v e i n t e

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Emilio movía su pierna a un ritmo constante, mientras sus manos sudaban excesivamente, no recordaba haberse sentido tan nervioso, como justo ahora. Parecía que llevaba una eternidad esperando a que el castaño saliera del baño, pero en realidad no habían pasado más que unos minutos.

— Alfa —susurró temerosamente Joaquín, aparentando lo que tenía en la mano.

El rizado se levantó rápidamente, con su corazón acelerándose aún más por la forma en la que le dijeron, después de casi cuatro años seguía emocionándose de la misma manera.

Así es ya habían pasado casi cuatro años de su boda. En este tiempo habían disfrutado demasiado de su matrimonio, cada uno se dedicaba a su carrera, Emilio ya solo tenía un trabajo para dedicarle más tiempo a su omega. Habían visitado y disfrutado de diferentes países, les gustaba mucho viajar juntos.

Aunque claro no todo fue color de rosa, también tuvieron discusiones, algunas más fuertes que otras. Sin embargo lo importante es que lograron solucionarlo.

Joaquín logró sobrellevar la muerte de su padre, pues era imposible superarlo, había fechas las vueles aún le afectaba demasiado, como el cumpleaños de su padre, él día que falleció y otras más. Pero en cada uno de sus bajones emocionales el alfa estuvo para él, apoyándolo como él lo hacía con la muerte de Lita.

— ¿En qué piensas? —preguntó el castaño, mordiendo su labio inferior, viendo perdido a su esposo.

— En lo lindo que ha sido nuestro matrimonio y lo feliz que me haces pequeño —contestó Emilio tomando de las mejillas al omega, haciéndolo sonrojar— Te amo demasiado jamás lo olvides.

— También te amo —susurró, con una pequeña sonrisa, escuchando los reclamos de su lobo.

— ¿Y entonces? —intrigó el rizado más que emocionado, separándose de su pareja, para que le diera la noticia.

Joaquín entregó el aparato de plástico a las manos del alfa, sintiendo su corazón detenerse al ver que lo giro viendo el resultado, esperaba una reacción diferente a que se dejara caer en la cama empezando a llorar. Se acercó a él, con el dolor en su pecho.

— Negativa —sollozo el mayor, contra el hombro de su pareja, no sabía ni como se sentía, estaba entre decepcionado, molesto y mucho más.

La pareja llevaba varios meses intentando ser padres, pero cada una de las pruebas habían salido negativas, como justo ahora. Era algo sorprendente pues ya habían pasado un celo juntos y muchas veces más haciéndolo normal desde que Emilio se había quitado el anticonceptivo y no lo lograban.

Quién primero tocó el tema fue el rizado, jamás impuso algo, simplemente le preguntó a Joaquín si ya se sentía listo para volverse padre, al principio dijo que no. Pero después de una larga platica de cómo serían las cosas y demás acepto el intentarlo.

— Está bien —susurró el castaño cuando los sollozos se detuvieron, casi por completo.

— No está bien, llevamos casi seis meses intentándolo y no pasa nada, sé que tú no querías, pero es momento de ir a una clínica de fertilidad, quizá alguno de los dos tengamos algo y al no saber no podemos solucionarlo o aceptar los hechos —dijo Emilio limpiando los restos de lágrimas.

Por un momento el omega palideció, sin embargo decidió solo asentir, hablarían de eso cuando estuvieran más tranquilos. Por lo que solo se concentró en abrazar a su pareja, odiaba verlo así.

[...]

Más tarde la pareja se encontraba acostados en la cama, desnudos abrazándose entre sí después de cenar algo, ver una película y por supuesto hacer el amor. El rizado aún estaba mal, pero se sentía mucho más animado, en compañía de su esposo.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora