Ravenclaw vs Gryffindor

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La mañana de mi primer partido de quidditch auguraba lluvia y el cielo, lleno de nubes grises me ponía más nerviosa de lo que ya estaba. Durante el desayuno en el gran comedor, no hicimos más que intercambiar miradas amenazadoras con los integrantes del equipo de Gryffindor. No pude terminarme las hojuelas de avena, ni comerme las tostadas con mermelada de naranja, porque sentía que mi estómago daba vueltas. Cuando terminó el desayuno, casi todos los alumnos de mi casa me desearon suerte, me dieron palmaditas en el hombro o me dijeron que tenía que ganar ese partido.

—Vamos a ganar, lo sé —me dijo Eric.

—Tienes que dejar de preocuparte tanto —me dijo Maia.

Cuando salieron del comedor y miré al resto del equipo, sentí unos enormes deseos de salir corriendo, pero yo no era una cobarde, tenía que jugar. Salimos del comedor y cuando íbamos llegando a los vestidores, Tom se me acercó.

—Venía a desearte suerte —dijo.

—Gracias, la necesito y mucho.

Él se rió y yo fui consciente de lo musical que era el sonido de su risa y de lo blancos que eran sus dientes.

—Cuando tienes talento, no necesitas tanta suerte. Te he visto entrenar y lo haces muy bien.

—Gracias, Tom. Haré todo lo que pueda.

Él le dio un leve apretón a mi mano y se fue. Mientras me ponía la túnica del uniforme del equipo, no dejaba de pensar en que nunca había reparado en que Tom estuviera en mis entrenamientos, pero él había dicho que me había visto. Me temblaban las manos, cuando me miré en el espejo estaba pálida como la cera. Recogí mi cabello castaño en una cola de caballo y me pellizqué las mejillas porque parecía más un inferi que alguien vivo.

—Ya saben lo que tienen que hacer —dijo Arcturus— no olvides tener cuidado con las bludgers, Hayleia.

Estiró su mano y los demás fuimos poniendo nuestras manos sobre la de él.

—¡Vamos a acabar con esos leones!

Tomamos nuestras escobas y nos preparamos para salir al campo. El equipo de Gryffindor iba saliendo también, los dos capitanes se dieron la mano, mientras se lanzaban más miradas amenazadoras. Reparé en uno de los miembro del equipo contrario que estaba justo frente a mí y no dejaba de mirarme. Tenía el cabello rubio y rizado, el rostro atractivo y unos bonitos ojos azules. Me sonrió y yo me quedé algo impactada cuando lo vi hacer eso. Una vez sonó el silbato, todos dimos una patada al suelo y nos elevamos en las escobas. Comencé a dar vueltas alrededor del campo, buscando la snitch, mientras el buscador de Gryffindor se mantenía lo más alejado posible de mí.

—Y la quaffle está en posesión de Gryffindor —decía el comentarista— se están acercando cada vez más, y... pudo ser, pero no fue, Zahav, el nuevo guardián de Ravenclaw lo está haciendo muy bien. A propósito de eso, Ravenclaw está estrenando buscador, Hayleia Perwinkle nos demostrará hoy si no es tan mala como su predecesor.

Me distraje un poco, por lo que no me fijé en la bludger que iba directo hacia mí. Me hubiera golpeado fuertemente, pero el mismo chico de Gryffindor que me había sonreído antes de iniciar el partido, se interpuso y la desvió, era uno de los bateadores.

—No seas imbécil, Crescence —le gritó su capitán—, tienes que cuidarle la espalda a nuestro buscador, no a la del equipo contrario.

El chico se sonrojó y me miró con una sonrisa de disculpa.

—Gracias —le dije y me elevé varios metros en busca de la snitch.

—¡Ravenclaw anota! —dijo el comentarista— diez a cero.

𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora