Capítulo 38

879 45 5
                                    

Me despierto al notar que me da pequeños besos por toda la cara y acaricia mi espalda.

— Despierta enana, que tienes que ir a clase — susurra y niego con la cabeza acurrucándome a él.

— Noo, no quiero ir a clase. Prefiero quedarme aquí contigo — le digo poniendo voz de bebé y se ríe.

— Y yo contigo — miro sus ojos y nos sonreímos.

— ¿Por qué estás tan guapo recién despierto? No es justo — me quejo mientras acaricio su cara y se ríe.

— Lo mismo digo de ti, que estás preciosa a todas horas — le sonrío poniéndome rojísima.

— Eso no es verdad idiota — se ríe.

— Sí que lo es — dice rozando su nariz con la mía.

Y juntamos nuestros labios en un suave beso.

— ¿Tienes que ir a tu casa a por tus cosas, no?

— Sí — suspiro y enreda sus dedos en mi pelo.

— Te llevo yo en coche tranquila — sonrío y le beso.

— Te quiero rubio — me sonríe.

— Y yo a ti morena — y nos volvemos a besar.

Los besos van subiendo de tono poco a poco...

— ¿Y si seguimos con esto en la ducha? — me pregunta sonriendo mientras muerde mi labio.

— Tengo poco tiempo Hu

— Pues uno rapidito — niego riendo.

— Ya estás tardando entonces — se ríe.

Y me coge en brazos llevándome hasta la ducha. Abre el grifo cayendo el agua encima de nuestros cuerpos y me acorrala contra la pared de la ducha mientras nos besamos de manera salvaje. Sus manos exploran todo mi cuerpo hasta llegar a mi zona íntima introduciendo sus dedos. No tardo en correrme y le doy la vuelta para masajear su miembro haciéndole gemir. Antes de que pueda correrse, vuelve a pegarme a la pared y agarra con fuerza mi culo haciendo que enrolle mis piernas alrededor de su cintura y se adentra en mi interior. Tras varias embestidas, llegamos a la vez al éxtasis.

Salimos del baño enrollados en las toallas para vestirnos rápidamente e ir en coche hasta mi casa.

— Ahora subo, ¿vale? Que voy a fumar — me dice cuando llegamos y asiento dándole un beso.

Entro en casa dirigiéndome hacía la cocina donde me encuentro con Sam y Flavio desayunando.

— ¡Buenos días! — les saludo con una sonrisa.

— Uyy estás muy contenta para ser las 8 de la mañana, ¿no? — me pregunta Sam sonriendo.

— Bueno, es que... — sonrío sonrojada.

Sam se levanta y viene corriendo hacía mí.

— Dime que estáis juntos por favor — asiento sonriendo y se lanza a abrazarme emocionada — Ahhh!!! Me acabas de alegrar la mañana — me río.

— ¿Me estás diciendo que tengo a Hugo de cuñado?— me pregunta Flavio sonriendo acercándose a mí.

— Sí — nos reímos y nos abrazamos.

— Me alegro mucho Eva — le sonrío.

— ¿Y vosotros qué, eh? — les pregunto sonriendo y evitan mi mirada incómodos. Les salva Hugo que llama a la puerta y Sam va corriendo a abrirle.

— Hermanitooo — le abraza súper fuerte.

— Sam, que no puedo respirar

— Ay perdón — se separa rápido y nos reímos.

Hugo se acerca a mí con una sonrisa pasando su brazo alrededor de mi cintura y me besa.

— ¿Habéis visto que novia más guapa tengo? — les dice sonriendo haciendo que me ponga súper roja.

— Aw sois adorables — dice Sam y nos reímos.

— Bueno, me voy a cambiar, que tengo clase en menos de una hora — me separo de Hugo para ir hacía mi habitación a cambiarme y maquillarme.

Cuando estoy lista, vuelvo para la cocina. Me despido de Sam y Flavio dándole un abrazo a cada uno, y cojo a Hugo de la mano para salir de casa. Nos subimos en su coche y vamos hacía la uni. Durante el camino hablamos sobre chorradas. Llegamos cinco minutos antes de que empiece la clase, y aprovechamos el tiempo besándonos.

— ¿Me vienes a buscar luego?

— Claro guapa — sonrío volviendo a besarle.

Suena mi teléfono avisándome de que tengo un mensaje y me separo de él para mirarlo.

— Anne me está esperando ya — asiente.

— Bueno, pues que te lo pases bien en clase Evita — dice vacilándome y le pego en el hombro.

— Idiota — se ríe y me da otro beso.

— Tú piensa en que dentro de cuatro horas vas a volver a verme — me guiña y ruedo los ojos.

— No te lo tengas tan creído — se ríe.

— Venga, vete ya, que al final vas a llegar tarde — me río y cojo su cara con mis manos para darle un último beso. Pone su mano en mi nuca para profundizarlo y sonreímos a mitad del beso — ¡te quiero! — me dice cuando salgo del coche.

— ¡Y yo! — le digo con una sonrisa tonta en la cara antes de ir corriendo hacía la entrada de la uni.

Tú lo haces fácil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora