|𝗘𝗟 𝗣𝗟𝗔𝗡| 🦋

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|Nea|

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|Nea|

Estaba entusiasmada por llegar a clase, algo en mi interior había cambiado, sentía emoción y felicidad, poca, pero ahí estaba, opacando mis amargas sensaciones y sentimientos.

Margi no estaba sentada en su habitual sitio y me extrañó hasta que la vi entrar sofocada por la puerta, casi echando el hígado por su boca. Su rostro resplandecía y sus azules ojos habían recuperado el brillo que perdieron días antes. Eso significaba que había recuperado la alegría y normalidad a su vida, o al menos eso me gritaba su rostro. Y yo que me alegraba por ello.

—¡Hola, hola, hola! —exclamó, mirándome con apuro—. Perdón, perdón, perdón —se disculpó en dirección al profesor.

—Hola —susurré sin llamar la atención de los demás presentes.

—Dame un segundo para respirar —suplicó ahogada.

Asentí y ahogué una risa al ver sus aspavientos para darse aire, sus mejillas rojas y una gota de sudor resbalando por su frente. Parecía venir de correr una maratón de cien kilómetros, por lo menos.

El profesor ordenó silenció y nos chistó para callar nuestros escasos y casi silenciosos susurros. Ambas hicimos caso a la primera, ella luchaba por respirar de nuevo y yo por atender y no perderme nada en ninguna clase. No volvimos a hablar hasta que llegó la hora del recreo.

Nos encaminamos al banco y comenzamos a desayunar a medida que ella me contaba alegremente todas las prendas con las que contaba en su armario, y entre cuál de ellas se debatía para lucirlas esa tarde si todo salía a pedir de boca.

—¿Jersey rojo y tejano negro o Jersey negro y tejano blanco? ¿Cinturón negro o blanco? ¿Zapatillas o botas? ¡Agg! —emitió un gritito que consiguió sobresaltarme— Perdón, estoy nerviosa, muy.

Agité mi cabeza para restarle la importancia que no tenía. Me dispuse a meditar sus palabras y responder a la ligera lo primero que me pareció bien y acorde en ese momento.

—Tejano negro, jersey rojo, cinturón negro y botas si tienes —torcí el labio—, de plataforma, esas de cordones, mejor, son muy bonitas para mi parecer.

Tras darle mi inexperta opinión, me encogí de hombros y ella asintió con seriedad. Mis palabras se las tomó al pie de la letra y me confirmó que eso era lo que llevaría más tarde.

—Ojalá todo salga bien —deseó en alto.

—Espero que sí. —intenté ser lo más positiva que mi negatividad interna me permitía.

—Te lo agradezco de nuevo, Nea, gracias de verdad.

Mis mejillas se tiñeron de un rosa palo.

—Agradécemelo si sale bien, no te adelantes, Margi.

Esbozó una sonrisa y siguió platicando sobre su armario, diseñadores de moda, la ropa que deseaba comprarse, los conjuntos que se moría de ganas por probar, ropa, ropa y más ropa. No sabía que le apasionaba tanto la moda.

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora