El curso de aparición

2.1K 255 16
                                    

En el tablón de anuncios de cada casa había aparecido la información de que pronto darían el curso de aparición. Yo me había aparecido varias veces con mis padres y mi abuela, y la sensación no era nada agradable, pero era algo necesario de aprender, por lo que mis amigos y yo nos apuntamos al curso.

Para ese fin, habían vaciado el gran comedor, que se veía demasiado grande sin las cuatro mesas de las casas. Todos los alumnos de sexto estábamos ahí, reunidos en pequeños grupos. Un mago del ministerio fue el encargado de darnos las instrucciones, que repitió más de cinco veces para asegurarse de que lo comprendieramos bien. Yo ya sabía lo que tenía que hacer, pero dudaba de poder hacerlo bien, no sonaba como algo difícil, pero sabía que nadie lo lograba al primer intento. Nos ubicamos a mucha distancia unos de otros, y la primera vez que lo intenté, ni siquiera me moví un centímetro. Miré a mi alrededor y me fijé en que nadie lo había logrado. Después de un rato, todos estábamos desesperados por no lograr movernos. El primero en lograrlo fue Tom. Se apareció un par de metros más adelante del sitio donde había estado antes. Cuando el instructor le dijo que la prueba de aparición sería en marzo, recordé que tanto él como yo estábamos ya muy cerca de cumplir la mayoría de edad, aunque a él le faltaban solo unas cuantas semanas. Seguí intentando por largo rato hasta que pude aparecerme, a bastante distancia. Solo dejé un mechón de cabello en donde estaba, pero eso no era nada grave comparado con lo que le pasó a algunos. A Eric se le quedaron dos dedos de la mano izquierda en el lugar donde estaba y un chico de Hufflepuff dejó la mitad de su cuerpo. Al final, por intentarlo tantas veces, ya me sentía mareada y con dolor de cabeza, sería algo un poco complicado acostumbrarse a la sensación desagradable que causaba la aparición.

Salí con mis amigos a los jardines y al final nos sentamos junto al lago. Reconocí al búho de mi familia antes de que se posara en mi hombro y me entregara una carta de mis padres.

Queridos Hayleia y Tom,

Esperamos que se encuentren muy bien. Queríamos avisarles que tenemos un viaje del trabajo para navidad y por eso no podrán venir a casa para esas fechas. Lo sentimos mucho, sabemos que no es lo mismo pasar navidad en el colegio que en casa, pero no hay nada que hacer. La abuela les envía saludos a los dos. Esperamos que la pasen bien allá. Recuerden que los queremos, les enviamos un abrazo fuerte.

Guardé la carta con desilusión, no me llamaba la atención quedarme para navidad, pero al parecer no había nada que hacer.

—Chicos, ya vengo, tengo que decirle algo a Tom —dije.

Mis amigos a penas me prestaron atención, pues estaban leyendo, solo asintieron en señal de que habían escuchado. Me levanté y caminé hacia el castillo, preguntándome dónde estaría Tom. Algo me dijo que estaría en la biblioteca y allí lo encontré. Me acerqué a él, asombrada por ese extraño poder que tenía de saber dónde estaba, sin que nadie me lo dijera.

—Hola —dije en un susurro.

Él tomó un libro de las estanterías y me miró.

—Hola, Hayle —dijo.

Saqué la carta de mis padres y se la entregué. Él la leyó en silencio, cuando terminó, me indicó con una mirada que saliéramos, por lo que lo seguí fuera de la biblioteca.

—Es una lástima que tus padres no vayan a estar —comentó, devolviéndome la carta.

—Sí —dije—, nunca había pasado una navidad aquí.

—Yo sí, en primer año. Luego me llevaste a tu casa y las cosas cambiaron...

Pude ver en sus ojos que el haberlo llevado con mi familia había significado mucho para él. Lo tomé de la mano y sonreí.

—¿Sabes qué es lo bueno de esto? —pregunté.

—¿Qué?

—Tal vez podríamos pasar un poco de tiempo juntos, aprovechando que no va a haber casi nadie.

La sonrisa que apareció en sus labios me hizo saber que le gustaba la idea.

—Creo que mis compañeros se irán... podrías quedarte conmigo, en mi habitación —sugirió.

—¿Estás seguro?

—¿Por qué no? Yo he entrado en tu sala común, pero tú no conoces la mía.

—Es verdad.

—Me gusta estar contigo, Hayleia.

—A mí también.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla. No iba a decirlo, pero la idea de hacer algo tan simple como conocer la sala común de Slytherin, me llamaba la atención. Desde que había conocido a Tom, quería saberlo todo sobre él, conocer más de su mundo. Aunque quería ver a mis padres y estar en casa, ya no me pareció una idea tan mala quedarme con Tom.

𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora