|Jake|
El amor existe, no todos lo encuentran, algunos sí, otros no llegan a tener esa suerte. Pocos tienen el gusto de hallarlo tan siquiera, incluso muchos otros, al dar con el incorrecto, ni logran disfrutar y gozar de algo tan puro y dichoso como amar. Sin embargo, yo me consideraba uno de los afortunados. Porque lo primero que cruzaba mi mente cuando alguien mencionaba aquella palabra de cuatro letras, era un nombre compuesto por seis.
Porque la vida era más vida con amor. La vida era más vida si Atenea estaba a mi lado. Y ya… Ya no lo estaba.
—Y tú, ¿chocolate caliente o té?
La fina voz de Irene provocó que dejara de pensar en la desgracia que eclipsaba mi vida desde días atrás.
—¿Eh?
—Té o chocolate caliente —repitió, masajeando mi cabeza con su pulcra y cuidada manicura francesa.
—Agua. Que no sea embotellada.
Rodó los ojos y giró sobre sus talones para volver a la cocina, donde llamaría a alguna sirvienta que me preparase aquel vaso de agua del grifo. Sus finos tacones dejaron mella en el mármol del suelo, repiqueteando, informando de que se había alejado por lo lejano que el sonido comenzaba a escucharse.
A mi derecha, ubicado en el solitario sillón de diseño, se encontraba el comilón de mi mejor amigo, acompañado de un plato de churros que descansaba sobre la mesa de cristal. A su lado, había un taco de servilletas de tela blanca, pero él ni las miraba. Era un guarro.
—¿Qué vas a hacer hoy? —preguntó este último, retirando la roja taza que sostenía llena de chocolate caliente. El caliente y marrón líquido del interior, le dejó una sombra en el arco de cupido. Parecía que tenía bigote—. ¿Vamos a ver la lluvia? Dicen que lloverá en unas horas. Podemos ir al parque y contemplar las nubes y…
Desconecté por completo.
No me apetecía hacer ningún plan de los que llevaban ofreciéndome toda la semana, por mucho que intentasen acoplarse a mis gustos y preferencias. No me daban ganas de ir a ningún parque o mirador a contemplar nada con Irene o Anthony, no si Nea no estaba allí.
Nadie miraría las nubes con ese interés como ella.
Nadie me daría la mano para acariciarla mientras buscábamos formas a las esponjosas masas que se deslizaban sobre nuestras cabezas.
Nadie se reiría a carcajada limpia por las absurdas ocurrencias que bailaban por mi cabeza cuando descifrábamos aquellas formas.
Nadie era ella. Y a mí solo me gustaba contemplar las nubes si sus pasos eran los que perseguían a los míos.
—Iré a ver a Nea —interrumpí el montón de planes que soltaba el pelirrojo por la boca.
Sus azules ojos me observaron al mismo tiempo en el que tomaba una bocanada de aire para recuperar el que había perdido en esas palabras. Después suspiró y por último me miró con cansancio. Estaba acostumbrado a recibir esas reacciones de la gente que me rodeaba. ¿Y la verdad? Me daban igual todos y su hartura hacia mi insistencia con el tema de Nea.
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𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔
Teen Fiction(BORRADOR) "-Me aterra el hecho de haberte encontrado tan pronto. -¿Por qué? -Porque la vida no es fácil ni corta por mucho que creamos que así es. Y eso significa que nuestro camino será largo e intenso... -suspiró-. Difícil. -Para mí nada es difí...