Capítulo 14

761 29 0
                                    

Terminamos de preparar todo y abrimos el bar. Flavio y yo esperamos detrás de la barra a que vaya viniendo la gente mientras Hugo ensaya con su guitarra algunas de las canciones que va a tocar.

— Oye, ¿por qué no lo promocionamos un poco por Insta? Así igual se enteran y vienen — me dice Fla.

— Ah pues sí, le voy a sacar unas fotos a este — me acerco hasta el escenario donde está Hugo.

— ¿Qué haces? — me pregunta confundido.

— Tú solo haz cómo que tocas la guitarra — se ríe.

— Vale — empieza a posar haciendo el tonto y no puedo evitar reírme.

— Hugo, por favor, un poco de seriedad — se ríe.

— ¡Pero si estoy posando enserio! — se queja cómo si fuera un niño pequeño y niego sonriendo.

— Me pregunto dónde están tus 21 años... — se ríe.

— Creo que la respuesta a esa pregunta ya la sabes — dice guiñándome y ruedo los ojos sonrojada.

— ¡Que poses bien de una vez coño!

— Uy la Eva María que se nos enfada... — dice sonriendo vacilándome y le miro enfadada.

— Al final te vas a ganar una hostia y todo — se ríe.

— A ver, pues dime cómo quieres que pose, que yo no tengo ni idea de qué hacer — suspiro.

— Pues lo que te he dicho, haz cómo que tocas la guitarra pero sin hacer ninguna tontería — se ríe.

— Vale vale — posa y le saco unas cuantas fotos.

— Ala, ya está, puedes seguir con lo tuyo... — se ríe.

Subo las fotos promocionando un poco la actuación y el bar, y empiezan a llegarme un montón de mensajes pidiéndome el Instagram de Hugo.

— Hugooo — le llamo desde detrás de la barra.

— Dime morena

— La gente me está pidiendo tu Insta

— ¿Enserio? — me pregunta sorprendido y asiento.

Se baja del escenario y viene a sentarse a la barra.

— ¿Y entre esa gente, hay chicas guapas? — me pregunta sonriendo y le miro con cara de asco.

— Eres un guarro — se ríe.

— Si encima de trabajar, ligo, pues oye, no voy a desaprovechar la oportunidad — ruedo los ojos.

— Dame tu Insta anda — me lo dice, le etiqueto en las fotos que he subido y dejo mi móvil a un lado.

— ¡Pero sígueme! — me río.

— ¿Por qué? No quiero verte más de lo que ya te voy a ver por aquí todos los días Hugo — bufa.

— Paso de ti — me río.

— A ver si es verdad... — y rueda sus ojos.

Creo que lo de las fotos ha dado buen resultado porque va entrando mucha más gente al bar. Flavio se va a atender las mesas mientras yo me quedo detrás de la barra y Hugo sentado en frente mío.

— ¿Cuándo salgo ahí?

— A las 7, que es cuando suele venir más la gente

— Vale — y sigue mordiéndose las uñas nervioso.

— ¡Hugo! ¡¿Quieres parar ya de morderte las uñas?! Me estás poniendo muy nerviosa — suspira.

— Todo lo que hago le molesta a la niña oye — le saco la lengua cómo una niña pequeña y se ríe.

— Te va a salir bien, ¿vale? No te preocupes tanto idiota — le digo sonriendo y me sonríe.

— Gracias. Si yo no soy de ponerme nervioso, ¿sabes? Pero es que esto de cantar delante de tanta gente, pues... — me río.

— Pues ya te acostumbrarás. Mira ya todas las fans que tienes — le digo señalando con mi cabeza a todas las chicas que han venido a verle y se ríe.

— Increíble — asiento.

— Pues sí, porque nunca las he visto por aquí y ahora que vas a cantar tú, aparecen todas — se ríe.

— Bueno, es que tengo mi encanto, ¿sabes? — dice sonriendo con su acento cordobés y ruedo los ojos.

— Tú lo que eres, es un flipado chaval — se ríe.

— A ver, pero no me vas a decir que lo de esa noche no fue increíble, ¿eh? — me río con sarcasmo.

— Vamos a dejarlo en que estuvo bien y ya — se ríe.

— Que mentireira eres — le miro sorprendida.

— ¿Sabes gallego?

— No, lo acabo de buscar, pero estoy pensando en apuntarme a aprender gallego solo por ti eh, pa' que veas — me dice sonriendo.

— Oh, qué bonito — le digo bromeando poniendo una mano en mi corazón y nos reímos. Se acercan dos chicas a nosotros, bueno, más bien a Hugo, y le preguntan si pueden sacarse una foto con él.

— ¿Conmigo? — les pregunta sorprendido — eee sí, claro — les sonríe y se sacan una foto. Después de hablar un poco con ellas, se vuelve a sentar con la cara rojísima — ¡Ay dios mío, que me han pedido una foto! — me dice chillando y me río.

— Hugo, tranquilízate por favor — se ríe.

— Es que no me lo creo...¡qué caló por dios! — dice abanicándose con sus manos todavía rojo y me río.

Tú lo haces fácil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora