|Nea|
La pregunta de Margi se quedó flotando en el aire que compartíamos, varios segundos. Temía darle una respuesta, temía escuchar lo que sus labios iban a soltar.
—Sí, pregunta... —soné indecisa y ella volvió a sonreírme con calma. Cosa que me hizo tranquilizarme, poco, pero algo.
Esperaba con incertidumbre y con un nudo en el estómago su pregunta. Por unos segundos pensé que la fruta iba a salir disparada de mi boca, vomitando todo lo que había ingerido hasta el momento.
—¿Por qué siempre estás como tensa? Como que todo te da pavor o vergüenza.
Me sonrojé de los nervios, oculté mis manos entre las mangas de mi sudadera e intenté controlar mi respiración esporádicamente alterada. Había notado mi problema en poco más de dos meses, antes que mi madre en seis, siendo psicóloga.
—No lo sé —mentí.
Tengo depresión, ansiedad y todo me da pánico porque también sufro ansiedad social entre otras cosas.
—Sí lo sabes. —el silencio reinó tras sus tres palabras.
Volvió a hablar:
—No sé qué te ocurre, pero si necesitas a alguien yo estoy aquí, me encanta ayudar a la gente y sé que tú tienes algún problema que no compartes. Y oye —levantó sus manos en el aire—, yo lo respeto. Pero no siempre es bueno guardarse todo para uno mismo. Que yo no sé si tú se lo habrás contado a algún amigo o amiga, que puede ser, pero eso... que yo estoy para hablar si lo necesitas o para cualquier otra cosa.
Cogió una bocanada de aire y yo expulsé una. Margi parecía buena persona y me agradaba su compañía, me hacía evadirme del mundo al oírla hablar, menos ese día. Porque el tema central era yo, estaba en el punto de mira y eso no me gustaba, en absoluto.
—Gracias —esa fue mi sosa respuesta tras su declaración de ayuda hacia mi persona. No podía limitarme a responder solo eso—. Agradezco tu preocupación, pero estoy bien —añadí.
¿Así lo arreglaba? ¿Mintiendo?
Ella me miró fijamente, intentando descifrarme y yo retiré mis ojos de los suyos. Chasqueó su lengua y engulló su fruta al igual que yo la mía.
—¿Has arreglado lo de Valentina? —carraspeé mi garganta.
Negó cabizbaja con la cabeza y removió con su tenedor de plástico el resto de su almuerzo.
—Me planteé ir a su casa, ¿sabes? —me miró y asentí. Siempre necesitaba un asentimiento para saber que la oías—. Pero sus padres me echarían a patadas y me lanzarían un poco de agua bendita junto a un rosario antes de cerrarme la puerta en las narices.
Me aguanté la risa, me hicieron gracia sus palabras, pero no era el momento ni la situación para reírme.
—¿Y por qué no te ayuda un amigo? Llevas a tu amigo de cebo y tú te escondes —planteé con toda mi buena intención—. Para sus mentes cerradas será más corriente que un chico vaya a buscarla a casa y por ende, la dejarán salir. Con suerte, claro.
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𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔
Teen Fiction(BORRADOR) "-Me aterra el hecho de haberte encontrado tan pronto. -¿Por qué? -Porque la vida no es fácil ni corta por mucho que creamos que así es. Y eso significa que nuestro camino será largo e intenso... -suspiró-. Difícil. -Para mí nada es difí...