|𝗠𝗘𝗗𝗜𝗔 𝗟𝗨𝗡𝗔| 🦋

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|Nea|

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|Nea|

Hice caso omiso a los comentarios de mi madre en el desayuno sobre que no me había comportado de la manera adecuada la noche anterior. Al parecer que yo estuviese callada todo el tiempo, no era lo adecuado ante sus ojos. Prefería que hablase y la cagase a que estuviese en silencio.

En resumen; según ella debería de haber participado por mínimo que fuese, pero no entendía de vinos, ni de marcas, ni de modas, ni de ninguna otra estupidez de la que hablaban, carecían de interés por mi parte.

El tema de mi vestuario quedó en segundo plano con esa nueva excusa que encontró, pero tampoco desapareció, seguía ahí, iba alternándose para estropearme el desayuno. Seguía empeñada en eso, no iba a parar hasta que saltase para discutir conmigo, pero no lo hice. Yo sentí que no hice nada malo en aquella cena, fui educada y me comporté como siempre.

—Basta ya, ¿por qué siempre quieres dirigir todo? —por tercera vez me defendía mi padre sin conseguir nada más que hacerla callar un par de segundos.

—¿Yo? Solo quiero que seamos una familia normal, no con tu hija que solo sabe...

—¿Sabe qué? —mi padre la interrumpió con su tono alto—. ¿Y tú qué sabes hacer, Olga? Dime qué sabes hacer tú, ¿mentir?, ¿creerte superior a los demás?, ¿mirar por ti? ¡Dime qué haces tú!

Me sobresalté con su grito, papá no solía gritar, era difícil sacarle de sus casillas.

—¡Mirar por nuestra familia! ¡Por nuestro estatus!

—¿Pero qué estatus? ¿Qué hablas, Olga? Somos gente normal, gente que no pasa calamidades, pero que no tiene para vivir en un piso en pleno centro con dos plantas. Eso somos, gente normal y corriente, te guste o no.

Pensaba lo mismo que mi padre. Mamá se creía superior a los demás, aparentaba ser alguien que no era, aparentaba tener el dinero que no teníamos, aparentaba y seguía aparentando, dejando atrás su realidad.

—¡Por vuestra culpa! —gritó como una posesa.

Mi padre y yo nos miramos, alucinando.

—¿Por nuestra culpa? —él encajó sus dientes y la señaló— Asume de una vez que esta es tu vida, que Nea es nuestra hija y que yo soy tu marido, que no nos llega para un piso que duplica o incluso triplica el valor de este. Pon los pies en la tierra.

—No somos una familia normal por vuestra culpa, a eso me refería —explicó.

Estallé, me levanté de la mesa y grité lo que llevaba callando años, lo que mi padre quería gritar, pero no se atrevía a hacerlo por mi presencia. Estallé y cargué contra ambos con golpes bajos, pero sinceros.

—¡No somos una familia normal por tu culpa! ¡Tú eres la culpable de todo esto! —me rompí la voz en el proceso— ¡Papá necesita buscar el cariño en otra mujer porque tú no se lo das! Yo necesito atención, compañía y cariño de tu parte y nunca lo recibo porque solo piensas en ti, te vas a quedar sola, muy sola y te arrepentirás de cómo te estás comportando con las únicas personas que te queríamos —señalé a mi padre y después a mí—. ¡Tú eres la que ha roto esta familia y ha hecho que no seamos una familia envidiable como desearías!

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora