— ¿Qué haces aquí? — se gira hacía mí sorprendido al escuchar mi voz y me sonríe.
— Ey hola — se acerca a mí para darme dos besos, pero le aparto poniendo mis manos en su pecho.
— ¿No me estarás acosando o algo así, no?
— ¿Qué? ¡No! Yo solo — y antes de que pueda decir algo más, aparece Flavio dándole un abrazo.
— Hombre Hugo, ¿qué tal? — espera, ¿se conocen?
— Bien tío, ¿y tú?
— Pues bastante aburrido la verdad — se ríen.
Les miro súper confundida, ¿qué está pasando?
— Eva, te presento a Hugo, el chico al que vamos a entrevistar — y me quedo con la boca abierta.
— Encantado de conocerte Eva — me dice sonriendo. ¡Mierda! Ya ha descubierto mi nombre.
No puede ser, de todos los chicos, ¿tenía que ser él?
— ¿Quieres que te traiga algo? — le pregunta Flavio haciendo que apartemos la mirada del otro.
— Ah, ¿pues si puedes traerme una cerveza?
— Claro, ahora vuelvo. Iros sentando si queréis — nos deja solos y se crea un silencio incómodo.
— ¿Dónde quieres sentarte? — le pregunto evitando su mirada y se encoge de hombros.
— Me da igual, dónde tú quieras
— Vale — voy a sentarme en una de las mesas que dan a la terraza y él se sienta en frente mío.
— ¿Qué casualidad, no? — me pregunta sonriendo.
— Ni me hables — le digo enfadada y se ríe.
— Oye, te juro que yo no tenía ni idea de que trabajabas aquí Eva
— Ya, claro — le digo con ironía.
— ¡Que te estoy diciendo la verdad! Si lo hubiera sabido, no habría follado contigo
— Lo mismo digo — y nos quedamos desafiándonos con la mirada por unos segundos. Hasta que Flavio viene con la cerveza de Hugo y se sienta a mi lado para empezar ya a hacerle la entrevista.
— Yo ya te conozco algo, pero bueno, cuéntanos un poco sobre tu vida y por qué te interesaría trabajar aquí
— Pues bueno, me mudé hace cómo dos años de Córdoba aquí para empezar de cero después de pasar por una temporada bastante mala. — al mencionar eso, veo cómo la luz de sus ojos verdes se apaga por un momento. Me pregunto qué le pasaría cómo para tener que cambiar de ciudad y empezar de cero. — Ahora estoy trabajando en un taller cómo mecánico, pero me pagan lo justo para el alquiler del piso. Por eso me gustaría trabajar aquí, para ganarme algo más de dinero y vivir más cómodo — dice encogiéndose de hombros — además, mi sueño siempre ha sido trabajar en la música, y empezar por esto no estaría nada mal — Flavio le sonríe mientras yo sigo procesando todo.
— ¿Nos podrías cantar algo? — le pregunta Flavio.
— Sí, claro — coge la guitarra y empieza a cantar.
Me quedo bastante impresionada, no me esperaba para nada que cantaría o tocaría la guitarra así de bien. Este chico está lleno de sorpresas...
Cuando termina de cantar, nos mira nervioso.
— ¿Os ha gustado?
— Increíble tío — le dice Flavio.
— Muchas gracias — se sonríen.
— ¿Y a ti qué te ha parecido Eva? Que estás muy callada — me dice Flavio dándome un codazo.
— No ha estado mal — digo encogiéndome de hombros. No le voy a decir que me ha encantado cómo lo ha hecho para no agrandar más su ego.
Flavio me mira confundido — ¿qué te pasa?
— ¿A mí? Nada — rueda los ojos.
— Bueno pues por mi parte, te contrataría ahora mismo — se ríen — pero primero lo tenemos que hablar con mis padres y luego ya te diremos
— Vale, gracias por contar conmigo aunque luego al final decidáis que no o lo que sea — se sonríen.
Empiezan a hablar entre ellos sobre otras cosas y yo me levanto de la mesa para ir al baño dejándolos solos. Todavía sigo sin poder creerme que sea él. Cuando vuelvo del baño, ya se están despidiendo.
— Venga tío, nos vemos — se dan un pequeño abrazo y Flavio se va a atender a un señor.
Nos volvemos a quedar solos en un silencio incómodo mientras él termina de tomar su cerveza.
— Bonito nombre por cierto — me dice sonriendo.
— Hugo, por si no te ha quedado claro todavía, no quiero nada contigo. Lo del sábado estuvo bien, pero en eso se queda, ¿vale? No va a volver a pasar
— Mira morena, no sé de dónde te has sacado esa idea de que yo querría tener algo contigo, porque te aseguro que no es así. Solo busco distracciones, cómo tú lo fuiste el sábado para mí, nada más. Y si no quieres que vuelva a pasar, pues me da igual, ya me buscaré a otra — me dice enfadado.
— Pues me parece genial — le digo fingiendo una sonrisa — ahora tengo que volver a trabajar, adiós
Me levanto de la mesa y voy a ocupar mi puesto detrás de la barra encontrándome con Flavio.
— ¿Qué, bien, no? Yo creo que tiene el perfil perfecto. Canta bien, es guapo, gracioso...vamos, un fichaje — me dice Flavio sobre Hugo y me río.
— ¿No me digas que te has enamorado de él? — le pregunto sonriendo y rueda los ojos.
— No tonta, solo digo que puede hacer que venga mucha gente al bar. ¿Tú no piensas lo mismo?
— Pues no la verdad, me parece un niñato — y se me queda mirando fijamente por unos segundos.
— ¡No me jodas Eva!
— ¿Pero qué te pasa? — le pregunto confundida.
— Es él, ¿no? El chico con el que te liaste el sábado — mierda, me ha pillado.
— A ver Fla, que yo no sabía que iba a ser él, ¿vale? Si lo hubiera sabido, no lo habría hecho de verdad, así ahora no sería incómodo — niega con la cabeza.
— Pues ya no hay vuelta atrás Eva. Si mis padres deciden contratarle, te tendrás que aguantar y punto — bufo.
— ¡Pero ese chico es insoportable, no pienso tener que aguantarle todos los días en el trabajo!
— Eva, no es cómo tú crees. Hugo es un buen tío, solo le tienes que conocer un poco mejor. Y no me refiero en la cama — me advierte y ruedo los ojos.
— No te preocupes, que no me voy a volver a liar con él — le digo cabreada por toda esta situación.