De momento no entra nadie más en el bar, a si que me siento en la barra para ver a Hugo. Lleva ya tres semanas aquí, pero no he podido sentarme a ver su actuación hasta ahora, solo escucharle de fondo.
Canta "Tu calorro" de Estopa y no me puede poner más con su camisa medio desabrochada. Miro a mi alrededor y veo a todas las chicas del bar mirándole embobadas. Normal, pienso para mí.
Desde el domingo, hace ya cuatro días, no hemos vuelto a acostarnos ni nada, y le tengo unas ganas...
Por un momento, su mirada se cruza con la mía y me guiña sonriendo. Me pongo rojísima al notar cómo las miradas de la gente se posan sobre mí. Qué vergüenza por dios...
Al de un rato, termina de actuar y recibe un gran aplauso por parte del público. Después de dar las gracias por varias veces, se baja del escenario y viene hacía la barra a pedirme un botellín de agua.
— ¡Qué calo' por dios! — dice sofocado y me río.
— Es que lo das todo ahí arriba eh — se ríe.
— Pues claro, pa' mis fans — me dice sonriendo.
— Ya veo ya, se les cae la baba viéndote... — se ríe.
— No te me pongas celosa hombre, que ya sabes que tú eres la primera para mí Evita — vuelve a decirme sonriendo guiñándome y ruedo los ojos.
— No me pongo celosa Hugo, solo digo la verdad
— ¿Y qué quieres que haga si soy así de guapo eh? No tengo la culpa — niego sonriendo.
— Eres un idiota — se ríe.
— ¿Cuándo volvemos a quedar? Porque no sé tú, pero yo te tengo unas ganas que flipas — me río.
— No sé, ¿el sábado que tenemos el día libre?
— ¿No vas a ir de fiesta con Sam y Flavio?
— Pff igual no...¿tú vas a salir con tus colegas?
— Pues depende si quedamos o no
— Bueno, pues ya te diré — asiente.
— ¡Hola Hugo! Me flipa cómo cantas enserio — le dice una chica sonriendo lanzándose a sus brazos.
— ¡Pues muchas gracias morena! — le contesta él con una sonrisa. ¿Cómo que morena? Vale, la chica es morena, pero es a mí a quién llama de esa forma.
Se ponen a hablar o más bien a tontear entre ellos demasiado cerca el uno del otro y me siento súper incómoda ahí en medio, a si que me voy con Sam.
— Evii, ¿qué tal en la barra?
— Bien — respondo un poco borde.
— Uyy, ¿qué te pasa?
— ¿A mí? Nada — me mira confundida.
— ¿No tendrá que ver con lo que está pasando ahí, no? — me pregunta señalando con su cabeza para donde Hugo y esa chica están tonteando.
— No, solo que estoy cansada — asiente sonriendo.
— Ya... — y ruedo los ojos por lo que insinúa.
— Sam, no estoy celosa, ¿vale? Puede hacer lo que le dé la gana con su vida porque no somos nada, solo nos acostamos de vez en cuando y ya está
— Vale vale — dice alzando sus brazos y suspiro.
— Lo siento por ponerme así — me sonríe.
— Tranquila, no pasa nada — la sonrío.
Al de un rato, cerramos el bar y recogemos todo.
— Mierda, ha empezado a llover — dice Sam.
— Os puedo acercar en coche hasta vuestras casas si queréis, que no me cuesta nada — nos dice Hugo.
— Sí porfa hermanito, que me da pereza ir andando hasta mi casa con este tiempo — nos reímos.
— Venga, pues vamos — salimos del bar para ir hasta su coche. Me siento de copiloto y Sam y Fla en la parte de atrás, aunque hayan protestado. Y vamos en silencio para la casa de Sam. Estoy mirando por la ventanilla cómo cae la lluvia, cuando siento la mano de Hugo sobre mi pierna.
— Mírales — miro para atrás y veo que se han quedado dormidos. Sam tiene la cabeza apoyada en el hombro de Fla y sus manos están entrelazadas.
— Aww — nos reímos.
— ¿Estás bien? — me pregunta Hugo mirándome por un segundo antes de volver a mirar la carretera.
— Sí, ¿por? — se encoge de hombros.
— No sé, te noto rara
— Pues para nada — asiente.
— Vale... — nos volvemos a quedar en silencio hasta que llegamos a casa de Sam. Hugo les grita para despertarles y al darse cuenta de cómo estaban, se separan rápido el uno del otro. Nos despedimos de Sam y nos lleva para nuestra casa.
— Fla, ahora subo. Que tengo que hablar con Hugo de una cosa — le digo a Flavio cuando llegamos.
— Vale, buenas noches — se despide de nosotros.
— ¿De qué quieres hablar conmigo? — me pregunta Hugo mirándome confundido y...