En el expreso a Hogwarts

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La noche anterior al primero de septiembre dormí poco, revisé muchas veces antes de cerrar el baúl por temor a olvidar algo importante hasta que mi madre apareció en la habitación, al verme sonrió y se sentó en la cama.

-Hayleia -dijo en tono tranqulizador- no te preocupes tanto, si olvidas algo te lo enviaremos después. No pensaba que esto te pusiera tan ansiosa.

-No creo que yo sea la única que está nerviosa -dije- es imposible que los demás no estén ansiosos por no saber lo que va a pasar. Ya quiero saber a qué casa me envían, cómo serán mis compañeros, todas esas cosas.

Ella se levantó y me dio un abrazo fuerte.

-Todo saldrá bien, tranquila.

En verdad esperaba que fuera así. Cerré el baúl y recorrí la habitación con la mirada, pasarían meses antes de que volviera a estar ahí de nuevo.

A la mañana siguiente me levanté muy temprano, revisé una vez más el equipaje y esperé hasta que escuché que mis padres se levantaron. Mi madre me llevaría a King's Cross, pues mi padre tenía que trabajar y no les darían permiso a los dos el mismo día.

-Cuídate mucho -me dijo cuando estaba a punto de irse-, pásala bien y no te preocupes tanto, eres brillante y te irá muy bien. Recuerda que te quiero.

Me lancé a sus brazos, sintiendo las lágrimas arder en mis ojos. Él me dedicó una última sonrisa y luego se desapareció.

Largo rato más tarde, estaba abrazando a mi madre antes de subir al tren, ella lloraba copiosamente y supe que jamás olvidaría ese día.

-Te quiero -le dije.

-Yo también te quiero, hija -dijo ella entre sollozos, me dedicó una sonrisa y yo subí al tren.

Me ubiqué en un compartimiento vacío y el tren se puso en marcha. Miré por la ventana el paisaje cambiante que se movía rápidamente hasta que sentí sueño y me quedé dormida.

Cuando desperté, me asusté un poco porque pensé que ya habíamos llegado, pero no. Parpadeé varias veces para alejar el sueño y me fijé en que había alguien sentado frente a mí. Lo reconocí de inmediato, a pesar de que solo lo había visto una vez. Su rostro entraba y salía de mi mente desde que lo vi en el callejón Diagon, no podía creer que estaba justo ahí, mirándome con sus bellos ojos cafés que no dejaban ver ninguna emoción.

-No quise despertarla -dijo de repente-, pensé que no le molestaría que me sentara aquí.

-No me molesta -dije- no hay problema.

Tal vez era ya media tarde, no podía creer que hubiera dormido tanto tiempo, miré por la ventana y luego lo miré a él.

-¿Puedo saber tu nombre? -me aventuré a preguntar, aunque resultaba bastante intimidante.

-Tom -respondió casi de inmediato- Tom Riddle.

Por un momento, tuve la sensación de que nunca había escuchado un nombre tan bonito. Extendí mi mano hacia él y sonreí.

-Gusto en conocerte, Tom. Mi nombre es Hayleia Perwinkle.

Él le dio un firme apretón a mi mano, pero permaneció serio a pesar de la sonrisa amistosa que puse.

-¿También es tu primer año en Hogwarts? -pregunté mientras miraba un poco por la ventana.

-Sí, ¿también el tuyo?

-Así es.

Mi madre había preparado unos pequeños pies de moras, así que los saqué y le tendí uno a Tom.

𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora