Capítulo 29

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Abro los ojos lentamente al notar que entran los primeros rayos de luz por la ventana. Una mano acariciando la piel desnuda de mi cintura me hace sonreír. Me giro para encontrarle ya mirándome con una sonrisa en su cara aún algo dormilona.

— Buenos días — me dice con la voz ronca mandando un escalofrío por todo mi cuerpo.

— Buenos días — le digo sonriendo.

— ¿Qué tal has dormido?

— Mejor que nunca la verdad — me sonríe.

— Yo también, teniéndote entre mis brazos — sonrío. Dios mío, ¿por qué tiene que ser tan mono? ¿Y lo guapo que está recién levantado? Tendría que estar prohibido ser así de perfecto por las mañanas.

Dejo un suave beso sobre sus labios mientras que sus manos recorren de arriba a abajo mi espalda. Y los besos empiezan a subir cada vez más de tono.

— Me estás volviendo loco Eva María — susurra en mí oído antes de morder el lóbulo de mi oreja haciendo que suelte un gemido por mi boca.

Le beso aún con más fuerza subiéndome a horcajadas suya y soltamos un gemido los dos al rozar su erección moviendo mis caderas. Mis labios bajan lentamente hasta la zona de su cuello donde me entretengo un buen rato antes de lanzarle una mirada pícara y envolver su miembro con ellos. Y disfruto viendo cómo se retuerce de placer.

Después de otro polvo increíble, porque cada vez lo son más, acabamos abrazados sobre la cama intentando recuperar nuestras respiraciones.

— ¿Qué hora es? — mira su reloj.

— Las 12... — y asiento con mi cabeza apoyada en su pecho mientras él enreda sus dedos en mi pelo.

— ¿Cómo crees que se lo pasaría Flavio ayer en la fiesta con Sam? Estaba bastante nervioso el pobre

— Pues si te digo la verdad, creo que anoche esos dos acabaron juntos en una cama — nos reímos.

— Se me haría un poco raro verles juntos después de haberles visto odiarse durante años, pero a la misma vez, me alegraría un montón por ellos

— Ya, hacen una buena pareja... — vuelvo a asentir.

Y nos quedamos en silencio por unos segundos. Se intenta separar de mí para levantarse y no le dejo.

— Noo, ¿a dónde vas?

— A fumar

— Joo — le digo haciendo pucheros y se ríe.

— Ahora vuelvo — me da un beso antes de levantarse de la cama y salir al balcón a fumar.

Intento no darle vueltas a todo lo que está pasando entre nosotros, pero no podremos evitar hablar sobre el tema para siempre. Necesito saber qué significa todo esto para él, si solo soy una distracción más o si de verdad siente algo por mí. Aunque me da un poco de miedo su respuesta.

No tarda mucho en volver a tumbarse a mi lado y envolver sus brazos alrededor de mí.

— ¿Puedo quedarme aquí todo el día? — se ríe.

— Yo no te voy a echar, a si que cómo tú veas preciosa — dice dándome un beso en la mejilla y sonrío entrelazando una de mis manos con la suya.

— No pensaba que serías tan cariñoso — se ríe.

— Pues sí, por desgracia, lo soy... — y miro sus ojos.

— ¿Por desgracia? — se encoge de hombros.

— Cosas de la vida Evita... — suspiro.

— Hugo, tenemos que hablar. No podemos hacer cómo si no pasara nada entre nosotros cuando pasa de todo, bueno, yo lo siento así por lo menos, y — digo nerviosa con rapidez y me corta besándome.

— Lo sé, pero ahora no porfa — me pide mirando mis ojos con tristeza y asiento suspirando.

— Vale — y hace un amago de sonrisa.

— Gracias — le devuelvo la sonrisa sin ganas y vuelvo a colocar mi cabeza sobre su pecho...

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