Capítulo 37

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Después del incómodo silencio durante todo el camino hasta su casa, por fin llegamos. Nos sentamos en el sofá y le miro impaciente esperando a que hable, pero él solo evita mi mirada nervioso.

— ¿Vas a hablar o qué? Porque si no vas a decirme nada, me voy. No quiero perder más el tiempo contigo — y me levanto del sofá para irme.

— No Eva espera, siéntate porfa — suspiro.

Y me vuelvo a sentar a su lado en el sofá para escucharle. Coge aire antes de empezar a hablar.

— Soy un imbécil, tienes toda la razón. Me he vuelto a comportar cómo un puto niñato de mierda y te pido perdón por todas las gilipolleces que he soltado por la boca porque sí, lo admito, estaba celoso. Pero lo último que quería era hacerte daño Eva — dice mirándome fijamente a los ojos mientras juega con mis manos nervioso — no sé por qué coño te dije el otro día lo de ser solo amigos cuando lo que quiero en realidad es estar contigo. Empecé todo esto cómo un juego en el que los dos nos lo pasaríamos bien follando por un tiempo sin sentimientos de por medio y cuando nos cansaríamos, lo dejaríamos y ya. Pero no he podido evitarlo, me he acabado enamorando de ti Eva, y no sabes lo mucho que me asusta sentirme así de vulnerable cuando estoy a tu lado...

Mi corazón late a mil por hora al escucharle decir todas esas palabras tan bonitas y sinceras. Sus ojos se empiezan a humedecer al igual que los míos.

— ¿Pero sabes qué? Me da igual. Me importas demasiado cómo para perderte por mis estúpidos miedos, estoy dispuesto a enfrentarme a ellos por ti. Quiero dejarme llevar de una vez, sin pensar en si volveré a acabar con el corazón roto o no. He pasado por muchas cosas estos últimos años, y creo que al fin me merezco ser feliz. Y tú me haces serlo — sonríe acariciando suavemente mi mejilla — te quiero Eva — dios mío...me quedo sin palabras.

Casi se me sale el corazón del pecho al oírle decir esas palabras. Nos quedamos mirándonos a los ojos por unos segundos, y se ríe nervioso limpiando con su mano una lágrima que caía por su mejilla.

— Ahora es cuando tú no sientes nada por mí y quedo en ridículo delante de la chica que me vuelve completamente loco. Aunque entendería si no quisieras saber nada de mí porque he sido un gilipollas y — no le da tiempo a decir nada más porque cojo su cara con mis manos y le beso apasionadamente. Me sigue el beso al instante colocando también sus manos a cada lado de mi cara profundizándolo aún más. La falta de aire nos hace tener que separarnos, pero nuestras frentes siguen pegadas.

— Te quiero Hugo — susurro mirando directamente a sus ojos y nos sonreímos entre lágrimas de felicidad. Esta vez es él quién deja un dulce beso sobre mis labios que no tarda en volverse apasionado acercándonos aún más al otro.

Y nos dejamos llevar por lo que sentimos.

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Por fin han confesado lo que sienten😍
¿Qué os está pareciendo la historia? 🥰❤️

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