|𝗧𝗨 𝗛𝗢𝗕𝗕𝗬| 🦋

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|Nea|

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|Nea|

No me besó de nuevo, se alejó y se puso en pie, teniéndome su mano para que la cogiese. Le entregué la mía, él la tomó con delicadeza y tiró de mí con suavidad para que le acompañase. Frente a frente quedamos.

-Sé que te apetecerá bien poco, pero tienes que comer. Hasta ahí todo genial, el inconveniente es que tendremos como acompañantes en la mesa a mis padres -rodó sus ojos.

-Me dará vergüenza mirar a tu madre a la cara...

-Tranquila, no te dirá nada. Créeme que me apetece menos que a ti, pero me encantaría que estuvieras a mi lado en la mesa. Se nos hará amenos y prometo que no será mucho tiempo. ¿Se te da bien comer rápido?

-Eh... Nunca me he cronometrado.

Tiró de mi brazo, sacándome de la habitación.

-Espero que seas más rápida comiendo que pillando chistes.

Suspiré con diversión, me sonrió de soslayo.

Bajamos las escaleras, sobraba manifestar que yo quería huir de ahí y no terminar de bajar escalones. Deseaba que la escalera fuera infinita y no se terminara nunca.

-Tranquila, ¿vale? No me separaré de ti ni un segundo -me aseguraba sin dejar de descender por la escalera.

Le di un asentimiento que respondió con una sonrisa.

Cruzamos el salón hasta llegar al comedor donde se celebró el día anterior la dichosa cena que detonó todo. Que detonó que me encontrase en la casa de Jake, a punto de enfrentar a sus padres tras seguramente haber conversado entre ellos de los problemas psicológicos que la amiga de su hijo tenía.

Me tensé al verles, ellos parecían actuar normal, como dos personas aguardando al resto de habitantes para comer. Su madre estaba en la mesa, agitando entre sus dedos una copa de vino con total elegancia. Esa señora era elegante haciendo cualquier cosa, incluso masticando chicle lo sería. Su padre no se quedaba atrás, se encontraba sujetando con una mano una espátula perforada de madera que usaba para sacar los pedazos de berenjena rellena de la fuente.

Sus miradas recayeron en nosotros, ese fue el motivo de que mis nervios fueran en aumento. Me sonrieron con lástima, cosa que no me gustaba, no por ellos, sino porque no me gustaba dar lástima. Pero debía ser que la daba demasiado.

-Hola -balbuceé. Saludé para no ser maleducada, qué menos después de aceptarme de imprevisto en su casa.

-Hola -respondieron al unísono.

Jake y yo nos sentamos en las sillas frente a las de ellos. Yo no levantaba la mirada de mis manos, me pareció una falta de educación muy grande el no intentar conversar con ellos, pero no podía. Sentía que me estaban estrangulando la garganta y así no lograba dejar escapar ni una sola palabra, ni siquiera respiraba bien.

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora