Me abre la puerta con una gran sonrisa en su cara.
— Hola guapa — me sonrojo.
— ¿Me vas a dejar pasar o qué? — le pregunto en un tono vacilón y niega sonriendo dejándome pasar dentro. Nada más cierra la puerta, me aprisiona contra ella y besa mis labios con ansias. Enredo mis manos en su pelo mientras que las suyas recorren mi cuerpo y nos seguimos besando intensamente. Hasta que un maullido hace que nos separemos.
— Sulli, no interrumpas — le regaña Hugo y me río.
— Pobrecillo, que él también quiere mimitos. Ven aquí pequeñín — y cojo al gatito en brazos acariciándole y dándole besos por su cabezita.
— ¡Oye! Que aquí el protagonista soy yo, no él — dice enfadado cruzando sus brazos y me río.
— Tu papi está celoso Sulli — digo susurrando.
— Ya vale, ¿no? — me pregunta Hugo sonriendo.
Me río y dejo al gatito en el suelo para lanzarme a los brazos de Hugo dejando besos por toda su cara.
— Así me gusta — dice con una sonrisa y me río — ¿Te quedas a dormir aquí, no?
— Sí, bueno, solo si quieres que me quede claro — sonríe cogiendo mi cara con sus manos y me besa.
— Te quedas — sonrío.
— Vale — y nos volvemos a besar.
— ¿Tienes hambre? — susurra contra mis labios.
— Mucha — digo sonriendo mordiéndole el labio.
— Eva, me refería a la comida — dice riendo.
Y no puedo ponerme más roja.
— Joee Hugo, qué vergüenza — se ríe y me abraza.
— Aii qué monaa — y le doy un pequeño empujón.
— Cállate idiota — se ríe.
— ¿Entonces?
— Sí, tengo hambre — nos reímos.
— Vale, pues...¿pedimos una pizza y ponemos una peli? — me pregunta con ilusión y sonrío.
— Valee — me sonríe y vuelve a darme otro beso antes de coger su móvil para pedir la cena.
Me siento en el sofá con Sulli en mi regazo y no puedo quitarme la sonrisa tonta de la cara.
— ¿Qué tal con Mai por cierto? — me pregunta después de pedir la cena sentándose a mi lado.
— Genial, la echaba de menos — me sonríe.
— Tus amigas son las más majas y guapas
— ¿Conoces a Anaju y a Nía también? — le pregunto sorprendida y asiente con una sonrisa.
— Sí, Rafa y Jesús ya se han encargado de presentármelas — nos reímos.
— Les di suerte por mi cumple, porque justo se conocieron esa noche y ya son novios — se ríe.
— Yo también te conocí esa noche, aunque nosotros, bueno, no somos novios ni nada de eso... — dice evitando mi mirada y asiento con tristeza.
— Ya... — de repente se levanta y se va para su habitación dejándome súper confundida. Al de unos segundos vuelve con una cajita en sus manos.
— Toma, es para ti — le miro sorprendida.
— ¿Para mí? — asiente.
— Ayer cuando me fui de compras con Flavio, lo vi y me acordé de ti. Es una chorrada, pero bueno... — dice nervioso poniéndose colorado y sonrío. Abro la cajita y me encuentro con un colgante de sirena.
— Wow, es precioso Hugo, no sé qué decir...
— Me alegro de que te guste — y me lanzo a abrazarle.
— Muchas gracias — me acaricia la espalda.
— Vaa no es nada — me separo y nos sonreímos.
— ¿Me lo puedes poner?
— Sí, claro — le doy la espalda apartando mi pelo para que me pueda colocar el colgante en el cuello y deja un beso sobre mi hombro después de hacerlo.
Me giro hacía él para besarle lentamente, pero por desgracia, nos interrumpe el sonido del timbre. Hugo va a recoger la pizza y empezamos a cenar.
— A ver, ¿qué peli quieres poner?
— ¿Me dejas poner una de Tarantino?
— Claro, pon la que quieras — le sonrío dándole un beso y nos ponemos a ver la peli mientras cenamos.
Si ya estaba confundida, ahora lo estoy mucho más. Pff qué lío, es que es tan mono cuando quiere...sé que no debo hacerme ilusiones porque no quiere nada serio, pero no puedo evitarlo después de esto.
Terminamos de cenar y se levanta para llevar todo a la cocina. Vuelve al de un rato pasando su brazo por encima de mis hombros con disimulo y sonrío. Apoyo mi cabeza en su pecho acurrucándome más cerca de él y deja un pequeño beso sobre mi cabeza. Seguimos viendo la peli, aunque creo que ninguno de los dos estamos prestando demasiada atención pensando cada uno en lo nuestro.
Cuando termina la peli, nos miramos.
— ¿Te ha gustado? — asiente sonriendo.
— Tienes buen gusto — me río.
— Pues claro — digo haciéndome la chula y se ríe.
Le abrazo hundiendo mi cara en su cuello mientras él pasa sus dedos entre los mechones de mi pelo.
— Qué bien hueles Hugo... — se ríe.
— Y tú — sonrío y le abrazo más fuerte.
Después de quedarnos así por un rato, nos miramos a los ojos y nos sonreímos. Acaricia mi cara y me besa lentamente. Los besos cada vez se vuelven más agresivos y vamos quitándonos la ropa. Dejamos a Sulli en el sofá dormidito y me lleva hasta su cama donde acabamos exhaustos después de un polvo maravilloso.
— Buenas noches Eva — me dice susurrando pasando sus brazos alrededor de mi cintura.
— Buenas noches Hugo — intento dormir aunque tenga mil pensamientos pasando por mi cabeza.