|𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘| 🦋

11.2K 996 310
                                    

|Nea|

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|Nea|

Los domingos siempre los odié, para mí el peor día de la semana. Lejos del sábado, cerca del lunes, día libre, noche ocupada para madrugar al día siguiente. Odiaba más los domingos que los propios lunes. Eso de las medias tintas no iba conmigo, o me dabas el día entero libre o me lo dabas ocupado. O estabas feliz o estabas triste, sin puntos intermedios, sin grises. O blanco o negro.

Terminé el trabajo de Historia y de leer los últimos capítulos del libro de Literatura. Ya no tenía nada que hacer, solo pensar y pensar. Me desplomé en la cama, eran las 16:54, todavía quedaba mucho para la hora de dormir. Mamá estaba atendiendo a un paciente en el salón, muchas veces hacía excepciones cuando estos la llamaban desesperados por recibir un buen consejo o algo de calma para su desasosiego. Les entendía y les envidiaba, yo también necesitaba de esa ayuda y no me atrevía a pedirla, así que cada vez que alguno venía me limitaba a pegar la oreja en la puerta y escuchar para poder absorber algo por si me servía personalmente.

—Sí, creo que deberías darle una vuelta a eso —la escuché decir—. No puedes renunciar a lo que tú quieres por el miedo al qué dirán, no vives de la opinión de la gente y si lo haces no vivirás. Te estás condenando tú mismo, Jake. —decía mi madre en un tono calmado pero firme, con seriedad.

—Ser así no es fácil, por mucho que intentes hacerme pensar lo contrario —protestó él.

—No te he dicho eso —rebatió mi madre en un tono tajante, muy tajante para mi gusto—, te he dicho que por muy complicado o fácil que sea debes de ser tú mismo, mostrarte cómo eres. Sabes tus hobbies, sabes qué quieres en tu vida, tienes todo claro, muy, y no necesitas la aprobación de nadie.

—Pero... —él guardó silencio y mi madre esperaba a que siguiera con tana impaciencia como yo lo hacía. Sin embargo sus palabras no llegaron, ni en minutos. Mi madre recondujo la conversación.

—Pensar diferente al resto de la gente no es malo, no debes de sentirte mal por ello. ¿Sabes cuántas personas hay en el mundo que piensan como tú? Pocas, y considero que deberías de potenciarlo y dejar de pasarlo mal por ello.

Me daba mucha curiosidad saber las entrañas de esa conversación, conocer el verdadero motivo por el cual ese paciente acudía a consulta. ¿Por qué pensaba diferente? ¿Qué le hacía distinto al resto?

—¿Quieres vivir del arte? —continuó ella— Hazlo, ¿quieres conducir un día entero para irte a la playa? Hazlo, ¿quieres tirarte por un acantilado? Hazlo, pero siempre midiendo el peligro, no le pongas límites a tu mente siempre y cuando no roce el peligro. Vive de la manera que tú quieras y sal de la jaula en la que estás encerrado, pajarillo.

La última frase la dijo con diversión con intención de hacer una pequeña broma para rebajar el tenso e incómodo ambiente. Al paciente le causó algo de gracia, ya que rio un poco, unos segundos.

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora