería hacer, y llegué a la conclusión de que quería demostrarles a esos pocos hombres que tengo de amigos que para ganar, primero se debe saber cómo jugar.

—¿Estás dispuesta a dejar tu trabajo por una temporada para trabajar para mí?— Mi pregunta la alarmó.

—Te pagaré lo que me pidas si aceptas casarte conmigo y hacerles creer a lo que te contrataron que no todo consiste en consumar con mujeres y ya, sino que hay cosas más importantes que tener sexo y dejar de ser perfecto.

Sabía que lo que le estaba pidiendo era una locura, incluso lo era para mí, pero después de saber todo y verla llorar, sus ojos me pedían auxilio en silencio y tal vez las cosas terminen de otra manera.

—No—contestó —. No voy a ser la pieza con la que vais a estar jugando.

—No deseo eso, tendrás todos los derechos que te correspondan y no dejaré que nadie te lastime. Además, tú fuiste la primera en aceptar este juego y no dudaste en iniciarlo.

—Solo hacía mi trabajo.

—Está bien, lo que te estoy ofreciendo es un trabajo también, solo que seré tu único cliente.

—Yo... creo que...

—Piénsatelo, tienes hasta mañana. Me buscas en el hotel y me dices lo que hayas decidido.

Asintió y después me fui.

Las mujeres se deben tratar con respeto, y valorarlas a pesar de las circunstancias por las que estén pasando cada una, y como dije pude controlar mi temperamento para no asustarla, no quería que viese lo peor de mí cuando me enfado y entendí que ella no tiene la culpa de nada, sino los que la buscaron.

Las mujeres se deben tratar con respeto, y valorarlas a pesar de las circunstancias por las que estén pasando cada una, y como dije pude controlar mi temperamento para no asustarla, no quería que viese lo peor de mí cuando me enfado y entendí que ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora