Capítulo 40

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Llego a mi casa de clase con Hugo ya que me suele venir a buscar todos los días con el coche, y nos dirigimos hacía la cocina esperando encontrarnos con Sam y Flavio preparando la comida, pero no están. De repente oímos ruidos extraños que vienen de la habitación de Flavio y nos reímos.

Vamos para mi habitación y dejo mis cosas de la uni encima del escritorio. Me abraza por la espalda apoyando su cabeza sobre mi hombro y sonrío.

— ¿Tienes mucho qué hacer? — asiento suspirando.

— Un montón de trabajos que no sé ni de dónde voy a sacar el tiempo para hacerlos la verdad...

— Bueno, tranquila, no te estreses. Ya conseguirás terminarlos — y me doy la vuelta entre sus brazos para quedarnos mirándonos frente a frente.

— Eso espero, porque entre la uni, el bar y tú — rozo mi nariz con la suya mientras paso mis brazos alrededor de su cuello — no me da la vida — se ríe.

— ¿Yo? ¿Por qué? Si no te robo nada de tu tiempo... — dice haciéndose el inocente y niego sonriendo.

— Sí que lo haces sí — se ríe y nos besamos.

— Si te podría ayudar, créeme que lo haría. Pero no tengo ni idea de esas cosas — me río y le abrazo.

— Aww bebé — se ríe y hunde su cara en mi cuello.

Acaricio su pelo mientras seguimos abrazados y noto cómo una de sus manos baja hasta mi culo.

— ¡Oye! Para quieto eh — le regaño de bromas.

Se ríe y me besa agarrando mi culo igualmente.

— Guapa — estampo mis labios contra los suyos con fuerza y me sigue el beso con las mismas ganas.

Coloco mis manos en su pecho empujándole hasta que cae sobre mi cama para después subirme a horcajadas suya y volver a atacar sus labios.

— No sabes lo duro que me acaba de poner eso... — susurra contra mis labios dándome la vuelta para colocarse encima mío y hacerme sentir su erección. Soltamos los dos un gemido e intentamos deshacernos de nuestra ropa rápidamente.

— Mierda, espera — le paro antes de que su boca baje hasta mi feminidad y me mira confundido.

— ¿Qué pasa?

— Pues que no estamos solos Hugo

— Me da igual. ¿A ellos también les hemos oído, no? — me pregunta sonriendo. Niego riendo y le dejo que siga explorándome con su lengua.

Al de un rato, después de quedarnos satisfechos, salimos de la habitación dirigiéndonos a la cocina. Y esta vez sí que les encontramos allí.

— ¿Qué? ¿Os lo habéis pasado bien, no? — nos pregunta Sam sonriendo y nos sonrojamos.

— Vosotros tampoco es que seáis muy silenciosos eh — les contraataca mi novio y se ponen rojísimos.

— ¿Qué queréis para comer? — nos pregunta Flavio intentando cambiar rápido de tema y nos reímos.

Después de comer, vamos juntos para el bar. Me siento encima de las piernas de Hugo mientras esperamos a que vaya viniendo la gente. Y me deja leer la última canción que ha estado componiendo.

— Se llama Soy Yo y va pa' ti — sonrío y le lleno la cara de besos. Madre mía, ¿puede ser más mono?

— Te quiero mucho Huu — sonríe.

— Pues yo más — niego riendo y nos besamos.

Seguimos así de empalagosos hasta que empieza a venir la gente y me tengo que separar de él para ocupar mi puesto detrás de la barra.

Paso el resto de la tarde ocupada atendiendo a los clientes. Cuando estamos casi ya para cerrar el bar, veo que entra una chica morena con una niña pequeña. Parece algo perdida porque mira para todos lados cómo si estaría buscando a alguien.

— Hola, ¿te puedo ayudar en algo? — le pregunto amablemente y me analiza con su mirada haciéndome sentir bastante incómoda.

— Ah sí...busco a Hugo Cobos. ¿Trabaja aquí, no? — ¿A Hugo? ¿Por qué le estará buscando?

— Sí, trabaja aquí — le digo confundida — acaba de ir al baño, pero supongo que no tardará en salir

— Vale, gracias — me responde un poco borde.

— ¿Papi? — dice la niña pequeña de unos tres años y la chica se agacha para quedarse a su altura.

— Sí cariño, ahora vamos a ver a tu papi — le dice con una voz dulce y la niña se pone contentísima.

Y miro toda esta escena súper confundida.

Hugo sale del baño y la chica se reincorpora rápido. Él se fija primero en mí acercándose hasta donde estoy yo con una sonrisa. Pero cuando se fija en la chica que está a mi lado y la niña, se paraliza. Su rostro refleja sorpresa y a la misma vez enfado.

— ¿Qué haces aquí?

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