No me emocionaba para nada cumplir mi primer castigo en los años que pasaría en Hogwarts, pero por desgracia, Slughorn nos había visto deambulando por el castillo a media noche. Solo me preguntaba qué nos pondría a hacer, esperaba que no fuera algo tan aburrido. Eran casi las seis cuando me dirigí a la oficina de Slughorn. Toqué dos veces en la puerta y esperé a que me abriera. Al verme, esbozó una sonrisa amable.
—Señorita Perwinkle, muy puntual —dijo.
—Buenas noches, profesor —saludé cordial.
Se hizo a un lado para dejarme pasar y me indicó que me sentara, pensaba que Tom ya habría llegado. Dejé la mochila en el suelo y observé la acogedora oficina. La chimenea estaba encendida, había algunos libros abiertos sobre el escritorio y un cómodo sillón tras de mí.
—Vamos a esperar al señor Riddle —dijo mientras se guardaba un pequeño frasco de vidrio en la túnica.
Asentí y seguí mirando a todas partes hasta que llamaron a la puerta. El profesor se levantó a abrir y yo fijé la vista en el escritorio que estaba frente a mí.
—Riddle —saludó el mago.
—Buenas noches, señor —dijo Tom en tono adulador.
—Siéntese junto a la señorita.
Él no dijo nada y se sentó a mi lado, me atreví a mirarlo y mis ojos se encontraron con los suyos. Me sonrió con timidez y luego miró al frente, donde el profesor se acababa de sentar tras el escritorio.
Con un movimiento de la varita, retiró los libros e hizo salir del armario varios tarros de vidrio de diferentes tamaños, luego salieron una gran cantidad de ingredientes para pociones bastante extraños, formando un conjunto irregular de diferentes colores. Se posaron sobre la pulcra superficie del escritorio de madera oscura, frente a los tarros.
—Como ven, tengo un gran desorden aquí —dijo el profesor con voz tranquila—, lo que quiero es que organicen estos ingredientes en estos tarros.
—Sí, señor —dijimos al mismo tiempo.
Él asintió y nosotros intercambiamos una mirada, no sé por qué pensaba que nos pondría a hacer algo terrible.
Llamaron a la puerta y el profesor se levantó a abrir.
—¿Otra vez tú, Lestrange? —dijo con algo de impaciencia— ¿Qué sucedió ahora?
No escuché lo que le dijo quienquiera que estuviera ahí, pero poco después se volvió hacia nosotros.
—Voy a irme un momento, chicos, no tardo, o eso creo —dijo con notorio aburrimiento.
Asentimos y luego se fue, cerrando la puerta tras él.
—Será mejor que empecemos —dije y observé el montón de cosas extrañas que estaban sobre el escritorio.
Poco después me estaba arrepintiendo de haber dicho que ese trabajo no era terrible, algunos de los ingredientes no eran para nada agradables al tacto o a la vista, traté de contener mis muecas de desagrado sin lograrlo del todo. Tom soltó una de esas risitas suyas y yo aparté mi mirada de lo que parecían ojos de algún animal extraño, para mirarlo.
—¿Y esa cara de asco, Hayleia? —preguntó con diversión.
—No me dirás que nada de esto te da asco —le espeté.
Él se encogió de hombros.
—Creo que para preparar las pociones hay que dejar a un lado el asco, muchas contienen unos ingredientes no muy agradables.
—En eso tienes razón.
Dejé de mirarlo y seguí separando unas raíces para meterlas en un tarro que estaba casi lleno.
—¿No podríamos agilizar esto con magia? —preguntó Tom.
Sacó la varita del bolsillo interior de la túnica e hizo algunos movimientos mientras murmuraba algo. El intento no salió tan bien, algunos de los ingredientes cayeron al suelo y uno de los cajones del mueble que había junto a la chimenea se abrió. Hice mi mejor intento por no reírme.
—Mala idea —dije.
Él me miró muy serio y se levantó de la silla para ir a husmear en el cajón que se había abierto. Yo me levanté también y comencé a recoger los ingredientes que se habían caído.
—Hayleia —me llamó sin apartar la vista del cajón.
—¿Qué ocurre? —pregunté.
Me acerqué despacio y me fijé en el contenido del cajón, varios frascos pequeños con un líquido de brillo nacarado estaban allí. Tom sacó uno, estaba marcado con un pedazo de pergamino que decía:
Amortentia.
Él me miró como a la espera de que le dijera qué era eso.
—Es un filtro de amor —le dije. Había oído de él, aunque no sabía mucho— dicen que el más poderoso que existe.
—¿En verdad podrá hacer que alguien te ame? —preguntó levantando sus cejas oscuras.
—No como tal, creo que el efecto que se produce es más parecido a una obsesión.
Recordé entonces las palabras que me había dicho mi abuela una vez cuando le pregunté por esa poción:
《Imitar el amor verdadero es imposible, incluso para la magia》
Él asintió, me pareció ver una especie de brillo extraño en sus ojos, aunque duró solo un segundo. Dejó el pequeño frasco en el cajón y lo cerró. Íbamos de regreso a nuestros lugares, recogiendo lo que se había caído cuando Slughorn entró en la oficina, parecía un tanto exasperado.
—Veo que ya van acabando —dijo.
Nos concentramos en seguir clasificando los ingredientes en silencio hasta que todos estuvieron bien organizados en los tarros.
—Creo que eso es todo —dijo el profesor cuando tapamos el ultimo tarro—, espero que hayan aprendido que no deben pasearse por el castillo a altas horas de la noche. Si los encuentro otra vez, no seré tan indulgente.
Miré a Tom, que esbozó una sonrisa encantadora.
—No volverá a suceder, señor, se lo aseguramos, ¿Verdad Hayleia? —se giró hacia mí, a la espera que que me mostrara de acuerdo.
—Así es, señor —dije.
Slughorn sonrió.
—Ya pueden irse.
—Buenas noches, señor —dijimos al mismo tiempo.
Nos levantamos, abrí la puerta, salí primero y Tom me siguió. Una vez en el pasillo, me miró un poco vacilante.
—Buenas noches, Tom —dije.
—Buenas noches, Hayleia —dijo él—. Espero que el castigo no te haya parecido muy drástico, porque creo que podríamos dar otros paseos nocturnos por el castillo.
Le sonreí. No me gustaba la idea de volver a clasificar asquerosos ingredientes para pociones, pero me sentía a gusto con él y el castillo me parecía un lugar fascinante.
—Cuenta con ello —le dije y caminé en dirección a mi sala común.
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𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆
FanfictionDicen que quienes son concebidos bajo el efecto de la amortentia, el filtro de amor más poderoso del mundo, son incapaces de sentir amor por nada ni por nadie. ¿Solo no pueden amar o eso incluye otras emociones? ¿Pueden sentir deseo, atracción físic...