Capítulo 18

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Después de comer con Flavio y sus padres, nos encerramos cada uno en nuestra habitación y me tumbo en mi cama a escuchar música. Es domingo, a si que no tengo nada qué hacer en toda la tarde.

Estoy echando la siesta, cuando suena mi móvil.

— ¿Sí?

— Evaa, tía, ¿qué es de tu vida?

— Jujii, jo perdona por estar tan desaparecida, pero es que entre las clases y el bar no me da la vida

— Tranquila, no pasa nada

— Bueno, ¿y tú qué tal?

— Pues estresada con los exámenes — me río — pero el estar con Rafa me hace sentir mucho mejor

— Aww tía, qué bonito — se ríe.

— Es que fue amor a primera vista, ¿sabes? Gracias a ti por habérmelo presentado — me río.

— De nada guapa, te mereces ser muy feliz — se ríe.

— Pues igual que tú Evita. ¿Qué, ninguna novedad?

— Qué va, Dani pasa de mí totalmente. Solo me habla para pedirme los apuntes o así

— Pues que le den tía, así te lo digo — me río.

— ¿Te acuerdas del chico con el que me líe en mi cumple?

— Sí, ¿qué pasa con él?

— Pues que ahora está trabajando en el bar cómo músico y le tengo que ver todos los días — se ríe.

— ¡No me jodas! ¿Enserio?

— Tal cuál te lo digo — nos reímos — lo peor de todo es que nos hemos vuelto a liar otra vez

— Joder con la Eva... — me río — ¿está bueno?

— Buenísimo, y folla de puta madre la verdad

— Tía, pues ya te puedes ir olvidando de ese tal Dani y liarte con el músico — me río.

— El problema está en que no quiere nada serio

— ¡Vaya por dios! — me río — ¿y tú?

— Ah no, yo tampoco quiero nada serio con él

— Bueno, pues entonces quedar solo para follar

— No sé...

— Eva, ¡disfruta de tus 20 años hombre! Ya podría volverlos a tener yo... — me río.

— Vale, señora mayor — se ríe.

— Anda, te dejo ya, que me está llamando Rafa. Espero volver a verte pronto mi niñaa

— Y yoo, adiós jujii — y colgamos.

Cómo me aburro, voy a ver qué hace Flavio. Doy unos cuantos golpes en la puerta de su habitación antes de entrar y tumbarme a su lado en la cama.

— Hola pesada — me saluda sin mirarme y me río.

— ¿Qué haces?

— Leer, ¿no lo ves? — dice sacudiendo el libro.

— Vale chico, qué borde estás... — rueda los ojos.

— ¿No tienes nada mejor qué hacer que venir a molestarme a mí? — resoplo.

— ¡Es que me aburro mucho Fla!

— ¿Y qué quieres que haga yo? — suspiro.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos.

— Fla

— ¿Qué?

— ¿Tú, quedarías con alguien solo para follar?

— Depende, no sé...¿por qué me lo preguntas?

— Es que verás, hay un chico que — me corta.

— Eva, que ya sé que me estás hablando de Hugo — le miro sorprendida.

— ¿Cómo lo sabes? — se encoge de hombros.

— Creo que es bastante evidente...

— Bueno, ¿y qué piensas sobre eso?

— No sé, haz lo quieras Eva. Solo ten cuidado, ¿vale? No quiero que acabes con el corazón roto porque te has pillado por él — me río con sarcasmo.

— No me voy a pillar por él Fla — rueda los ojos.

— Te lo digo por experiencia...

— ¿Nunca me vas a contar quién fue esa chica que te rompió el corazón, no? — niega con la cabeza.

— Es mejor que no lo sepas — me río.

— ¿Por? ¿La conozco? — se ríe nervioso.

— No, no la conoces

— Vale... — y me empuja de su cama sonriendo.

— Venga, deja de molestarme ya — me río.

— Que ya me voy, tranqui — se ríe.

Le doy unos cuantos besos en la mejilla antes de salir de su habitación e irme para la mía. Me pongo a buscar el papelito que me dio Hugo con su número para después enviarle un mensaje:

«Hola, soy Eva. ¿Podemos quedar?»

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