|𝗠𝗨𝗗𝗜𝗧𝗔| 🦋

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|Nea|

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|Nea|

El sonido del reloj me impacientaba, en realidad el de la aguja del segundero que se movía a una rápida y desesperante velocidad; Tic, tac. Tic, tac. Avanzaba en la esfera, rodeada de números. Cada vez estaba más cerca del número doce, pero yo la veía lejana a él. No encontraba el momento de salir de clase, de largarme a tener una media hora de paz y soledad. Anhelaba el momento de oír el molestoso ruido de la campana que daba por iniciado el descanso.

Y llegó.

Agité mi cabeza al escucharlo. El movimiento se creó a mi alrededor en ese preciso momento. Mis compañeros de clase parecían estar tan ansiosos como yo por salir, solo que ellos lo demostraban, yo no. Permanecí en mi asiento a la espera de que el caos se diluyera un poco. Saldría cuando la clase estuviese vacía, así me sentía más cómoda.

—¡Hola! —exclamó Margi desde el umbral de la puerta.

Bien animada y entusiasmada venía de su clase optativa. Era la única que no compartía conmigo. Yo iba a FOL; Formación y orientación laboral. Ella iba a religión, sí, a religión siendo atea.

Según ella, encontraba necesario hacer justicia para el colectivo al que pertenecía. Su acto de revolución era liarse a gritos con el profesor que imponía sus creencias al resto de alumnos. Con ello intentaba que le entrase en la cabeza que dos personas del mismo sexo podían ser más que amigos. Eso entre muchas otras cosas que no compartía con él.

Yo estaba totalmente de acuerdo, con esa parte, claro. No lo estaba con la parte en la que ella venía con sanciones impresas a papel que le eran otorgadas por el simple hecho de expresar y luchar por una opinión distinta a la del profesorado. Eso era injusto a mi parecer.

—Hola —escondí mis manos en las mangas de mi vestido, nerviosa.

Esquivó a empujones a un par de compañeros que solían ser los payasos de la clase, o así los denominaba Margi. Se dedicaban a hacer bromas con fines absurdos, también a gritar y alterar la clase, y sobre todo a burlarse de cualquier cosa, incluidos los profesores y algunos alumnos. Entre ellos yo.

—¿Nos vamos? —me dedicó una dulce sonrisa de boca abierta, dejando ver sus azules Brackets.

—Sí...

—Mira —extendió su mano a la altura de mis ojos— ¡Uñas nuevas!

Estas eran rosas con mariposas negras como estampado.

—En honor a ti —matizó.

—¿De veras?

—Ujum —asintió varias veces—. ¿Te gustan?

—Mucho.

Me gustaba el simple hecho de que se hubiese acordado de mí al hacerse la manicura. ¿Tanta importancia tenía en ella para que pensase en mí aunque fuese en esa situación? Me costaba creerlo, sin embargo, me emocionaba que así fuera.

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora