Capítulo 36

844 47 3
                                    

— Evi, ¿estás ahí? — abro la puerta del baño para abrazar a Sam — eh pequeña, ¿qué ha pasado? — me pregunta preocupada al ver que estoy llorando.

— Tenías razón Sam, estoy enamorada de él — acaricia mi espalda intentando tranquilizarme.

— ¿Qué ha hecho esta vez? — y le cuento lo que ha pasado — ¡ahora mismo se va a enterar! — dice enfadada y la paro antes de que salga del baño.

— No, no hagas nada porfa — suspira.

— Eva, no puede jugar así contigo. Le quiero mucho y es cómo mi hermano pequeño, pero no voy a consentir que por su culpa tú estés mal

— Lo sé, pero déjame a mí hablar con él porfa

— Cómo quieras, pero aclarad todo de una vez porque no me gusta veros así a ninguno de los dos — asiento y seguimos abrazadas por un rato.

Cuando consigo calmarme, salimos del baño. Encontramos solo a Flavio recogiendo todo.

— ¿Hugo? — le pregunta Sam.

— Se acaba de ir...Eva, ¿estás bien? — me pregunta preocupado al verme con cara de haber llorado.

— Sí, tranquilo — le sonrío para asegurárselo.

— Te conozco demasiado bien cómo para saber que me estás mintiendo, pero bueno... — me río — ven anda — y nos damos un abrazo súper fuerte.

— Te quiero Fla

— Y yo a ti Eva

— ¡Oye! Que yo también quiero — nos dice Sam y nos reímos dejando que se una a nuestro abrazo.

De repente oímos el ruido de la puerta del bar abrirse y nos separamos del abrazo. Es Hugo que viene directo hacía mí y me besa intensamente cogiendo mi cara con sus manos. Me quedo tan sorprendida, que tardo en corresponderle el beso. Cuando separamos nuestros labios, nos quedamos mirándonos intentando recuperar la respiración.

— Ven conmigo — y me lleva de la mano fuera del bar hacía su coche.

— Hugo, ¿qué haces? ¡Suéltame! — le digo enfadada intentando apartar mi mano de la suya.

— ¿Te quieres parar quieta? Intento arreglar las cosas... — me río sarcásticamente.

— ¿Ahora? ¿No crees que ya es un poco tarde para eso? — y consigo soltarme de su mano.

— Eva por favor, solo escúchame, ¿vale?

— ¡Que no quiero escucharte Hugo, déjame en paz! — me giro para volver hacía el bar pero me detiene.

— Por favor Eva, escúchame, que me pongo hasta de rodillas si hace falta — me suplica y suspiro.

— Tienes solo 5 minutos — cruzo mis brazos manteniendo mi orgullo y rueda los ojos sonriendo.

— ¿Enserio Eva? — me encojo de hombros.

— Estás perdiendo el tiempo...

— Vale vale, pero por lo menos déjame llevarte hasta mi casa para que podamos hablarlo mejor

— Está bien, vamos — nos subimos en el coche y vamos todo el camino hasta su casa en silencio...

Tú lo haces fácil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora