|𝗗𝗘𝗦𝗣𝗘𝗗𝗜𝗗𝗔| 🦋

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|Jake|

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|Jake|

Chicas contra chicos. Un clásico que a mí, personalmente, me chirriaba. Chicas contra chicos para jugar al fútbol. Chicas contra chicos en el baloncesto. ¿Acaso era ilegal crear equipos mixtos? ¿Se dudaban de las capacidades y logros del sexo contrario? ¿Se temía que superasen al sexo superior (como machistas los denominaban)? Machismo. Machismo. Y más machismo. Estábamos rodeados de él.

No estaba de acuerdo con ello bajo ninguna circunstancia, tampoco lo estuve cuando mis amigos y los de Nea quisieron dividir así los grupos para competir en los bolos. Henry fue el que dio la idea, él tenía una mente muy poco avanzada. Para lo que quería, claro. Me alegró el percibir que todos se negaban excepto Irene, ella no era por machismo, era por simple apego a estar junto a Henry. Parecían dos caracoles de lo babosos que eran mutuamente.

Tras una discusión un tanto larga entre todos, un par de insultos volando por el aire, y algo de indiferencia de parte de Nea y de mí, los equipos se formaron y eran los siguientes: Irene, Henry y Margi iban en un equipo. Nea, Anthony, el tal Kevin, y yo, en el otro. Pero ahí no terminó el debate, sino que comenzó otro por elegir el nombre de cada equipo. Margi e Irene querían denominarle como "Las gatitas Chanel", Henry se negaba rotundamente. Por otro lado, en nuestro equipo, Anthony optaba por "Hannah Montana forever" y Kevin prefería cualquier otro que no implicase boberías de Disney Channel.

¿Nea y yo? Nea y yo pasábamos de todo. Nos mantuvimos sentados en el sofá, observando, riendo y mirándonos a la vez cuando sacábamos la misma conclusión de algún comentario o de alguna acción de nuestros amigos. Ellos parecían estar en su salsa, parecía que habían discutido más veces, igualitos a las discusiones de amigos de toda una vida.

—No hagas eso —chasqueé mi lengua con molestia.

—¿El qué?

—Mirarla así.

—¿Qué? —Nea parpadeó y frunció el ceño con disimulo. O disimulaba fatal o a mí no me engañaba—. De qué hablas.

—Sabes de lo que hablo. Llevas dos minutos de reloj mirando a Irene.

—Boberías —bufó con nerviosismo.

—Solo somos amigos —admití con total sinceridad—. Ya te lo he dicho.

—Ya, como nosotros.

Comenzó a retirar su mano de la mía, revolviendo la suya. Ya se mostraba en modo tirante y arisco, empleando ese esquivo tono de voz. Reacciones consecuentes de los celos...

Estiré de nuevo mi solitaria palma, mirándola con fijación. Sus marrones ojos me miraron con una chispa de tristeza. Me entregó de nuevo su mano. La acaricié y besé en un intento de que esa mirada desapareciese. Si supiera lo que ella significaba para mí, esa inseguridad hacia Irene no florecería en su interior.

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora