Buscadora

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La primera semana pasó casi inadvertida, el sábado sería el día en que se haría la selección de los nuevos jugadores del equipo de quidditch de Ravenclaw, lo que me emocionaba demasiado. Había vacantes para guardián y buscador y yo estaba decidida a ser la nueva buscadora. La mañana de la prueba, me levanté temprano y estuve lista mucho tiempo antes de la hora del desayuno. Mientras tanto, me dediqué a adelantar algunos trabajos que ya tenía, era necesario organizar mejor mi agenda para tener el tiempo disponible para los entrenamientos.

—¿Tan nerviosa estás por las pruebas que te levantaste temprano un sábado? —me preguntó Eric cuando bajó a la sala común.

—No te niego que estoy nerviosa, pero estoy casi segura de que seré la nueva buscadora —dije, tratando de convencerme a mí misma.

—Maia y yo queremos ir contigo.

—Me parece una excelente idea.

Como si la hubiéramos invocado, Maia apareció en la sala común. Su cabello rubio estaba algo despeinado, cosa muy poco usual y parecía exasperada.

—Oye, Hayle —me dijo— ¿podrías hacerme una trenza como las que tú te haces a veces?

—Claro que sí.

Le señalé la silla que estaba junto a mí, ella se sentó y yo me dispuse a peinarla mientras hablábamos un poco del quidditch.

Cuando bajamos al gran comedor, había gran alboroto en la mesa de nuestra casa, muchos más alumnos de los que pensé planeaban entrar en el equipo, lo que solo ayudó a que me pusiera más nerviosa. Desayuné poco porque los nervios me revolvían el estómago y cuando el capitán anunció que las pruebas iniciarían en poco tiempo, estuve a punto de desistir.

—Cálmate —me dijo Maia—, desde hace tiempo quieres entrar en el equipo y ahora te vas a arrepentir.

—Ni siquiera lo has intentado —me dijo Eric— ya verás que todo sale bien.

Traté de calmarme y me levanté de la mesa, al mismo tiempo que, en la mesa de Slytherin, Tom se disponía a irse. Cuando llegué a la puerta se me acercó.

—Hola —saludó.

—Hola, Tom —le dije.

Él frunció un poco el ceño.

—¿Te sucede algo? Pareces nerviosa.

—Lo estoy. Voy a presentar la prueba para hacer parte del equipo de quidditch.

Estiró su mano y le dio un pequeño apretón a la mía.

—Te irá bien, ya verás. Creo que voy a acompañarte.

Por un momento, la idea de que fuera a verme me hizo sentirme más nerviosa, ¿y si lo hacía muy mal? Quedaría en ridículo frente a él y eso era algo que no quería. Luego me tranquilicé, si me iba a estar viendo, me esforzaría un poco más. Caminamos juntos hacia el campo de quidditch, donde los aspirantes ya estaban reuniéndose en torno a los miembros del equipo.

—Los que vienen por el puesto de guardián hagan una fila aquí —el capitán señaló a su izquierda, casi todo el grupo formó una fila— parece que solo hay tres que vienen para ser buscadores.

En efecto, solo yo y un par de chicos más querían ese puesto. Eso reducía un poco la competencia.

—Esto va a ser muy sencillo. Los que van a ser guardianes intentarán detener cinco tiros, el que detenga la mayoría, se queda con el puesto. En cuanto a los buscadores, voy a soltar una snitch, el que la atrape será el nuevo buscador.

Todos montamos en nuestras escobas, el capitán soltó la snitch, que pronto se perdió de vista. Pasó un largo rato en el que los aspirantes a guardián lo hacían cada uno peor que el anterior. El capitán parecía estar furioso y los tres cazadores se reían al ver la ineptitud de los candidatos.

𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora