c u a r e n t a y n u e v e

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Epílogo

Joaquin soltó un pequeño quejido intentando acomodarse mejor en el cuerpo de su esposo dispuesto a dormir otro rato, sin embargo supo que no podría al escuchar pequeños gritos detrás de la puerta.

— No frunzas el ceño pequeño —murmuró el alfa dejando un beso en los labios contrarios, el cual fue correspondido.

— Solo abrazame —pidió acurrucandose en el pecho de su esposo— Voy a querer panques —suplicó abultado sus labios, mirando como  le sonreían.

— Sí salí por todos tus antojos en la madrugada, cuando estabas embarazado, puedo prepararte tus panques favoritos —dijo Emilio acariciando la mejilla contraria— Además me gusta demasiado concentirte.

— Eres el mejor esposo —comentó suavemente el castaño, iban a unir sus labios sin embargo se detuvieron al escuchar como la puerta era abierta y cuatro pequeños cuerpos se lanzaban a la cama.

— Abuelos —gritaron todos los pequeños al mismo tiempo, comenzando a saltar en la cama, al menos hasta los hicieron acostarse en el centro de la cama para saludarlos.

Joaquín sonrió complacido, así es su hijos lo habían hecho abuelos y no sólo una ocasión sino cuatro. Aldo logró tener en su único embarazo un niño y una niña, realmente ellos querían tener más hijos sin embargo su vida estuvo en riesgo por lo que tienen prohibido tener otro. Mientras que Danna junto con su esposa había logrado tener dos niños.

Aún recuerda el día de la boda de ambos, Lucas con Yhojan se casaron un año después de terminar su carrera, fue una boda pequeña ya que decidieron invertir en una casa que quedaba prácticamente en frente de la de sus padres. Todavía se esperaron unos cuantos años para decidir tener hijos pues conocían el riesgo.

Anhí con la alfa se casaron en cuanto la última mencionada acabo la carrera, también se mudaron prácticamente en frente, ellas solo se esperaron un par de años para tener su primer embarazo y un año y medio después el segundo.

— ¿Qué pasó mis niños? —intrigó el rizado acariciando el cabello de sus nietos quienes le sonrieron.

— Queremos panques —murmuró la pequeña, abrazando a su hermano, gritando junto con sus primos cuando su abuelo asintió, saliendo todos de la habitación.

— Vez ahora no sólo tienes que preparar panques para mí —se burló un poco el omega, sonriendo cuando lo tomaron de la cintura para acercar sus cuerpos dedicándole una sonrisa, antes de besarlo.

— Me gusta concentir a mi familia —admitió Emilio, dejando un último beso antes de levantarse para quitarse la pijama y colocarse ropa normal, siendo seguido por su esposo para bajar a dónde están los demás.

Saludaron a Adriana la esposa de ella, a sus hijos y por supuesto a sus parejas, al castaño le fue imposible no colocar su mano sobre el vientre abultado de Anhí, sintiendo como se movia.

— Está muy inquieta ¿verdad? —intrigó Joaquín muy emocionado por su nueva nieta de parte de su hija.

— Sí, me duele bastante a veces —respondió la joven.

— Creeme el tan solo recordar como se movían estos dos me dan ganas de llorar, siempre pateaba mis riñones —recordó el castaño señalando a sus dos hijos.

— Yo ya lo viví así que no tienes que contarme, mis hijos también parecían luchadores —murmuró Aldo, acercándose a su esposo, quien le dio un beso en la frente.

— Bueno ahí no tengo nada que decir porque yo no los he sufrido —dijo Danna soltando una pequeña risita emocionada.

Tal como lo prometio Emilio preparo los panques para todos, mientras que los niños salían a jugar al patio de la cabaña, afortunadamente su esposo se apilado de él y le ayudo junto con sus hijos por lo que terminó bastante rápido, para así poder disfrutar de un desayuno en familia en sus vacaciones.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora