Capítulo 5

734 26 0
                                    

— ¿Qué? — le pregunto confusa.

— ¿4 chupitos? ¿No crees que es demasiado? — me pregunta sonriendo el chico rubio.

— No son todos para mí idiota. ¿Y en el caso de que sí serían para mí, qué problema habría, eh? Puedo beber lo que me dé la gana — le digo cabreada.

— Vale vale, tranquilita eh — dice riéndose.

— ¿De qué coño te ríes? — le pregunto enfadada.

— ¿Te quieres relajar por favor? ¡Que solo ha sido una broma! — me dice defendiéndose.

— Pues no hace gracia — se ríe con sarcasmo.

— Creo que no he pedido tu opinión acerca de mis bromas morena — me dice enfadado.

— ¡A mí no me llames así gilipollas! — le grito.

— ¿Y si lo hago, qué me vas a hacer, eh? — me pregunta con esa estúpida sonrisa en la cara.

— No pienso entrar en tu juego, no me merece la pena seguir discutiendo con un niñato cómo tú

— ¿Sabes qué? Tienes razón, a mí tampoco me merece la pena seguir discutiendo con una tía tan borde cómo tú — me río con sarcasmo.

— Perdona, pero ¿me acabas de llamar borde?

— Sí, borde — dice muy cerca de mi cara.

Nos desafiamos con la mirada por unos segundos, hasta que el camarero deja lo que habíamos pedido en la barra y apartamos nuestra mirada del otro.

Dejo el dinero e intento coger los 4 chupitos con mis manos para poder alejarme de él cuanto antes. Samantha se va a enterar por haberme dejado sola.

— Espera, que te ayudo — se ofrece el rubio.

— No hace falta, gracias — le respondo cortante.

Me hago sitio entre la gente para ir hasta donde he visto a mis amigas por última vez, pero no las encuentro por ninguna parte. ¡Lo que me faltaba!

¿Y ahora qué hago yo con tantos chupitos?

Me los tomaría yo, pero creo que ya estoy lo bastante borracha cómo para beber aún más.

Estoy intentando llamar a mis amigas, cuando un gilipollas me empuja y se me cae algo de los chupitos encima del traje amarillo que llevo.

¡Maldita sea! ¿Por qué tengo que tener tan mala suerte? Y eso que supuestamente era mi cumple...

Dejo lo que queda de los chupitos por allí y me dirijo hacía el baño para intentar sacar la mancha del traje antes de que sea demasiado tarde.

Abro la puerta de uno de los baños creyendo que no hay nadie dentro, cuando me encuentro a Mai y ese tal Bruno montándoselo allí. ¡Qué trauma por dios!

Salgo fuera de la discoteca para poder llamar a Flavio y que me venga a buscar, pero antes de que pueda hacerlo, vuelvo a oír la voz de ese rubio...

Tú lo haces fácil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora