10 años después...
Me despierto al notar que entran los primeros rayos de luz por la ventana, y no puedo evitar sonreír al ver a mis dos pequeños durmiendo con nosotros en nuestra cama. Grecia, que está abrazada a Hugo, tiene ya 6 años. Y Álvaro, que está entre mis brazos, tiene 4 añitos. Los dos me hacen muy feliz, y aunque a veces sea difícil compaginar el trabajo con los niños, momentos cómo este merecen la pena. Además, compartir esto junto a Hugo, el amor de mi vida, lo hace todo mucho más fácil. Nos casamos hace ya ocho años, bastante jóvenes, pero no me arrepiento para nada. Nunca olvidaré ese día, fue tan bonito y especial...
Hugo acaba de sacar su segundo disco y no puedo sentirme más orgullosa de él. Respecto a mí, terminé la carrera y he estado trabajando en varios proyectos de cine cómo actriz durante estos años. También he tenido la oportunidad de dirigir y escribir el guion de todos los videoclips de Hugo.
Me quedo mirándoles a los tres con una sonrisa. Hugo no tarda en despertarse y sonríe al vernos.
— Buenos días guapa — me dice con la voz ronca.
— Buenos días amor — nos sonreímos y se acerca a mí con cuidado intentando no despertar a los peques para dejar un suave beso sobre mis labios.
— Por fin sábado — susurra mientras empieza a darme besos por el cuello y le aparto rápido.
— ¡Hugo! Para quieto eh — se ríe.
— Porque están los niños, que sino... — niego riendo.
— Idiota — me sonríe y nos besamos otra vez.
— Nooo, qué ascooo papis — dice nuestra pequeña Grecia intentando separarnos y nos reímos.
— Buenos días mi pequeña — le dice Hugo llenándole la cara de besos mientras yo hago lo mismo con Álvaro que se acaba de despertar.
Después de comérnoslos a besos, les hacemos cosquillitas y no pueden parar de reírse.
— ¿Qué vamos a hacer hoy? — pregunta Álvaro.
— Pues esta tarde nos vamos a la casa del tío Flavio, la tía Sam y vuestra prima Nova, y vais a quedaros allí a dormir porque vuestros papis están ocupados esta noche, ¿vale? — asienten sonriendo.
— ¿Ah sí? — le pregunto confusa a Hugo.
— Sí — me guiña sonriendo y niego con la cabeza. ¿Qué se traerá entre manos esta vez?
Al de un rato, nos levantamos de la cama. Dejamos a los niños jugando junto a nuestros dos gatos en el salón mientras nosotros preparamos el desayuno.
— ¿Puedo saber con qué vamos a estar ocupados esta noche? — le pregunto curiosa a Hugo y se ríe.
— Tenemos una cita — me dice sonriendo.
— ¿Una cita? — le pregunto ilusionada.
— Sí, ¿te parece bien, no?
— Pues claro, me parece perfecto amor — le digo con una sonrisa pasando mis brazos alrededor de su cuello — ¿pero ya lo saben Sam y Fla? — asiente.
— No te preocupes que lo tengo todo controlado cariño — le sonrío y nos besamos — ¿es que hace cuánto que no tenemos una cita eh?
— Pff muchísimo, ni lo recuerdo — nos reímos.
— Ya, ni yo. Amo a mis hijos, pero necesito tener un rato a solas con mi mujer — sonrío y le beso.
— ¿No te parece que están creciendo demasiado rápido nuestros pequeños? — asiente triste.