El día de la cita con David llegó mucho más rápido de lo que hubiera querido. Como me había dicho que lo esperara en la sala común, me dediqué a hacer los trabajos de la semana junto a mis amigos mientras llegaba la hora.
—¿En serio vas a salir con él? —me preguntó Eric, levantando las cejas.
—Espero que eso sirva para que me deje en paz de una vez por todas —le respondí.
Abrí uno de los libros que tenía sobre la mesa y me dispuse a leer, pero antes miré la hora, se suponía que en quince minutos llegaría David. Me concentré en la lectura y cuando levanté la vista, ya había pasado más de media hora y no había llegado. Por un momento, pensé en que se había arrepentido y guardé la esperanza de que hubiera sido así.
Cuando lo vi entrar en la sala común, supe que algo le había pasado. Se tambaleaba ligeramente y parecía furioso. Se acercó a la mesa donde estábamos y se dejó caer en la silla vacía que había a mi lado.
—Disculpa que te haya dejado esperando —dijo— me encontré con Riddle y me lanzó un hechizo de piernas de gelatina. Tardé un buen rato en hacer que se detuviera.
—No hay problema —dije—. Imagino entonces que ya no podemos salir.
Él me miró con tristeza, y yo hice lo que pude por no parecer emocionada porque se canceló nuestra cita.
—Lo reté a duelo —dijo.
—¿Qué? —exclamé.
Esbozó una sonrisa de suficiencia, sin duda alguna, no sabía en qué se estaba metiendo. Las habilidades mágicas de Tom superaban exageradamente a las de David, no cabía duda de que podía matarlo en un duelo.
—Así es —dijo—. Parece que no le gusta la idea de que tú y yo salgamos, o de que esté cerca de ti, así que, pensé que lo mejor sería acabar con esto de una vez y darle su merecido.
De repente, sentí una oleada de rabia, recordé lo sucedido con Crescence, y pensé en que no iba a permitir que Tom se metiera en mi vida otra vez. Al parecer, atacaba a todos los que salían conmigo, si bien yo no estaba interesada en David, tampoco podía dejar que Tom le hiciera daño. Tenía que hablar con él y ponerlo en su sitio, odiaba que interfiriera en mis asuntos personales.
—Ya vengo —dije.
David y mis amigos me miraron con desconcierto, pero ninguno dijo nada. No tenía idea de dónde iba a encontrar a Tom, pero tenía que hablar con él, tenía que decirle que dejara de atacar a todos los que intentaran salir conmigo. Bajé la escalera de caracol de la torre de Ravenclaw y recorrí los pasillos, que estaban casi desiertos, pues los fines de semana, casi todos pasaban tiempo en sus salas comunes. Desde antes de verlo, supe que estaba cerca, era una habilidad extraña que estaba desarrollando, sentía su presencia y eso a veces me daba miedo. Él me vio y sonrió con naturalidad. Yo me acerqué a él y nos detuvimos junto a una puerta cerrada.
—Hola, Hayleia —me saludó.
Estaba furiosa y no sabía de dónde había salido tanta ira.
—¡Te exijo que me digas qué demonios te pasa! —le dije de repente.
—¿De qué me estás hablando? —él frunció un poco el ceño.
—No te hagas el imbécil, Tom. ¿Siempre tienes que estar atacando a todos los que se fijan en mí? Yo te vi incendiarle la túnica a Crescence, además de que le lanzaste esa maldición para que rompiera conmigo. Ahora le echaste un hechizo de piernas de gelatina a David y piensas ir a duelo con él. Deja de hacer esas estupideces.
—Lo haré cuando dejes de salir con idiotas.
—Perdona, pero el que se está comportando como un completo imbécil aquí, eres tú. ¿No piensas decirme qué te pasa?
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𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆
FanfictionDicen que quienes son concebidos bajo el efecto de la amortentia, el filtro de amor más poderoso del mundo, son incapaces de sentir amor por nada ni por nadie. ¿Solo no pueden amar o eso incluye otras emociones? ¿Pueden sentir deseo, atracción físic...