Me despierto al ver que entran los primeros rayos de luz por la ventana, pero al girarme, Hugo no está a mi lado. Salgo de la habitación en su busca y le encuentro sentado en el sofá hablando con Rafa.
— Buenos días — les saludo sintiéndome aún un poco cansada por todo lo que pasó ayer.
Y sus miradas se posan sobre mí.
— Buenos días Eva — me saluda Rafa con una sonrisa, aunque se le ve igual de cansado.
Hugo solo me mira con arrepentimiento. No puedo enfadarme con él, a pesar de que me lo hiciera pasar fatal ayer por preocuparme de esa manera.
— ¿Cómo estás? — le pregunto sentándome a su lado y se sorprende cuando le acaricio la espalda.
— Mejor — susurra evitando mi mirada. Parece que se ha duchado porque vuelve a tener su mismo olor de siempre y se ha cambiado de ropa.
— Bueno, yo me tengo que ir a trabajar ya. Pero cualquier cosa me llamáis — nos dice Rafa y nos levantamos del sofá para despedirnos de él — y Hugo tío, no vuelvas a asustarme así — se abrazan.
— No lo haré, gracias hermano
— Adiós — me da un abrazo a mí también y se va.
Nos quedamos en un silencio bastante incómodo evitando mirarnos hasta que oímos un maullido.
— Sulli pequeño — lo cojo en brazos acariciándole.
Hugo se acerca para acariciarle también y me fijo en sus manos que están llenas de pequeños cortes.
— ¿No te duele? — y nuestras miradas se cruzan.
— Un poco — me dice encogiéndose de hombros.
— No te hagas el duro Hugo — digo intentando vacilarle un poco para volver a lo de siempre entre nosotros, y consigo sacarle una pequeña sonrisa. Sulli empieza a revolverse y le dejo en el suelo.
— Espera, ¿no tendrías que estar en clase? — me pregunta preocupado mirando su reloj.
— Sí, pero no me siento con fuerzas cómo para ir hasta allí. No tengo ganas de hacer nada la verdad — y noto cómo sus ojos me miran con culpabilidad.
— Eva, yo... — niego con la cabeza.
— Tranquilo, pero por favor, no vuelvas a hacer eso nunca más, ¿vale? — asiente y me coge de la mano para llevarme hasta el sofá donde nos sentamos.
— Te quiero pedir perdón, por todo. Me he comportado cómo un puto niñato haciendo todas esas gilipolleces de las que ahora me arrepiento. Lo siento muchísimo por todo lo que te dije ayer, no iba enserio, solo dije esas cosas para intentar alejarte de mí porque me asusta todo lo que está pasando entre nosotros Eva. Y no puedo arriesgarme a que me vuelva a pasar lo mismo...
— ¿Te refieres a tu última relación, no? — asiente — ¿qué pasó? — y veo cómo duda en si contármelo o no — puedes confiar en mí Hugo — sonríe triste.
— Lo hago Eva, créeme que confío en ti más que en cualquier otra persona aunque te haya conocido hace tan solo un mes. Eres la única que sabe lo de mi padre, aparte de mi familia y mis amigos más cercanos — wow, no me esperaba para nada esto. Me quedo sin saber reaccionar ante sus palabras — pero no me siento preparado todavía para contarlo
— Vale, no te preocupes, lo entiendo. Esperaré hasta que estés preparado para contármelo — le digo entrelazando mi mano con la suya y sonríe.
— Eres increíble Eva, nunca había conocido a una chica tan especial cómo tú. Por eso mismo, creo que es mejor que dejemos lo que sea que tengamos, y seamos solo amigos. Te mereces a alguien mucho mejor que yo — me quedo mirándole confundida.
— ¿Amigos? Hugo yo no puedo ser solo tu amiga — suspira y se acerca más a mí para abrazarme.
— Me importas mucho Eva, de verdad. Para mí también va a ser muy difícil ser solo tu amigo, pero creo que es lo mejor para los dos. Yo no estoy preparado para llevar una relación seria todavía, a si que para no hacerte más daño del que ya te he hecho, lo dejamos en ser amigos y ya está. Aunque si no quieres ser mi amiga ni nada pues también lo entendería... — dice triste y le abrazo más fuerte.
— Hu, a mí también me importas mucho. Y si quieres que seamos solo amigos, pues lo seremos. Yo solo quiero verte bien, cómo el Hugo de siempre
— ¿El idiota? — me pregunta sonriendo y me río.
— Sí, pero es mi idiota — nos sonreímos.
— Gracias Eva, y lo siento otra vez por todo — dice mientras seguimos abrazados y le pego en el brazo.
— Que pares ya de pedirme perdón — se ríe.
— ¿Quieres desayunar algo? Tendrás hambre, ¿no?
— Sí, desde la comida de ayer no he comido nada
— Pues a desayunar entonces, ¿qué te preparo? — me pregunta levantándose del sofá para dirigirse hacía la cocina y voy detrás de él deteniéndole.
— Tú nada, mira cómo tienes las manos. Ya me preparo yo mi propio desayuno Hugo — suspira.
— Que estoy bien, no te preocupes — niego.
— Estás hecho una mierda Hu, con una pedazo resaca que flipas y tienes los ojos súper hinchados. Vete a tumbarte al sofá anda — rueda los ojos.
— ¿No puedo ni prepararme mi propio desayuno?
— No, ya te lo preparo yo — se ríe.
— Vale vale, pues te espero en el sofá — me río.
Cuando termino, lo llevo todo hasta allí y me sonríe.
— Gracias — le sonrío y me siento a su lado.
— ¿Por qué tienes leche sin lactosa?
— Bueno, cómo me dijiste que eras alérgica, pues la compré por si acaso algún día te quedabas aquí a desayunar o así — me dice sonrojado y sonrío.
¿Cómo quiere que seamos solo amigos cuando me dice este tipo de cosas? Es que es monisímo...pff, me va a costar un montón no lanzarme a sus labios. No estoy muy de acuerdo, pero si él lo quiere así, pues no me queda otro remedio que aceptarlo.